Un periodista represaliado

09/04/2012 por

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Un periodista represaliado

Un comentario velado sobre Franco le costó estar cinco años sin poder firmar

Un capítulo de la saga roja de la memoria. Pedro pascual Un capítulo de la saga roja de la memoria. Pedro pascual

08/04/2012 00:00 /

La etiqueta de periodista rojo le ha acompañado siempre. Pero lejos de considerarla una ofensa, Lorenzo Cordero Rosete la asume sin problemas. De aquello y muchas cosas más dejó testimonio en La saga roja de la memoria , publicada por este diario en 1994 y con la que ganó el premio Asturias.

“Siego siéndolo. Para mí lo de rojo no es ningún insulto y es más; si no me lo dicen no me encuentro”, reconoce este veterano del periodismo a quien sus ideas le costaron un durísimo “hachazo” bajo la dictadura franquista que le impidió firmar sus informaciones durante nada menos que cinco años. Aquello fue unos años antes de la muerte de Franco, pero Lorenzo Cordero ya había sufrido antes en primera persona la dura represión que impuso el régimen acabada la Guerra Civil. A la caída del Frente Norte su padre fue fusilado en la cárcel gijonesa del Coto y enterrado en la fosa común del cementerio de Ceares.

Su particular encontronazo profesional con los jerarcas del régimen tuvo lugar a principios de los años 70 en las páginas de LA VOZ DE ASTURIAS. En la página 3 y firmadas por Horacio, Lorenzo Cordero escribía unas columnas compuestas por frases cortas y en las que, bajo el título A diestro y siniestro, a base de ingenio dejaba en evidencia bajo qué régimen político navegaba aquella negra España de Franco.

“Aquello traía de cabeza a la censura y a gran parte de la alta sociedad política de la región que se cabreaban mucho”, recuerda Lorenzo Cordero. Valga como ejemplo el comentario publicado el viernes 23 de octubre de 1970 y titulado confusión . “Tengo un amigo que, hasta ayer mismo, siempre creyó que las Cortes eran una escuela de alta costura, una Universidad para sastres de postín…-Pues no. -Ya, ya lo veo. – Allí no se da ni una puntada. Si acaso se discute la hechura, pero nada más…” Tras oír un comentario sobre la posible muerte del dictador, Lorenzo Cordero escribió aquello de “Dicen que murió el raposu”. Y no le salió gratis. Acabó ante el Tribunal de Orden Público y a punto estuvo de tener que abandonar el oficio. Pero tiene claro que aquel comentario fue el detonante de un malestar anterior por parte de los gobernantes. “Lo de raposu fue un pretexto. El que molestaba era yo y mis crónicas semanales de política. Aprovechando aquello, me metieron mano. Fue un caso único y una decisión de la dirección general de Prensa”.

Periodismo de lo absurdo “Querían eliminarme. Menos mal que el dueño de LA VOZ DE ASTURIAS, Amado de Lema, no accedió a despedirme”, comenta Lorenzo Cordero, quien relaciona aquellas columnas de Horacio con un periodismo “de lo absurdo” y un “metalenguaje” que a los plumillas de la época les permitía superar las rigideces de la censura. “Por ahí colabas lo que querías”, asegura. Pero lo de raposu ya no coló. “Aquello venía del Tribunal de Orden Público. Un día me avisaron que tenía que presentarme en el Juzgado número dos, que si no iría la Guardia Civil a buscarme. Habían llamado al periódico, pero nadie me había avisado”, recuerda con su particular ironía Lorenzo Cordero.

Pero a veces la paranoia del régimen iba más allá que el ingenio del periodista. “Había escrito que en Asturias iban a instalar el UHF. Y el juez me preguntó si lo que quería poner era UHP, Unión de Hermanos Proletarios. Le dije que no. Y era cierto. Pero hasta ahí hilaban”, rememora el decano de LA VOZ DE ASTURIAS, un periodista rojo, libre, sin compromisos, pero mucha retranca.

http://www.lavozdeasturias.es/suplementos/as-7/periodista-represaliado_0_678532229.html

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