En memoria de Gisela Wiedermann

En memoria de Gisela Wiedermann
La esposa de García Rúa fue ejemplar compañera de un militante antifranquista
BONI ORTIZ
MIEMBRO FUNDADOR DEL AULA POPULAR «JOSÉ LUIS GARCÍA RÚA» Recuerdo a Gisela como una leona, territorial y dura de pelar. Cuando aquellos mozalbetes que éramos hace más de cuarenta años íbamos por su casa a ver a José Luis García Rúa, nos ponía un careto de no te menees. Pensaría con todo derecho: «Ya están aquí estos gañanes que lían al mi hombre»… Nosotros no teníamos nada que perder salvo «las melenas» y José Luis tenía un par de críos guapísimos que sacar adelante. Hacía poco que se habían mudado de Pedro Menéndez, detrás del Grupo Escolar Jovellanos, a Magnus Blikstad, frente a los Alsas. Estuviese donde estuviese la casa de Gisela y José Luis (como la de su madre, Pilar, en la calle del Príncipe), siempre era una casa abierta. En ella había un libro, una respuesta, un disco, una idea nueva o un plato de cocido para quien necesitase alimentarse. A José Luis ya lo habían echado, por «desafecto al régimen de Franco», de la Universidad de Oviedo, en donde impartía Latín, y de la Escuela de Comercio de Oviedo, donde daba clases de Alemán. Se ganaba la vida dando clases particulares en su casa y en la academia GCP, al principio de la calle Uría. Recuerdo que, durante una buena temporada, me dio por ir a buscarle a la salida y acompañarle hasta su casa. Íbamos charlando, Rúa tiraba de su bicicleta y alguna vez me decía: «Sigue caminando; nos vemos más allá». Él se paraba ante un escaparate y yo seguía para adelante. El asunto era que nos habíamos cruzado con Pedrosa, Novoa, «El Gitanu» o algún policía de la Brigada Político Social.




