Los 29 decentes

28/09/2010 por

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Mañana hay huelga general y llevamos unos cuantos días escuchando cuentos de terror de los piquetes. Ya saben, esos monstruos legendarios que deambulan por las calles los días de paro para atemorizar a la gente honrada que sólo quería ir a trabajar en paz. Hacen cosas terribles, llevan palos y pistolas de silicona para sellar las cerraduras. Esos ojos tan grandes que tienen, son para verte mejor, ¡buu! Y no digo yo que no haya elementos así en ocasiones, porque estos malos de cuento, como las brujas, haberlos haylos. Pero como ya somos mayorcitos, extraña que se hable mucho menos de otros quebrantadores de voluntades en las huelgas, otros que atemorizan a la gente honrada que, en paz, había decido no ir a trabajar. Sólo que estos no aparecen el día del paro, sino que extienden sus artimañas muchos días o meses antes de esa jornada.

Los antipiquetes, claro, no llevan palos ni nada semejante. Visten impecables y, a veces incluso, sonríen. No gritan (o es muy raro que lo hagan) sino que más bien susurran veladas amenazas: que a ver si te vas a marcar demasiado, fíjate que dentro de muy poco vamos a revisar los contratos (o, cada vez con más frecuencia, así no te vas a ganar el contrato); que la empresa sabrá bien valorar quién le es leal; que todos tenemos que remar en este barco (aunque no hayan cogido jamás un remo sino que nacieron con el timón en la mano, para poder virar a la deriva por muchos años, que para eso es suyo). No, estos monstruos que no salen en los cuentos sino que son los que van recalificando las parcelas de la realidad a su gusto, viven de atemorizar con el peso de la precariedad en los puestos de trabajo. Si se les pregunta por esos ojos tan grandes, te contestan: tu verás…

Hay mucha gente que dice que no irá a la huelga como una manera de protestar contra los sindicatos. Y hacen bien, porque a los sindicatos se les pueden reprochar muchísimas cosas y, seguramente, el día en el que más daño puede hacérseles es en una convocatoria de paro general. Lo que ya no tengo tan claro es qué día será el más correcto para reprocharles cosas a la patronal, que también tiene las suyas.

Emprendedores, como los buenos de los cuentos, haberlos haylos; pero los empresarios españoles han elegido y mantenido como presidente a un tipo que solo suma quiebras y no paga salarios. Y sí que debe ser representativo porque cada vez son más los que se apuntan a este modelo económico de no pagar los sueldos por el trabajo realizado, primero en la minería y ahora entre los barrenderos de Madrid. Total, no les pasa nada. En tiempos de bonanza, los empresarios se llamaban a sí mismos, ufanos, “creadores de empleo”. Pero en época de crisis se resisten a que se les reproche su destrucción. Ahora no va con ellos, son las circunstancias. Toda una economía de castillo de naipes basada en el mileurismo y los contratos temporales, en la que no se invierte en tecnología ni diversificación sino en la especulación urbanística, no tiene nada que ver con la patronal. La culpa es sin duda de los convenios colectivos, de las indemnizaciones de 45 días y de los liberados sindicales. Para protestar contra los sindicatos, está claro, que el mejor día es mañana, 29 de septiembre. Para protestarle a la patronal, lo decente debe ser otro 29, el de febrero, de esos que salen en el calendario solo de vez en cuando.

http://lordismo.blogspot.com/2010/09/los-29-decentes.html

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