Manolín el de Llorío, el último guerrillero de Asturias

Manolín el de Llorío, el último guerrillero de Asturias
Manuel Alonso González, lavianés de 93 años, el único maquis vivo en la región, se pasó ocho años en el monte antes de que lo hirieran y lo condenasen a muerte, una pena que no cumplió

Comunista desde los 14 años, se pasó dos décadas en distintas cárceles de España
LUISMA DÍAZ -Tiré una bomba que no explotó. Si lo hubiera hecho, seguramente me hubiese matado a mí también. Pero sirvió para que se tiraran al suelo. Salí corriendo de la cuadra, y al dar la esquina de una de las casas me encontré con un moro que intentó cogerme, pero lo empujé y se cayó. Había mucha nieve, un metro o más, y no podía correr deprisa. Quería bajar, llegar a Barredos, tener una oportunidad para escapar. Pero iban detrás de mí, corrí cuanto pude, oía los tiros, y al final me dieron en la pierna. Antes de poder llegar a ningún sitio, dos policías me cogieron.
En ese momento, el 15 de enero de 1945, se acabó la vida como guerrillero de Manuel Alonso González, «Manolín el de Llorío». Ocho años se había pasado deambulando por los montes de Asturias, luchando «como se podía, sin apenas medios» contra el régimen franquista. El día que lo capturaron lo tiene marcado a fuego en su memoria de hombre de 93 años. «Fue un chivatazo», afirma. Cuando tiró la bomba, estaba encerrado en una cuadra con dos de sus compañeros en el maquis asturiano: Joaquín Álvarez y Bautista Álvarez. Al primero no lo volvió a ver nunca, porque no salió vivo de aquel enfrentamiento. «Lo mataron a tiros», afirma. Al segundo también lo capturaron, pero corrió peor suerte que el de Llorío. «Lo condenaron a muerte, como a mí. Pero a él se la aplicaron». Han pasado sesenta y seis años después de aquel día y ahora Manuel Alonso es el último guerrillero asturiano que sigue con vida, el único que puede contar, de primera mano, cómo fue la resistencia antifranquista en el monte. El pasado mes de febrero IU de Asturias le organizó un homenaje en el que se le reconoció por dedicar toda su vida a un único objetivo: difundir y defender el ideario comunista.




