TAMÓN, UN SOLDADO EN LA MEMORIA

15/03/2015 por

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TAMÓN, UN SOLDADO EN LA MEMORIA

El ultimo deseo de una vecina del concejo de 84 años es encontrar los restos de su padre, republicano fusilado durante la guerra civil cerca de Covadonga.
                                        
                                          
 
  “ No me matéis que tengo tres rapacinos”. Esas fueron las ultimas palabras de Ángel Busto Vega, vecino de Tamón ( Carreño ) antes de ser fusilado junto a varios compañeros republicanos a manos del ejercito franquista cerca de la Cruz de Priena, en las montañas de Covadonga, probablemente a finales de septiembre de 1937.
Sesenta y ocho años después de aquel suceso, Hortensia Busto González, la pequeña de aquellos tres “ rapacinos” que ahora cuenta con 84 años, quiere cumplir un ultimo deseo vital: saber que fue de su padre y donde descansan exactamente sus restos mortales. Para ello cuenta con la ayuda de su nieta, Verónica Vicente, que lleva cinco años investigando el paradero de su bisabuelo, sin éxito. Todo lo que tiene es el testimonio de un compañero de Ángel, vecino de Solís ( Corvera de Asturias ) que aquel fatídico día logro escapar del pelotón de fusilamiento tirándose monte abajo. Este vecino ya fallecido, fue quien escuchó sentida frase final de Busto Vega.
“ siempre quise saber lo que le ocurrió a mi padre, pero no me atrevía a preguntarle a mi madre, Elvira González Blanco, por no disgustarla”, explica Hortensia. “ solo se que trabajaba descargando barcos en El Musel de Gijon y cuando comenzó la guerra el tenia 34 años y lo llamaron a filas combatió a comienzos de la guerra civil con el ejercito republicano en Santande donde fue herido, pero que yo sepa nunca estuvo afiliado a dingun sindicato o partido”, narra.
Cuando regreso en tren a Asturias, y apesar de que los republicanos daban la guerra por perdida, decidió seguir luchando en la linea del Sella. Cogió entonces un tranvía a Covadonga. A partir de ahí todo son conjeturas.
“ Al poco de acabar la guerra mi madre, que contaba con 25 años, fue junto con su cuñado y un hermano a buscarlo, primero en Santander y luego en Covadonga. Desde las instituciones les dieron largas. Pasaron los años sin saber nada y luego ya ni se atrevían a preguntar por el miedo que le daba que la asociaran con aquellos rojos”, rememora Busto.
Tras una intensiva búsqueda lo único que Verónica Vicente encontró fue su nombre en las listas publicadas por el Foro pr la Memoria Histórica en las que figura como saldado republicano muerto. El pasado mes de febrero acudió al archivo del ayuntamiento de Cangas de Onis en busca de mas datos para poder cumplir el deseo de su abuela, pero los esfuerzos aun no andado sus frutos.
“ En principio no hay documentos en el archivo que puedan ayudar a la localización de este hombre. La única posibilidad es encontrar las fosas, pero en Covadonga hubo cientos de fusilados, que pudieron quedar tirados de cualquier manera en cualquier sima y el entorno de los Lagos es muy amplio”, lamenta la responsable del archivo.
En busca de pistas.
La única esperanza de Hortensia Busto es ahora que alguien identifique a su padre y que pueda aportar detalles e historias que ayuden a su localizacion. Mientras tanto abuela y nieta leen con atención todos los artículos y publicaciones online o en papel que narran el final de la resistencia republicana en el Frente del Norte en busca de pistas. Así llego a la conclusión de que Agel Busto combatió en Priena con la 184 brigada Mixta, antigua décima asturiana, dirigida por Manolin Albarez, que hizo frente en Septiembre de 1937 a los asaltos del bando nacional y de la aviación alemana con poco más que granadas de mano.
A finales de ese mismo mes, la V Brigada de Navarra recrudeció los ataques sobre las inmediaciones de Covadonga: querían festejar la fiesta del Caudillo establecida por decreto del 29 de Septiembre, con la toma del real sitio, por ser un sitio de reconquista de España. Paradojicamente, enviaron a los moros del IV Tabor de Alhucemas y fueron estos quien tomaron Covadonga.
En vez de por el valle como en la época de Don Pelayo, lo hicieron por Cuesta Cavia, al medio día del 1 de octubre. La prensa del movimiento presumió de no aver dejado vivo ni a un rojo y olvido mencionar que el trabajo duro de aquellas refriegas, en las que posiblemente fuera apresado Busto, lo hicieron guerreros rifeños.
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