Un año más, El Mazucu acogió ayer un acto de homenaje a los luchadores antifascistas, encarnado en esta edición en Carmina Garrido, Laudelino Suárez Iglesias, la asociación Libres y Combativas y Pedro José Francés. Hasta el alto de la Tornería se desplazaron decenas de personas para participar en el acto.
Respuesta de la Consejera de Presidencia, Rita Camblor, del Gobierno socialista asturiano a la petición de reconocimiento institucional de los guerrilleros antifranquistas asturianos:
«el gobierno asturiano NO SE PLANTEA la modificación de la ley»
Cuando estaban vivos, prefirieron darsela a Sabino Fernández Campo o al dueño de ALSA.
Cuando están muertos, «no se plantean» modificar la ley para reconocerlos.
Mientras tanto mas de 500 personas a título individual y Asociaciones y partidos que apoyan la Campaña para que el Principado de Asturias reconozca institucionalmente a los guerrilleros antifranquistas asturianos
AGE (Asoc Archivo, guerra y Exilio)
Asociación Cristino García
Fundacion Juan Muñiz Zapico
Asociación Pozo Fortuna
Asturias Socialista
Agrupación Pozo Grajero
Grupo de Teatro Kumen
Centro de Arte Escenicas «Carlos Álvarez Novoa»
Asociación La Colladiella
Asturias Laica
AFA Fosa Parasimon
13 Rosas Asturias
Tiempo de Cerezas
La comuna-CEAQUA
Plataforma para la defensa de los servicios públicos de Avilés
Fundación Andreu Nin+
Ateneu Republicanu de Llangreu
Ateneo Obrero de Gijón
Izquierda Unida Asturies
Podemos Asturies
Partido Comunista de Asturias
Andecha Astur
Seguiremos peleando para conseguirlo. Mientras tanto, podeis seguir apoyando la campaña pichando AQUI
Si además quereis enviarnos vuestras adhesiones, un mail a: famyr@memoriayrepublica.org
En el sexto aniversario de su
muerte, familiares y amigos recordaron el legado de un hombre que
participó en numerosas batallas del frente norte
Los asistentes al homenaje se despidieron entonando ‘La Internacional’ en El Peral. / FOTOS: XUAN CUETO
L. RAMOS EL PERAL (RIBADEDEVA).
Lunes, 24 mayo 2021, 01:16
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La
suya fue una vida «combativa» y, pese a que hace ya seis años que
falleció, «el trabajo político que desarrolló durante toda su vida
Felipe Matarranz ‘Lobo’ no fue en vano, su mensaje ha germinado». Con
estas palabras iniciaba el alcalde de Ribadedeva, el socialista Jesús
Bordás, el homenaje que familiares, compañeros y amigos quisieron rendir
al histórico guerrillero de La Franca en el cementerio municipal. El
regidor, quien mantenía una estrecha amistad con Matarranz e incluso
utilizó algunas de las historias que él le contó para su serie de cortos
‘Suerte de poeta’, recordó cómo el homenajeado «siempre transmitía una
gran paz y la coherencia de quien defiende a ultranza verdad».
Hijo
de minero, sus inquietudes políticas comenzaron bien pronto, primero
«en Los Pioneros y más tarde en la Juventud Socialista Unificada,
llegando a ocupar el Ayuntamiento de Torrelavega (Cantabria) tras
enterarse del levantamiento fascista en 1936 y uniéndose entonces al
Ejército Republicano, con el que luchó en casi todas las batallas del
frente norte», recordó el secretario del PCE de Asturias, Francisco de
Asís. Y recalcó cómo «fue herido en varias ocasiones durante la guerra
civil, pero siempre se levantó, igual que resistió las detenciones y
torturas».
Reconocimiento
Tanto Asís como sus compañeros Marisol González (Archivo, Guerra
y Exilio Cantabria) y Juan Cigarría (Federación Asturiana Memoria y
República) lamentaron que Matarranz se fuera «sin el tan ansiado
reconocimiento a los guerrilleros» y criticaron que «están en el más
absoluto de los olvidos institucionales». «Felipe fue un ejemplo de
lucha y dignidad en el frente, en la cárcel y como enlace de la
guerrilla», apostillaron.
«Es un orgullo y muy emotivo ver que la
gente le sigue recordando después de que él dedicase su vida a los
demás», reconocía Salvador Matarranz, hermano del homenajeado. Al acto
acudieron también sus sobrinos Salvador, Cristina y Philip Matarranz,
quienes aseveraron que ‘Lobo’ fue «como un segundo padre» para ellos y
recordaron cómo el compromiso político «era su vida». La cita terminó
con los presentes entonando ‘La Internacional’.
Estas habían sido modificadas por el tripartito en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica
Un juzgado ha requerido al alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, para que antes del próximo 5 de marzo restituya
con su denominación originaria las 17 calles con nombres vinculados a
la dictadura franquista que fueron modificadas por el gobierno municipal
tripartito –PSOE, IU y Somos- en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.
El titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Oviedo dictó el pasado viernes una providencia por la que deniega cualquier aplazamiento en la ejecución en la sentencia que anuló el cambio del callejero.
Esta sentencia, dictada el pasado 9 de octubre, fue declarada firme después de que el actual equipo de gobierno municipal del PP y Ciudadanosdescartara recurrir el fallo. El juez de lo Contencioso daba así la razón al letrado Luis Fernández del Viso en representación del vecino José María Pérez,
que demandó a título personal, y de la Hermandad de Defensores de
Oviedo. Con este fallo, el juzgado acordaba instar al ayuntamiento
ovetense a reponer las placas de las 17 calles con sus antiguas denominaciones y recuperar el uso de los nombres a efectos de notificaciones.
El juez decidió anular el cambio de denominación de
las 17 calles al considerar que los actos administrativos en los que se
basó el tripartito no era conformes al ordenamiento jurídico ya que el
grupo de trabajo constituido para asesorar sobre el cambio y del que
formaba parte el entonces alcalde socialista Wenceslao López se había creado «para evitar el pluralismo y dar una apariencia de motivación».
En la providencia del pasado viernes, el juez
deniega el aplazamiento en la ejecución de la sentencia solicitado por
el consistorio ovetense, a través de sendos escritos remitidos los
pasados días 11 y 22 de enero. Además, recuerda a la administración local que el derecho fundamental
a la ejecución de las sentencias comprende, como parte integrante de su
contenido, la garantía de la inmodificabilidad del fallo.
En la misma providencia requiere al alcalde Alfredo Canteli para que antes del próximo 5 de marzo aporte a los autos la resolución administrativa que acuerde la inmediata reposición del nombre de las 17 calles afectadas por la sentencia, así como el certificado del órgano administrativo que acredite la sustitución de las placas o cualquier elemento material, en orden a hacer pública la denominación original de las calles afectadas. La providencia no es firme y contra la misma cabe interponer recurso de reposición, en el plazo de cinco días, informa Efe.
Su dilatada vida política y humana es una lección permanente de espíritu de sacrificio, humildad, de dotes pedagógicas, de honestidad, de entereza y de coherencia con su militancia comunista.
Fausto Sánchez, maestro de comunistas
Fausto Sánchez García habría cumplido el próximo 10 de abril noventa y dos años. En el prólogo a su libro biográfico Fausto Sánchez García. Una vida comprometida con la clase obrera (Ediciones Trabe, octubre de 2019), Gerardo Iglesias escribía:
Un hombre íntegro
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. (Mario de Andrade)
Estas palabras del poeta bien pueden servir para definir de algún modo
la personalidad de Fausto. Una personalidad forjada en todo tipo de
dificultades y sufrimientos. Miembro de una modesta familia trabajadora,
tuvo una niñez muy desafortunada. Por su condición social, la escuela
le cerró prácticamente las puertas; solo pudo aprender las “cuatro
reglas”. Las necesidades económicas le arrastraron tempranamente a uno
de los más duros trabajos de la industria: la minería del carbón. Y allá
en las entrañas de la tierra encauzaba su innata rebeldía frente a toda
injusticia, afiliándose al Partido Comunista. Se trataba de una firme
decisión, de un compromiso de por vida con la defensa de los intereses
de las clases trabajadoras, la democracia y la justicia social.
A partir de aquí, a un pasado de enormes dificultades presididas por el
hambre y el duro trabajo, se sucedía una persecución implacable a manos
de la policía política y de los Tribunales del régimen de Franco. Una
persecución que le arrastró por la fuerza, reiteradamente, a cuarteles y
comisarías, donde sufrió brutales torturas, como él mismo describe en
su biografía. Tampoco escapaba a la cárcel, donde pasó algunos años. Y,
cuando pudo zafarse de las garras policiales, hubo de asumir largas
temporadas de vida clandestina, sin abandonar las tareas políticas que
tenía encomendadas, con el riesgo que ello implicaba, ocultándose en
casas de confianza y en pajares.
Nació en Riparape, sito a tres kilómetros de Sama de Langreo, el 10 de
abril de 1928. Allí habían levantado sus padres una casa, en el entorno
de la familia de su madre. Compraron una cuadra a sus abuelos y, a
partir de ella, fueron añadiendo las diferentes estancias de la
vivienda. Y, de allí mismo, era también su bisabuela. Ciento treinta
vecinos ocupaban en esa época las treinta casas habitadas. Su padre,
Manuel, había emigrado desde Vilachá, en la provincia de Lugo, en
Galicia, para trabajar como minero en La Nueva (Pozo San Luis). A la
sazón, debía de tener unos dieciocho años y, seguramente, empezaría con
la categoría de guaje (pinche). Fausto se crió con la familia de sus
abuelos maternos. Se llamaban Benjamín y Matilde. Ambos eran naturales
de Riparape. Habían tenido nueve hijos y su madre era la primogénita. La
grey infantil de Riparape la formaban una treintena de niños y niñas.
Al parecer, Fausto era de los más inquietos. Sus abuelos tenían caballos
en la hacienda. El único juguete del que pudo disponer fue un caballito
con una base de madera. Un día muy lluvioso se formó un charco enorme
delante de la casa. Tal como él veía hacer con los caballos de verdad,
llevó el suyo de juguete a beber en aquel estanque. Pero, como era de
cartón, la base se fue rápidamente por un lado y el cuerpo por el otro.
Recordaría ya para siempre la llorera incontenible que le acometió ante
aquel súbito desastre.
Los niños y las niñas andaban entonces descalzos por todos los lados,
incluido el monte. Y las alpargatas, cuando disponían de ellas, eran de
tela y esparto o de goma. Solían durar un mes como mucho, y eso, si se
usaban poco. Para que se conservasen más, jugaban a la pelota con los
pies desnudos. Aquellos balones se hacían con trapos que iban embutidos
en una media o en un calcetín y se amarraban con cordeles. Los pies
siempre estaban heridos por el contacto con las piedras de los caminos,
que eran los espacios utilizados para los juegos infantiles.
Al acabar la Guerra Civil en Asturias, y como aquí se pasaban tantas
penurias, sus padres decidieron que se fuera a vivir un tiempo con la
familia gallega paterna de Vilachá. Allí había boroña, pan abundante,
tocino, manteca, requesón, caldo, cocido, etc. Los jamones y los lacones
se vendían para poder comprar aceite y otras cosas básicas. Así fue
que, a los catorce años, era ya tan alto como lo fuera de adulto. Estuvo
en Galicia desde 1939 a 1944: desde los once a los dieciséis años y
siempre recordaría aquella estancia como una experiencia inolvidable.
A los dieciséis años ya trabajaba dentro de la mina, en el pozo Candín
(Langreo); pero, como no estaba contento con las condiciones de trabajo,
pidió modo como picador en el Pozo Fondón. Siempre tuvo claro, como
principio básico, que tendría que trabajar duro; pero, también, que
debería cobrar el sueldo en correspondencia justa con las labores
realizadas. Allí se topaban con mil problemas: las minas estaban mal
postiadas, había peligro de accidentes, los martillos neumáticos tenían
poca presión, muchísimo polvo, en las duchas el agua estaba fría y los
cristales de las casas de aseo rotos. Se trabajaba con unas alpargatas
que duraban poquísimo, sin calcetines. En la cabeza, una boina. La
lámpara para iluminar en el tajo era de benzina, con una llama diminuta,
que no alumbraba nada: era lo mismo que trabajar a oscuras. Tenía un
vaso para que la llama no saliese e inflamase el grisú. El carbón se
sacaba afuera con mulas y vagones.
Entraba con el relevo de las ocho. Eran unos setecientos obreros. Se
trabajaban todos los días de la semana, excepto los domingos. Su
espíritu inconformista pronto le ocasionó problemas. Y todo porque se
sentía muy mal a gusto con aquellas condiciones laborales lamentables.
Las perchas estaban muy juntas y no había apenas espacio para colocar la
ropa. Se salía mojado y no existía un lugar en donde secar la ropa. Una
sola caldera para calentar el agua, pero que no abastecía a los tres
relevos de cada día. Los que primero llegaban eran los únicos que podían
tener el agua caliente. Así que había carreras para subirse a la jaula
al acabar la jornada.
Y resulta que allí estaban unos compañeros que redimían pena de cárcel
con el trabajo y que, al mismo tiempo, organizaban pacientemente al
Partido Comunista de España. Tenían un tacto comunicativo impresionante:
comentaban cosas sobre lo que se había dicho en Radio Pirenaica o que
si esto o lo otro. Querían proporcionar información fidedigna y luego
que cada cual pudiera tener opinión sobre lo que pasaba alrededor.
Trataban de las reclamaciones profesionales, las libertades
democráticas, las huelgas, etc. Por entonces, todo lo que le decían a
Fausto le sonaba a música celestial.
El primer encuentro que tuvo con el Partido fue en el año 1957. Se
entrevistó con Mario Huerta, a quien llamaban “el hombre del sacu”, como
los que andaban pidiendo limosna por las casas. Se lo presentó Juanín
Zapico, el de la Cantera, que estaba picando en el pozo Fondón. Mario
tenía una gran capacidad política y sensibilidad a raudales. Dormía en
un agujero, de ahí que llevase con él siempre un saco. Se refugiaba
encima de La Nueva, en La Mosquitera. Dormía entre unas rocas en el
suelo.
En aquella ocasión, hablaron más de dos horas. Y lo que hizo Mario, en
realidad, fue examinar a Fausto a fondo. Le hablaba de la situación
política; pero, en lo que más insistía, era en las condiciones de la
vida laboral dentro de la mina, y de eso sí que sabía él bastante porque
lo sufría a diario. Y Mario le dio el visto bueno; porque, desde aquel
momento, ya empezó a adquirir responsabilidades en el Partido y eso ya
para siempre. Lo que le llevó a pasar muchas veces por los
interrogatorios policiales y pasar por la cárcel en dos ocasiones.
En la primavera de 1967, Luisa y Fausto vivían en Francia y ya estaban
decididos a volver a España. Entonces, el camarada Melquisidec Rodríguez
Chaos, responsable del Partido para la emigración, les propuso, asumir
una nueva responsabilidad. Se trataba de un trabajo de gestión dentro
del Club Federico García Lorca de Bruselas. Se iban a trasladar a un
nuevo local, cerca del mercado de los pollos, y se necesitaba una pareja
de camaradas capaces y dispuestos a trabajar allí con dedicación plena
por un periodo de tiempo limitado. Y allí estuvieron hasta mayo de 1968
cuando, con Luisa embarazada, decidieron venir a España a tener a su
hija Katia.
Fausto Sánchez García es una de esas personas imprescindibles, porque le
ha tocado luchar toda su vida y con casi noventa y dos años, no ha
decaído su espíritu de combate en ningún momento. Añade otra cualidad
poco común entre los dirigentes políticos: es, en lo esencial, una buena
persona. Fausto podría perfectamente tomar para sí mismo aquellos
versos con los que se retrataba el poeta Antonio Machado:
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Fausto ha dedicado toda su vida a su ideal, a su partido y, sobre todo, a
las personas menos favorecidas por su posición económica. Por eso de él
nadie podrá hablar mal; ya que su dilatada vida política y humana es
una lección permanente de espíritu de sacrificio, humildad, de dotes
pedagógicas, de honestidad, de entereza y de coherencia con su
militancia comunista.
En la novela del profesor Alejandro Álvarez López, El médico que no quería morir. Vida y muerte de Lodario Gavela Yáñez,
un grupo de milicianos en el frente de Asturias, en plena Guerra Civil,
se preguntan por lo que es la dignidad: “No dejarte morir mientras no
te maten… Quiero decir que la dignidad es no dejar que te pisoteen, ni
que te humillen, ni que te sometan, ni que te avasallen… es rebelarte
contra lo que consideras injusto… se trata de mantenerte en pie mientras
no te maten”. Son palabras que podrían haber sido pronunciadas y, en
este mismo orden, por Fausto.
Pocos dirigentes han estado como él tanto tiempo resguardando el aparato
de propaganda y corriendo, por tanto, los mayores riesgos, cuando la
dictadura golpeaba mucho y fuerte.
En el epílogo del libro biográfico de Fausto, Francisco Prado Alberdi escribió:
La vida de Fausto es una vida “comprometida con la clase
obrera”, su clase. Es una vida que nos sirvió de referente a muchos y
que debería enseñar a otros muchos: enseñarles a rebelarse, a no aceptar
nada como inmutable, a organizarse con los iguales, a luchar contra la
indignidad. La vida de Fausto es una vida de acción política. Fausto
fue, y sigue siendo, un político, un político que poco tiene que ver con
lo que hoy se conoce como tal. Hoy, cuando para muchos la política es
una acción institucional, un puesto remunerado, en muchos casos muy bien
remunerado, una carrera en la que hay que escalar y, sobre todo,
permanecer; hoy cuando la política parece una profesión las vidas como
las de Fausto, que hicieron de ella un compromiso, un instrumento para
construir un mundo mejor, deben ser un ejemplo y servir de reflexión.
El día del Homenaje que le brindaron sus camaradas, amigos y amigas en
La Felguera, Langreo, el 26 de octubre de 2019, Fausto decía en el
escrito que leyó su nieta Alba Castaño Sánchez:
Todo lo que me correspondió hacer a mí formaba parte de
una lucha colectiva en la que yo solo fui un eslabón más dentro de una
cadena histórica larga y potente sostenida por el Partido Comunista de
España. Hice todo lo posible siempre en todas las fotos para no aparecer
en primera fila. Y, cuando dejé todos los cargos de dirección del
Partido, me dediqué a vender sesenta periódicos de Mundo Obrero yendo de
casa en casa, por una obligación que me impuse a mí mismo como
militante de base.
En definitiva, que no era mi vida estrictamente personal lo que había
que contar; sino que se trataba de reflejar desde dentro, aunque solo
fuera mínimamente, la vida del Partido más combativo de la oposición
antifranquista, el de la Reconciliación Nacional, el que tuvo el coraje
de condenar la intervención de los tanques soviéticos en Checoslovaquia
contra “La Primavera de Praga”, en enero de1968. El mismo Partido que
también había logrado la consolidación de las Comisiones Obreras: una
fuerza de tal calibre que el penúltimo gobierno de Franco las
consideraría el principal enemigo del régimen, muy por delante de todas
las demás organizaciones.
No debiera olvidarse jamás la inmensa contribución de los presos
políticos: unas personas que eran apresadas, pasaban por las comisarias y
sufrían aquellos interrogatorios temibles y las torturas. Eran
encarceladas muchas veces en prisiones alejadas de sus hogares lo que
obligaba a sus familiares a hacer viajes penosísimos. Pues bien, cuando
salían con la condena cumplida, volvían a ponerse en primera fila de la
lucha que continuaban. Y este combate fue permanente.
Las mujeres organizaban las familias para repartirse el hambre, es
decir, para ayudarse unas a otras entre tantas necesidades. Para ir a
los comercios y apuntar en una libreta todo lo que se llevaba fiado con
la intención de poder más adelante saldar aquellas deudas. También
organizaron comedores para los niños y las niñas. Había que acudir a los
centros de trabajo, a la salida de los relevos, a pedir ayuda y, a
veces, tenían que soportar escenas desagradables. Para colmo, si
necesitaban algún certificado para cualquier cosa, incluso eran
maltratadas sin miramiento alguno en las dependencias de la
administración.
Sin la ayuda de las mujeres nada se hubiese conseguido. Ellas movían la
propaganda y fueron claves en la custodia de las máquinas que la
imprimían. Algunas tuvieron que salir fuera de España para aprender a
usar las multicopistas, en una época en la que la propaganda del Partido
fue seguramente la mayor industria editorial de Asturias. Y los hijos y
las hijas metían por debajo de las puertas de los huelguistas los
sobres con el dinero que venía de fuera para ayudarlos a resistir,
acudían a las manifestaciones y llevaban palos, como le ocurrió un día a
mi hijo Florín. Introducían también en las casas las octavillas tanto
del Partido como de Comisiones Obreras.
Homenaje celebrado ayer en El Mazucu, en Llanes. /
NEL ACEBAL
La federación Famyr rinde homenaje a los «valores» de Nines Maestro, Asunción Naves, Joseba Asiron y Aquilino Fernández
G. POMARADALLANES.
Domingo, 22 septiembre 2019, 09:01
El
XII Homenaje a los luchadores antifascistas regresó ayer al Alto de la
Tornería, en Llanes, para reconocer la trayectoria de media decena de
personas y entidades que han demostrado sus «valores republicanos». El
acto de El Mazucu reunió a más de dos centenares de republicanos de
Asturias, País Vasco, Cantabria e incluso de Inglaterra, indicaron los
organizadores de la Federación Asturiana de Memoria y República (Famyr) y
la vasca Ahaztuak. El homenaje sirvió además para reivindicar las
tareas pendientes en materia de memoria histórica, desde el «desarrollo»
de la ley a la revisión del callejero. «En este acto tratamos de unir
el homenaje a los combatientes de ayer con los que continúan la lucha
antifascista hoy, como se ve en los premiados», destacó Juan Cigarria,
presidente de Famyr.
Desde Podemos, el diputado Rafael Palacios
recordó la necesidad de «dotar económicamente la ley para que se pueda
poner en marcha». Asimismo reclamó al Principado que «se quite de los
callejeros la justificación de la memoria franquista». Al acto
republicano asistió también la portavoz de Izquierda Unida en la Junta
General, Ángela Vallina, que apeló a los «necesarios» actos de memoria
«en toda España y de forma especial en Asturias, que sufrió mucho y tuvo
mucha represión».
Entre los protagonistas de ese periodo
reconocidos ayer con el premio María Jesús Suárez Rabanillo estuvo el
mierense Aquilino Fernández ‘Quilino Polio’, nacido en 1928 y cuya
infancia estuvo marcada por la Guerra Civil. Con once años sufrió un
simulacro de fusilamiento para que confesase el paradero de sus tíos y
con 23 logró escapar de una emboscada mientras se encontraba reunido con
Antonio ‘El Maqui’ en los montes de Polio. En 1962 fue parte activa de
la huelga y en 1965 participó en el asalto a la comisaría de Mieres.
Otra de las homenajeadas fue Nines Maestro, quien ocupase cargos con el
PCE e IU hasta entrado el presente siglo. Entre sus logros se encuentra
el haber promovido en 1996 que el Congreso reconociese la nacionalidad
española a las Brigadas Internacionales, tal y como les prometió Dolores
Ibárruri en su despedida de Barcelona en 1938, recordaron desde Famyr.
Asociación Freytter Romero
La
tercera de las homenajeadas, Asunción Naves, nació en Sama en 1948, en
una familia de izquierdas. Vinculada a la lucha en favor de la memoria
histórica y democrática, fue una de las creadoras de Les Filanderes y
colabora habitualmente con grupos de América Latina de carácter
político, cultural y social y es miembro de la coordinadora regional de
IU. Del plano político, pero de fuera de la región, fue reconocido el
que fuese alcalde de Pamplona hasta el pasado junio por la coalición
Euskal Herria Bildu, Joseba Asiron, que no pudo estar presente en el
acto. Desde la organización destacaron de su mandato la exhumación de
los generales franquistas Mola y Sanjurjo del Monumento a los Caídos y
la Justicia.
Asimismo en El Mazucu se destacó la labor de la asociación colombiana Jorge Adolfo Freytter Romero, creada «como respuesta a las violaciones de Derechos Humanos en el ámbito universitario» de ese país. Desde 2012 la entidad trabaja desde Bilbao en la investigación sobre el conflicto colombiano.
Por la izquierda, Lidia de la
Lama, José María Prieto, Sergio Gutiérrez, José María Castillo y Andrés
Avelino Suárez, durante la presentación.
J. R. SILVEIRA
A sus 90 años, la navarra Carmen García Pellón sigue luchando para
recuperar las tierras que después de la guerra civil le fueron
arrebatadas a su familia. Su padre fue concejal en el Ayuntamiento de
Yesa y el bando nacional lo fusiló. Cuando se nombró nuevo alcalde, éste
se quedó con parte de sus tierras.
Hoy, más de medio siglo después, Carmen García sigue peleando por
recuperar esos terrenos y lo hace contra el actual alcalde,
curiosamente, nieto del regidor que le privó de sus propiedades. Esa
lucha, contada a grandes rasgos, es la que le ha valido el galardón
«Pozu Fortuna» de Mieres, que se concede a personas que hayan luchando
contra la represión.
Junto a Carmen García Pellón, también recibirá un reconocimiento Anita
Sirgo, histórica comunista langreana, que obtendrá el premio en su
categoría asturiana. La organización espera que ambas estén presentes en
el acto que se celebrará el próximo 26 de octubre a las doce de la
mañana en el Pozu Fortuna de Turón.
Será un acto en el que participará el concejal de Memoria Democrática, Sergio Gutiérrez, que ayer presidió la presentación del fallo del jurado. En el acto, además, estarán José María Prieto, presidente de la asociación Pozu Fortuna, y el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez.
Vicente García Riestra en el centro en un homenaje en Oviedo.EUROPA PRESS. – ARCHIVO
OVIEDO, 23 Ago. (EUROPA PRESS) –
La Federación Asturiana Memoria y república
(Famyr) ha señalado que la no concesión de la Medalla de Oro de
Asturias a los guerrilleros antifascistas asturianos Vicente García
Riestra, Felipe Matarranz, Comandante Robert y Cristino García muestra
que Adrián Barbón «no ha roto con la línea seguida por su antecesor», el
también socialista Javier Fernández.
Se trata de la tercera vez que el Gobierno asturiano no secunda
una petición para conceder la Medalla de Oro de Asturias u otorgar el
título de Hijos Predilectos de Asturias a los guerrilleros antifascistas
asturianos, reconocidos en Francia como héroes por su contribución a la
derrota del nazismo.
A pesar de los reconocimiento en el país vecino, según han
señalado este viernes desde Famyr a través de nota de prensa, los cuatro
«continúan siendo oficialmente bandoleros y sin recibir el
reconocimiento de la tierra que los vio nacer».
Por todo ello, han señalado que el nuevo presidente asturiano,
Adrián Barbón «no ha tardado en dejar claro que las expectativas de
romper con la línea seguida por su antecesor, Javier Fernández, eran
solo una falacia».
Así, han recordado que el Ejecutivo de Javier Fernández rechazo en
dos ocasiones esta concesión y que su único avance en ese sentido fue
la aprobación de la Ley de Memoria Histórica asturiana «a remolque y
obligado» como «concesión» al apoyo prestado por IU y la irrupción de
Podemos.
Para la entidad, la firma del primer decreto del nuevo Ejecutivo
autonómico realizada por Barbón en el despacho del presidente del
Consejo Soberano de Asturias y León (1937), el socialista Belarmino
Tomás, muestra que el nuevo presidente «sólo tienen sensibilidad
memorialista cuando se refiere a miembros de su propio partido».
Desde Famyr han recordado que solicitaron una entrevista personal con Barbón pero todavía no han recibido respuesta, por lo que preguntan irónicamente qué va a decir el presidente en su habitual discurso en el Homenaje a las víctimas de Funeres el próximo mes de septiembre y cuándo la administración asturiana «va a cumplir con sus obligaciones con aquellos que dieron lo mejor de sus vidas por la libertad».