90 años del «audaz» atraco de Gijón: El 1 de septiembre de 1923, Buenaventura Durruti encabezó el asalto a la sucursal del Banco de España

02/09/2013 por

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90 años del «audaz» atraco de Gijón

01.09.13 – 01:40 –

MARCO MENÉNDEZ | GIJÓN.
La banda ‘Los Solidarios’ asesinó al director de la entidad y se apoderó de 565.525 pesetas, el botín más importante hasta entonces
El 1 de septiembre de 1923, Buenaventura Durruti encabezó el asalto a la sucursal del Banco de España

El 1 de septiembre de 1923 Gijón fue escenario de lo que EL COMERCIO calificó entonces como el «sensacional y audaz» atraco del Banco de España. El botín; 565.525 pesetas (unos zapatos costaban 40 pesetas, una Harley Davidson, 3.500; un menú en el Club de Regatas, 7,5; un kilo de bonito, 3, y el primer premio de la Lotería Nacional del sábado era de 10.000 pesetas al décimo). El cabecilla de la banda era José Buenaventura Durruti, conocido anarquista y, años después, uno de los más destacados mandos de las milicias republicanas en la guerra civil.

Pero el que estaba considerado como el más importante robo a un banco hasta entonces cometido en España se había cobrado un precio muy alto, como fue la vida del director de la entidad bancaria, Luis Azcárate Álvarez.

Cronistas de la época se habían quejado de la falta de seguridad en la España de aquellos años y de la aparición de ‘pistoleros’ a imagen de las bandas de forajidos que aparecían en las cada vez más populares películas americanas. Producto de ello y con una ideología marcadamente anarquista, campaba a sus anchas la banda llamada ‘Los Solidarios’, encabezados por Durruti.

Todo empezó a las nueve menos cinco de la mañana de ese día, cuando entró en el Banco de España, situado en la calle de Jovellanos, un hombre para cambiar un billete de 50 pesetas. Acto seguido, entraron varios individuos que apuntaron con pistolas a los empleados y les conminaron a que les entregaran todo el dinero. En un primer momento se apoderaron de un saquillo con monedas de platas pero, debido a su ex cesivo peso, decidieron centrarse en los billetes.

El director de la sucursal, Luis Azcárate Álvarez, se encontraba en el piso superior del edificio y, al oír el alboroto, bajó rápidamente las escaleras topándose con uno de los atracadores que le espetó: «Si avanzáis un solo paso sois hombre muerto». Azcárate se abalanzó sobre el pistolero y, tras unos minutos de forcejeo, sonó un disparo y cayó malherido. Los médicos le apreciaron «herida de arma de fuego, con entrada en el carrillo izquierdo, a la altura de la oreja y salida por la parte lateral posterior del cuello». Fallecería tres días después.

Una vez los bandidos se apoderaron del dinero, se dirigieron a un coche Jofferre, de color gris, matrícula O-434, que les esperaba en la calle de Begoña. Al tiempo, dispararon a un guardia de seguridad que se aprestaba a detenerles, haciéndole guarecerse en un portal, pues su arma se encasquilló. Los atracadores huyeron por la calle de Begoña hasta la de Covadonga, donde tomaron dirección hacia Oviedo.

Tiroteo en la capital

A primeras horas de la tarde fue encontrado el coche abandonado en Venta de Puga y la Guardia Civil rápidamente detuvo a su propietario, al tiempo que se sospechaba que la banda se encontraba escondida en el Naranco. Pero nada más lejos, pues estaban escondidos en una pensión de la ovetense calle de Covadonga, donde el 7 de septiembre fueron descubiertos y se emprendió un fuerte tiroteo. Producto de toda la persecución, uno de los atracadores resultó muerto (Eusebio), un sargento de la Benemérita herido y el resto de la banda, detenida. Eran José Buenaventura Durruti, de León y apodado ‘Boina’; Aurelio Fernández Sánchez, de Oviedo y apodado ‘Jerezano’ o ‘Asturiano’; otro individuo apodado ‘el Catalán’, Gregorio Martínez Gazán, de León y apodado ‘Totó’, el chófer García Vivancos, y Rafael Torres Escartín, de Huesca.

Los autores del primer gran atraco a mano armada en un banco español no estarían demasiado en la cárcel, tan sólo unas jornadas. Doce días después del atraco, el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, el general Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado e impuso a la nación el mando de un directorio militar. La incertidumbre de ese cambio político provocó inseguridades legales y los autores del atraco lograron salir de la cárcel y huir a Argentina y Chile. A partir de entonces, Buenaventura Durruti forjó su carrera en el anarquismo durante la Segunda República y en la guerra civil.

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