Iglesias rompe su silencio
Iglesias rompe su silencio
REPORTAJE: El ex coordinador de IU insta a la izquierda a dejar de ser «una máquina electoral» para conectar con la sociedad y anuncia una propuesta para crear un museo de la guerrilla

/ / LA TEJERA (LANGREO)
AJoaquín Fernández, Joaco de Polio, sólo le falla un poco el oído, pero, a sus 97 años, intenta mantener intacta su memoria. Para no olvidar. Para recordar que los ideales por los que luchó contra la represión de la dictadura franquista no se quedaron en las cunetas, donde acabaron cientos de compañeros.
Sentado en primera fila, sonreía orgulloso al ver cómo más de 300 personas aplaudían a Gerardo, el primo de su mujer, cuando explicaba que “todavía dolían las heridas porque no se habían cerrado” y anunciaba que, junto a Eduardo Castiello y Eustaquio Concheso, propondrán al presidente del Gobierno regional, Francisco Álvarez-Cascos, la creación de un museo de la guerrilla asturiana. Porque ese era el mejor homenaje que les podía rendir, a él y a todos sus compañeros guerrilleros fallecidos y a los que se jugaron la vida sirviendo de enlaces con los maquis, mientras, emocionado, era abrazado por sus viudas, hijos y nietos en La Tejera. Para él era Gerardo, el hijo de Gumersindo y Priscila. Para el auditorio su nombre llevaba apellido. Era Gerardo Iglesias, la referencia de la izquierda, el secretario general del PCE, fundador y coordinador general de Izquierda Unida (IU) y el minero que, tras un accidente laboral, se retiraba de la primera línea de la vida política y pública de forma discreta, como a él le gustaba.




