Rebelión en Asturias

02/01/2014 por

Rebelión en Asturias

diasp_encinas

Félix Población
periodista y escritor

 

El año que se nos acaba de ir se cumplieron 35 desde que la editorial Ayalga, de tan eficiente labor en nuestra región, publicara ‘La revólte dans les Asturies’, el texto de creación colectiva que Albert Camus y tres jóvenes del Liceo de Argel escribieron en 1936 para conmemorar la insurrección obrera que tuvo lugar en octubre de 1934. De esta obra se ha dicho que el actor principal es el pueblo y la acción tiene como escenario la ciudad de Oviedo. “El decorado –según Camus– envuelve y presiona al espectador, le obliga a formar parte de una acción que los prejuicios tradicionales le llevarían a ver desde el exterior. No está delante de la capital de Asturias, sino dentro de Oviedo, y todo gira en torno a él”.

Aquella excelente edición se complementaba con un estudio del historiador y profesor de la Universidad de Oviedo David Ruiz, y un breve ensayo de José Monleón acerca del pensamiento político del dramaturgo francés, nacido en Argel, premiado con el Nobel en 1957. Las magníficas ilustraciones eran obra del pintor asturiano Miguel Ángel Lombardía. Corría el verano de 1979 y recuerdo especialmente ese libro porque por esas fechas me encontraba haciendo unos reportajes sobre la cultura en Asturias, que incluían –como no podía ser menos– la tarea editorial promovida por Ayalga.

Este pasado año también, el escritor y periodista Paco Ignacio Taibo II, que ya había trabajado en los años setenta sobre la llamada Revolución de Asturias con los testimonios en vivo de hasta 400 personas involucradas en aquellos hechos, completó aquella formidable labor de campo y aguda perspicacia periodística con una versión renovada, revisada y aumentada (casi 700 páginas) que con toda posibilidad ha de ser una de las más completas que se ha dado a conocer hasta ahora sobre aquel movimiento revolucionario: ‘Asturias, octubre, 1934′.

Para los que lean estas páginas –nos dice el autor de ese libro más que recomendable–, repletas de historias contadas por mineros, metalúrgicos, ferroviarios, oficinistas, albañiles, portuarios, taxistas, limpiabotas, costureras, pescadores, marinos, vidrieros, panaderos, ceramistas, electricistas, periodistas, “no quedará duda de la magia que genera una clase obrera organizada, increíblemente compacta, convencida de que se encuentra a las puertas de un mundo diferente y dispuesta al sacrificio personal, al valor hasta extremos de locura para lograrlo”.

Transcurrido ya el año 2013, en el que se cumplió además el centenario del nacimiento del escritor Albert Camus, es de lamentar que ‘La Rebelión de Asturias’ –todo un clásico durante años en las carteleras teatrales francesas–, haya estado ausente de la actividad cultural asturiana. Si se echa la vista más atrás, tampoco la perspectiva es muy halagüeña, pues aparte del montaje representado por el Centro Asturiano de Málaga en 1994 y algunas lecturas dramatizadas que tuvieron lugar con el patrocinio de un par de municipios de la cuenca del Nalón en 2006, una función teatral montada con una cierta ambición y celo profesional sobre esa gran obra sigue siendo una deuda pendiente en y con Asturias. Hubiera sido una magnífica oportunidad haberlo hecho en 2013.

El historiador David Ruiz iniciaba hace 35 años su estudio publicado por Ayalga con una frase atribuida al musicólogo y escritor francés Romain Rolland, según la cual “desde la Comuna de París no se había visto nada tan hermoso como el movimiento revolucionario de Asturias”. Es de recordar también que fue Albert Camus quien dijo: “Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, golpeado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”. Ni siquiera en la memoria escénica de nuestra región, habría que añadir, a la vista del deplorable olvido que aquí me he permitido constatar.

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“Manuscrito de un superviviente”

27/11/2013 por

“Manuscrito de un superviviente”

Ahaztuak 1936-1977, – 26 noviembre 2013

1450954_547159265377052_291069587_nTestimonio escrito de Felipe Matarranz, “José Lobo” y de su trayectoria vital de luchador antifascista desde 1936 hasta hoy día

NUEVO LIBRO DE LA COLECCIÓN “IZARREN HAUTSA” DE AHAZTUAK 1936-1977 DE PRÓXIMA EDICIÓN

“MANUSCRITO DE UN SUPERVIVIENTE”

Testimonio escrito de Felipe Matarranz, “José Lobo” y de su trayectoria vital de luchador antifascista desde 1936 hasta hoy día.

Miliciano en 1936, guerrillero de la “Brigada Machado”, militante comunista clandestino, preso político, luchador por la Memoria… Uno de los nuestros.

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¿La Revolución proletaria de 1934 tuvo alguna oportunidad de triunfar?

18/11/2013 por

Paco Ignacio Taibo II acaba de publicar una nueva versión de ‘Asturias. Octubre 1934’, una obra que analiza la revolución obrera a través de los testimonios de cerca de 400 supervivientes.

AJEJANDRO TORRÚS Madrid 17/11/2013

Mineros asturianos en 1934

Mineros asturianos en 1934

En 1934, la palabra que mejor definía el estado de ánimo de la inmensa mayoría de los españoles era el «desencanto», argumenta Paco Ignacio Taibo en la nueva versión de su obra ‘Asturias. Octubre 1934’. «La República festiva, el cuento de hadas, la inyección de optimismo que se había producido colectivamente en la mayoría de los españoles el 14 de abril de 1931, había dejado en su lugar una turbia nube de desesperanza. La República de 1934 era la República del desencanto para millares de españoles», argumenta Taibo.

En noviembre de 1933, la coalición republicano-socialista se había desintegrado cayendo en pedazos del Gobierno para, «tras unas elecciones teñidas por el desencanto» y por «los colchones y los chorizos» repartidos por la derecha para ganar votos, ceder el lugar a una coalición de partido de centro derecha apoyados por los diputados de la derecha clerical más reacciones, la CEDA: Confederación Española de Derechas Autónomas.

El líder de la CEDA, José María Gil Robles, no había dejado dudas en su campaña electoral de su escasa simpatía por la democracia: «La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado. Llegado el momento, el Parlamento se somete o le hacemos desaparecer», declaró Gil Robles en un mitin, añadiendo: «Si vamos a labrar un mundo nuevo no es mucho pedir que se desangre esta sociedad, si es que de ella ha de salir la salvación de la generación futura».

Es en esta España desencantada donde Taibo inicia su relato sobre la Revolución de 1934. No obstante, su obra se centra en la región que más cerca estuvo de conseguir la victoria aquel mes de octubre: Asturias. Y es que, según argumenta el escritor, Asturias era una excepción en España. «El movimiento obrero había conseguido una unidad histórica y el nivel de respuesta social era altísimo. Asturias era una región donde en respuesta a la represión del levantamiento socialista de Viena, se había convocado una huelga general a la que respondieron 9.000 mineros el 19 de febrero de 1934», escribe.

La revisión incluye nuevos datos y testimonios de los quince días que duró la revolución

De esta Asturias revolucionaria, obrera y soñadora trata la obra Asturias, octubre 1934, de Paco Ignacio Taibo II, que ya fue editada en los años 70 y que vuelve a ver la luz con más datos, más testimonios y más detalles de una investigación que llega a la minucia, al detalle extremo, a reconstruir las sensaciones de la calle, de las fábricas, de las minas y a reproducir los diálogos de lo que fueron quince días de revolución. Quince días en los que cientos de miles de trabajadores creyeron encontrarse a las puertas de un mundo diferente y no dudaron en ofrecer cualquier sacrifico personal para avanzar en el «inevitable destino de clase obrera».

La investigación de Taibo crea una historia coral desde el punto de vista de los revolucionarios. Una historia que recupera la épica revolucionaria y que llena las páginas de la experiencia y de las ilusiones, en primera persona, de mineros, metalúrgicos, ferroviarios, albañiles, portuarios, taxistas, limpiabotas, costureras, marinos, vidrieros, panaderos, ceramistas, electricistas y periodistas. Una clase obrera desencantada con el giro reaccionario de la República y que aún creía que el futuro era para ellos.

Sin embargo, ¿era posible creer en un triunfo de la Revolución a nivel estatal o la Revolución se estaba lanzando al vacío hacia una muerte segura? El escritor Taibo analiza en diez circunstancias las posibilidades de éxito de una Revolución en el octubre de 1934 tratando de hacer un balance con los elementos con los que se contaba en aquellos días y no con la información actual. Su conclusión: «Todo es posible. Pero era difícil, muy difícil».

1.- No hay vacío de poder.

No existe una crisis revolucionaria en el sentido de que no hay un vacío de poder. No hay tampoco una profunda descomposición del Gobierno aunada a una incapacidad para mantener las riendas del Estado. Es más, se puede decir que el desgaste sufrido por la coalición de partidos de derecha no ha sido excesivo en un año de gobierno e incluso la coalición está ahora más unida que antes debido a los choques contra el movimiento obrero. Además, «el Gobierno no está aislado y tiene una base social real en amplios sectores de la clase media católica».

2.- El aparato represor está casi intacto.

La primera línea del aparato represivo-militar del Estado, la Guardia Civil-Guardia de Asalto, «se ha fogueado en su pequeña guerra civil cotidiana» contra los movimientos obreros, campesinos y mineros que se desarrollan en todo el Estado. «Se han aislado del pueblo creando un mar de odio como frontera». El ejército, asimismo, no está influenciado por la propaganda revolucionaria. «Aún es pronto para que repercuta sobre los reclutas la experiencia represiva sufrida en sus pueblos y ciudades, por su padres y sus hermanos». Además, insiste el autor, «puede que este Ejército sea endeble desde el punto de vista represivo, soldados indecisos, mandos mediocres; pero cuenta con la reserva de los oficiales y las fuerzas de África, los profesionales de la guerra».

3.- La clase trabajadora no está unificada.

La Alianza Obrera ha fracasado como proyecto. Con la excepción de Asturias, no se ha logrado unificar todas las fuerzas obreras en ninguna otra parte de España. Incluso las Alianzas, donde integran al PSOE-UGT junto con fuerzas minoritarias: BOC, IC, sindicalistas escindidos de la CNT, no son verdaderos aparatos de coordinación. La insurrección a escala nacional depende del PSOE marginando a la CNT y al PC.

4.- Dentro del PSOE reina la ambigüedad

El ala izquierda del Partido Socialista, liderado por Francisco Largo Caballero, no rompe definitivamente los lazos con la posición intermedia que representa Prieto, que defiende utilizar la revolución como un instrumento de presión en el juego político parlamentario de la democracia burguesa. «A pesar de que se habla claramente de revolución social, por ahí se oyen voces de huelga general limitada», agrega el autor, que señala que los cuadros no lo tienen claro, tienen dudas y algunas piensan que no se han quemado todos los cartuchos antes de protagonizar una revolución.

5.- El ideario revolucionario no tiene un proyecto claro

«Ante las grandes masas de muchas regiones de España, el proyecto revolucionario no tiene credibilidad o no tiene imagen clara», escribe Taibo. En los sectores influidos por el anarcosindicalismo se piensa que los socialistas no se lanzarán a una Revolución y en otras muchas provincias «no está claro el objetivo de una movimiento revolucionario: ¿detener el fascismo? ¿Salvar la República? ¿Hacer la revolución social?». El contenido del programa de octubre no es explícito. El propio aparato socialista no lo ha definido.

6.- El campo no está organizado

«Si bien el movimiento obrero se ha movilizado, ha calentado el suelo bajo sus pies y ha fortalecido su organización, en el campo reina la desorganización y el caos», opina el autor. La derrota de la huelga campesina de junio, la ausencia de una posterior agitación revolucionaria, mantiene a los trabajadores agrícolas a la defensiva. Orgánicamente la FNTT (Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra-UGT) ha quedado seriamente dañada. «Si bien los millares de campesinos que combatieron en junio se han radicalizado, si bien la situación general es explosiva, el movimiento se encuentra en reflujo», apunta Taibo.

7.- No hay una violencia creciente

Para iniciar la revolución se ha elegido como primera acción de choque un enfrentamiento militar, sin desarrollar una graduación de acciones que fuera incorporando a cada vez más trabajadores y más capas de la población. De hecho, la táctica dominante en el movimiento obrero ha sido sostenido por Largo Caballero y el equipo madrileño del PSOE, que trataba de limitar las luchas parciales buscando no desgastar al movimiento en enfrentamientos inútiles contra ‘el enemigo’ que solo podía causar bajas. La única excepción a esta estrategia fue Asturias, que en apenas unos meses de 1934, los trabajadores habían convocado hasta seis huelgas generales. Esta movilización ha consolidad las fuerzas obreras, ha fortalecido los vínculos entre las diferentes organizaciones y ha generado, hasta ciertos límites, un cierto sistema de comunicación y complicidades.

8.- No hay un proyecto insurreccional

La revolución no tiene un plan definido de cómo debe ser la insurrección armada. Se depende del éxito de Madrid para la futura coordinación de los sectores donde la insurrección haya triunfado. No se han creado planes específicos para impedir el acceso a la Península del ejército del África. No hay coordinación entre las regiones y los planes actuación aprobados son «parciales». El supuesto mando militar, el llamado Comité Revolucionario, no tiene experiencia militar, ni siquiera una mínima experiencia conspirativa formada en la clandestinidad. Tampoco se dispone de un análisis riguroso sobre cual sería la respuesta europea al movimiento revolucionario.

9.- Las armas son escasas

Hay provincias donde el armamento se reduce a cien pistolas y un montón de viejas escopetas. La ofensivas del ministro de Gobernación (1934) Rafael Salazar Alonso del Partido Radical de Lerroux ha logrado privar al movimiento de dos depósitos importantes de armas. Exceptuando Madrid y Asturias, en ningún otro lugar de España hay fusiles suficientes para poder plantearse combates contra el Ejército en condiciones de triunfo. «Se depende por tanto del triunfo del golpe de mano, de la victoria sorpresiva en el asalto a los cuarteles», añade el autor.

10.- No hay factor sorpresa

La fecha que se fijan los revolucionarios para iniciar la revolución la marca el ‘propio enemigo’. La revolución debe comenzar en el mismo momento en el que la CEDA ingrese en el Gobierno. Por tanto, el Estado, que preveía una huelga general para ese día, tenía en vigilancia al aparato represor.

Conclusión

«Éste es el estado física del fantasma revolucionario que recorre España: en estas diez debilidades reside su posibilidad de muerte. Pareciera como si la Revolución estuviera dependiendo para triunfar de un centenar de situaciones afortunadas que tendrían que darse en un breve espacio de tiempo, un día, unas horas. Parece que la Revolución tan anunciada, tan esperada, no logra librarse de los lastres que el PSOE ha heredado de su pasado», argumenta Taibo, que añade que, sin embargo, decenas de millares de trabajadores esperaban la orden, querían la orden y permanecían ocupando sus horas de insomnio esperando la orden que vendrá.

«Si la insurrección triunfa en Madrid… Si los suboficiales se suman en algunos puntos de España… Si la base aérea de León… Si el ejército se desmorona ante la participación masiva de los trabajadores… Si la CNT se suma decididamente desde el primer momento… Si se crean algunos focos de poder sólidos en zonas de fuerte concentración industrial como Asturias o el País Vascos… Si se levantan los campesinos en una inmensa guerra de clases… Todo es posible. El que no lo crea, basta que se detenga un instante en la puerta de esas casas que albergan a las sociedades obreras, que observe fijamente las caras enfebrecidas, la fe que desborda, que inunda, que llena el aire. Todo es posible. Pero es difícil, muy difícil», concluye el autor su reflexión.

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Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.

29/10/2013 por

Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.

 Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.
La destrucción del cinturón de fortificaciones de Oviedo: la piqueta contra la Historia.
Una breve aproximación a los ejemplos francés e italiano.
“Para un Estado social y democrático de derecho el desarrollo de la cultura es un objetivo de primer orden, y por ello el deber de garantizar la conservación y promover el enriquecimiento del patrimonio cultural, cualquiera que sea su régimen y titularidad, se convierte en uno de los presupuestos más importantes de los principios superiores del ordenamiento jurídico”.
De este modo comienza el preámbulo de la Ley 1/2001 de 6 de marzo referente a las Normas reguladoras del Patrimonio Cultural que establece dos categorías superiores de protección, comunes a bienes muebles e inmuebles. Por un lado, la de los Bienes de Interés Cultural, la de mayor rango, coincidente con la definida por la Ley del Patrimonio Histórico Español, proporcionando el régimen jurídico de protección más intenso. Por otro lado, con un régimen de protección de menor intensidad se creaba la categoría de los bienes incluidos en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias. Así mismo, y con el objetivo de dar la necesaria publicidad, se crea el llamado Registro de Bienes de Interés Cultural de Asturias y el Inventario del Patrimonio.
En su artículo 1, se hace saber que la Ley tiene por objeto: “La conservación, protección, investigación, enriquecimiento, fomento y difusión del Patrimonio Cultural de Asturias, de manera que pueda ser disfrutado por los ciudadanos y transmitido en las mejores condiciones a las generaciones futuras”.
De igual modo, el artículo 1 señala que: “Integran el Patrimonio Cultural de Asturias todos los bienes muebles e inmuebles relacionados con la historia y la cultura de Asturias que por su interés histórico, artístico, arqueológico, etnográfico, documental, bibliográfico, o de cualquier otra naturaleza cultural, merecen conservación y defensa a través de su inclusión en alguna de las categorías de protección que al efecto se establecen en la presente Ley, o mediante la aplicación de otras normas de protección contempladas en la misma”.
Leyendo el preámbulo, sus 114 artículos y sus disposiciones adicionales, transitorias y finales, nos encontramos con un verdadero catálogo de buenas intenciones que a nuestro juicio queda viciado ya en su artículo 1 cuando se habla del interés histórico, arqueológico, etc., para incluir en el citado Patrimonio Cultural de Asturias un determinado bien mueble o inmueble. Porque la pregunta es evidente: ¿Son verdaderamente objetivos los criterios que siguen las distintas administraciones a la hora de considerar lo que se debe y lo que no se debe incluir?. No lo parece a tenor de lo sucedido en Asturias en los últimos años. Ya se ha hecho referencia en este Blog a la destrucción de las fortificaciones republicanas que se encontraban en el entorno del nuevo hospital de Oviedo, arrasadas por la piqueta de la ignorancia del concejal de urbanismo de turno. Para hacer aún más sangrante su demolición, en la actualidad, los terrenos donde se situaban son ocupados por un parque. ¿Nadie pensó en integrar el conjunto en dicho parque, y tener así, con los correspondientes paneles explicativos, una lección de historia al aire libre?
Fortificaciones republicanas en Oviedo actualmente destruidas. Fotografía tomada en junio de 2007 por Pedro Alonso.
Pese a los esfuerzos y el buen hacer de asociaciones como ARAMA, el nulo interés, en ocasiones, de las administraciones locales y regional, posibilitan estos desmanes. Más aún cuando el artículo 11 de la Ley indica claramente que existe la posibilidad de declarar de interés cultural un bien inmueble considerado como Sitio Histórico, entendiendo como tal los lugares vinculados a acontecimientos de interés histórico singular, a tradiciones populares o a creaciones culturales relevantes.
¿Cómo afrontan nuestros vecinos europeos todas estas cuestiones?. Cualquiera que haya atravesado Francia en automóvil se habrá dado cuenta del mimo con el que en este país se trata todo lo relacionado con su pasado, y de manera particular aquellos lugares en los que sus conciudadanos lucharon y perdieron la vida. Verdún es un ejemplo. Desde el fuerte Douaumont, capturado por los alemanes al comienzo de la batalla, hasta todo el sistema de trincheras que atravesaban los bosques, pasando por el osario de Douaumont y el cementerio militar, el pueblo destruido de Fleury y, por supuesto, el memorial de Verdún, un magnífico museo de la Primera Guerra Mundial. Puede consultarse al respecto la página www.en.verdun-tourisme.com.
También en Italia, país del que se suele tener una imagen de caos permanente debido a sus continuas crisis políticas, existe un grado de conservación y respeto hacia esos lugares de memoria colectiva. Pueden venirse abajo las ruinas de Pompeya y de Herculano, o encontrarse en un estado de abandono terminal el anfiteatro romano de Cagliari, pero el respeto hacia sus muertos es casi reverencial. Destacan aquí las construcciones existentes en el monte Grappa (http://www.montegrappa.org/mausolei/mausolei.php) con sus mausoleos, sagrarios y cementerios, acogiendo los restos de soldados italianos, austriacos y húngaros, en lo que fue una zona de intensos combates durante la Primera Guerra Mundial. Por supuesto, perdura en Italia el recuerdo y el respeto por aquellos lugares  en los que la Segunda Guerra Mundial dejó su rastro. Así sucede, por ejemplo, en la pequeña localidad de Marzabotto, al sur de Bolonia, que vio como entre los días 29 de septiembre y 5 de octubre de 1944 las tropas alemanas, en especial las Waffen-SS, masacraban a casi mil personas según los datos más recientes. Dar un paseo por Marzabotto supone encontrarse con el testimonio de lo sucedido y con el homenaje a sus vecinos asesinados, siendo de visita obligada el mausoleo allí existente. En la página web del municipio, www.comune.marzabotto.bo.it existe un apartado denominado La storia e la memoria, en el cual se explica al visitante lo sucedido en 1944.
Ni qué decir tiene que todas las ciudades y pueblos de Italia están salpicados por el recuerdo a sus muertos. Así, abundan las placas en recuerdo a los partisanos caídos durante la ocupación alemana o a los judíos asesinados o perseguidos por las leyes raciales del gobierno fascista italiano.
Homenaje de la ciudad de Módena a los partisanos caídos en la Segunda Guerra Mundial. Fotografía tomada en julio de 2008 por Pedro Alonso.
Incluso en los antiguos países del bloque soviético, como es el caso de Hungría, según nos cuenta el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, el ayuntamiento de Budapest decidió crear un parque de memoria, inaugurado en 1993, en el que se muestran algunos de los monumentos más representativos de la época comunista, proporcionando al visitante, en su opinión, “una excelente oportunidad, casi única en el mundo, de procesar visualmente una parte del pasado traumático más reciente y de analizarlo críticamente” [1]
Parece evidente, a través de estos ejemplos, que el concepto que algunos de nuestros países vecinos tienen respecto a la conservación del patrimonio histórico está varios pasos por delante del que se puede apreciar en España en general y en Asturias en particular, existiendo entre nosotros un retraso claro en el desarrollo de una conciencia colectiva de respeto, conservación y estudio de aquellos lugares de interés histórico en los que sucedieron acontecimientos destacados de nuestro pasado. Más aun si se habla de cuestiones relacionadas con la Guerra Civil, tema espinoso en el que se sigue utilizando, en ocasiones, la Historia como arma arrojadiza.
No quisiéramos finalizar este artículo sin mencionar un ejemplo sangrante, de los muchos que existen en Asturias, acerca de la dejadez de las instituciones con nuestro patrimonio cultural, y no sólo con el relacionado con la Guerra Civil. Cerca del pueblo de Naves, en el concejo de Llanes, se encuentra en un estado de calamitosa ruina lo que fue el monasterio de San Antolín de Bedón, siendo la iglesia lo único que queda en pie del antiguo monasterio benedictino construido a principios del siglo XIII. De poco ha servido que ya en 1931 fuese declarado Bien de Interés Cultural y Monumento, así como que la Ley actualmente en vigor lo proteja, si el legislador mira hacia otro lado y prefiere no invertir en conservar un patrimonio de todos los asturianos que está a punto de desaparecer comido por la vegetación.
San Antolín de Bedón. Fotografía tomada en octubre de 2013 por Pedro Alonso.
No es sencillo dar una explicación de por qué aquí la piqueta se suele imponer a la Historia. Puede que si los responsables políticos conocieran como gestionan en algunas zonas de Europa su pasado, entenderían que la conservación del patrimonio cultural, tanto si se trata de un templo románico o de una casamata de 1936, no es sólo una obligación moral, sino una necesidad vital para que las gentes de un determinado territorio no pierdan el recuerdo de aquello que una vez ocurrió, siendo capaces de entender mejor su presente.

[1]   Puede leerse el artículo completo en el diario El País de 25 de octubre de 2011
http://asociacionculturalclio.blogspot.com.es/2013/10/acerca-de-la-conservacion-del.html
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Capellín: «El recuerdo de Quintana sigue ahí; fue un héroe del pueblo»

08/10/2013 por

Capellín: «El recuerdo de Quintana sigue ahí; fue un héroe del pueblo»

El escritor y realizador presentó en Sama su documental sobre la figura del guerrillero antifranquista mierense

28.09.2013 | 03:08

Asunción Naves, de «Les filanderes», y Capellín, ayer, en el cine Felgueroso.

Asunción Naves, de «Les filanderes», y Capellín, ayer, en el cine Felgueroso. fernando rodríguez

Langreo, M. Á. G. Adolfo Quintana era un joven mierense popular, bien parecido y autodidacta que una mañana de marzo de 1947 tuvo que saltar por la ventana de su casa y echarse al monte. Paradójicamente lo hizo con su mejores galas. La fuerzas de represión franquista, que habían asesinado a su padre, fueron a buscarle a la boda de su hermana. Quintana les convenció para que esperaran a la conclusión de la ceremonia y después, le acompañaran a casa para poder cambiarse. Aprovechó un descuido para fugarse y unirse a la guerrilla. Vivió tres años más.
Lo cuenta Luis Felipe Capellín en el documental «Guerrillero Quintana», que ayer fue proyectado en el cine Felgueroso de Sama, con la organización de «Les Filanderes». «La figura de Quintana me atrapó desde chaval, desde la primera vez en que Horacio Fernández Inguanzo me habló de él. Estuvo tres años en el monte pero se convirtió en un héroe del pueblo, alcanzó mucha fama», asegura Capellín, para añadir: «Ha pasado medio siglo y Quintana sigue ahí, muy presente en el Caudal. Hay gente que te cuenta que, de chavales, en lugar de jugar a policías y ladrones, jugaban a que eran Quintana y contra las fuerzas franquistas».
Capellín, que combina su faceta de escritor con la de escritor con la de realizador de documentales, tenía claro que la historia de Quintana debía ser contada. «Lo tenía guardado dentro desde hace años y sentí que ya estaba preparado para hacerlo. No soy Spielberg, pero creo que ha quedado bien y la verdad es que el documental está teniendo una acogida muy buena».
El autor de la cinta grabó más de cinco horas de testimonios de una veintena de personas (familiares, vecinos, antiguos enlaces…) que finalmente se quedaron en 55 minutos de proyección: «Es una de las cosas que más me duele. Haber tenido que cortar algunos de los testimonios recogidos. Me llamó la atención que algunas personas me dijeran todavía que era peligroso meterme en esto; ves que el miedo sigue latente».
En la cinta, Capellín asegura que no ha escondido nada, «ni lo bueno ni lo malo». «Quintana fue una persona muy querida y popular, alegre, audaz, valiente y autodidacta. Pedía a los enlaces que incluyeran libros en los pedidos que hacían. Pero también mató a una persona y tuvo que recurrir al llamado impuesto revolucionario para sobrevivir; era un hombre de su tiempo al que le tocó una época difícil». Quintana cayó en 1950, abatido junto a Ángel Díaz «El Canario».
El responsable del documental reconoce que su mayor satisfacción ha sido que la familia ha mostrado su satisfacción con su trabajo: «Creo que si Quintana viviese me habría dicho: bien hecho chaval. A mí eso me basta».

http://www.lne.es/cuencas/2013/09/28/capellin-recuerdo-quintana-sigue-heroe/1475369.html

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Burgos: «Manolé fue clave en la Revolución del 34 y en la guerra»

08/10/2013 por

Burgos: «Manolé fue clave en la Revolución del 34 y en la guerra»

El libro «Cartas a Óscar», presentado en La Felguera, recoge correspondencia del histórico militante Manuel Grossi Mier
 04-10-201
Burgos:

Burgos: «Manolé fue clave en la Revolución del 34 y en la guerra»

Langreo, J. A.VEGA

Cartas íntimas, reseñas de lo que acontecía en la vida nacional e internacional, pero también mirada a lo local con recuerdos de la vida mierense en los años anteriores a la Revolución del 34. Todo tiene cabida en «Cartas a Óscar» escritas por el histórico militante asturiano Manuel Grossi Mier, conocido como Manolé. El libro fue presentado en la Casa de Cultura «Alberto Vega» de La Felguera, en un acto organizado por la Fundación Andreu Nin de Asturias, en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. En la presentación participaron Fernando Fernández, miembro de la Fundación, y Ernesto Burgos, historiador y editor del libro. Fernando Fernández realizó un rápido recorrido por la trayectoria de Manolé, recordando que fue militante del Bloque Obrero y Campesino de Asturias, con un papel destacado en la Revolución del 34 y en la Guerra Civil hasta su exilio en Francia. Fernández apuntó que el libro recoge correspondencia con Óscar García, su amigo de infancia y juventud, entre 1976 y 1982, y que la edición ha sido posible gracias a la Fundación Andreu Nin de Asturias y el Ayuntamiento de Mieres.

Ernesto Burgos, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, señaló que es una selección de 20 cartas que Manolé escribió desde el exilio a su amigo Óscar García. La familia de Óscar hizo llegar al historiador las cartas que éste había guardado y con el permiso de las dos familias ha hecho una selección de veinte que están acompañadas de una selección fotográfica cedida por Germinal Grossi, hijo del histórico militante. Burgos comentó que las cartas van dirigidas a un amigo y no se pensaron para que las leyera nadie más, por lo que son sinceras y carecen de la autocensura a la que se someten los textos que están escritos para ser publicados. El editor indicó que el libro tiene un doble valor porque sirve para recordar Octubre de 1934 y la llamada Transición democrática. Destacó el análisis que Manolé va haciendo y que «cobra con el tiempo una vigencia que parece hasta extraña». En sus comentarios hay crítica a la evolución de los partidos, el «carrillismo», el «felipismo», la UCD y un análisis «desde la perspectiva del viejo luchador que nunca abandonó su compromiso, la evolución de la izquierda durante la transición española».

Ernesto Burgos reivindicó en su intervención a Manuel Grossi Mier, «una talla de persona con otra pasta, que representa una idea y una honradez que atraía a la gente». Recalcó que «Manolé transciende la historia de un personaje local porque, además de ser un personaje clave en la Revolución de 1934, los comienzos de la Guerra Civil en Cataluña no se entienden sin su presencia». Y es que Manolé fue uno de los dirigentes de la columna Lenin formada en Barcelona con militantes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) cuya trayectoria aparece reflejada en la película «Tierra y Libertad» del director británico Ken Loach.

Tras la presentación del libro se proyectó el documental «A Grossi, Manolé, un héroe revolucionario» que recoge las imágenes del homenaje y descubrimiento de un monolito en su honor, celebrado el pasado mes de mayo en Mieres. Los actos de homenaje continúan y el domingo 6 a las 13.00 se realizará una ofrenda floral a los pies del monolito que está ubicado en la Plaza de los Antiguos Juzgados de La Villa en Mieres. En el acto se leerá una carta de Germinal Grossi, hijo de Manolé.

http://ocio.lne.es/agenda/noticias/nws-229336-burgos-manole-fue-clave-revolucion-34-guerra.html

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