Nos ha dejado el camarada Pieycha, uno de los imprescindibles

04/04/2016 por

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Por Eduardo Abad

Este 25 de Marzo fallecía a los 72 años Pedro Sanjurjo, Pieycha,  destacado miembro de la lucha antifranquista y  reconocido artista. La vida de Pieycha, sobrenombre que adquirió durante la clandestinidad y que significa Pedrín en ruso, está marcada por su compromiso con la clase obrera y por su capacidad de constante reinvención.

Nació en el seno de una familia ligada al régimen franquista, su padre fue un Guardia Civil especializado en la  represión a la guerrilla, lo que claramente dejó una impronta en  Pedro. Desde muy joven manifestó una gran inquietud social, marcándose un objetivo que sería trascendental en su vida: ingresar en el Partido Comunista. Él mismo de forma independiente y tan solo con la ayuda de un compañero distribuía panfletos con las consignas de la Pirenaica por las calles de Xixón,  trayendo de cabeza a la Brigada Político Social. Tras la entrada en el PCE en 1967, se abre una nueva etapa en su vida caracterizada por un compromiso inquebrantable con la lucha obrera y el socialismo.

Tuvo un papel clave en la reorganización de las Comisiones Obreras asturianas a finales de los años 60, llegando a ser miembro de la coordinadora gijonesa y el responsable de prensa. Participó junto a otros muchos/as obreros/as en acciones contundentes en defensa de los derechos de la clase trabajadora y contra el fascismo, Pieycha siempre estaba dispuesto a dar la cara por lo que creía justo. La represión, al igual que a otros/as muchos/as antifranquistas, le obligará a pasar por diversas cárceles del régimen.

Esta forma tan entregada de entender la táctica comunista le llevó confrontar con la dirección del PCE que trataba de moderarse. Por este motivo pasara a formar parte del PCE (VIII Congreso), que agrupaba a históricos dirigentes como Eduardo García o Enrique  Líster. El objetivo era plantar cara al capitalismo inspirándose en la URSS y la resistencia republicana sin renegar de los objetivos revolucionarios. En 1978 es expulsado del PCE (VIII-IX Congresos) en medio de grandes polémicas y teniendo de fondo la homofobia que impregnaba gran parte del Movimiento Comunista en esta época.

Al comienzo de los años 80 participa en la primera cooperativa obrera asturiana, consiguiendo que sean los trabajadores los que administren la empresa. Los problemas personales y una profundización en su enfermedad psiquiátrica, hicieron que los siguientes años fueran especialmente duros. Pero eso no supuso el final de su compromiso social, logrando reinventarse como un gran artista autodidacta. Sus creaciones son una continuación de su conciencia solidaria, con obras sobre la injusticia o la paz. Aunque también trabajó la pintura, destacan imponentes esculturas como la de “Copulaciones” en el parque de Laviada (Xixón).

Recientemente había publicado sus memorias con la Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR), precisamente para ofrecer su opinión sobre los episodios que le tocaron vivir y sobre los que pocos le habían preguntado. Sirva su vida como ejemplo de lucha y compromiso para las generaciones que están por venir.

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