Felipe Matarranz González EX COMBATIENTE EN EL BANDO REPUBLICANO Y EX GUERRILLERO : «Las víctimas que siguen tiradas en las cunetas merecen una sepultura digna»

El próximo dos de septiembre Felipe Matarranz González cumplirá 95 años. Natural de La Franca (Ribadedeva), pasó casi doce años en varias prisiones de la dictadura franquista tras concluir la Guerra Civil en Asturias. Durante el conflicto bélico, en el que acabó con el grado de capitán del Ejército Popular Republicano, participó en varias batallas en el Frente Norte. En una de los combates resultó herido, dado por muerto, y rescatado de una pila de cadáveres. De ideología comunista, en la década de los cuarenta decidió combatir al franquismo desde la clandestinidad como guerrillero.

— Cómo se inició en política?

–Con catorce años, cuando vivía en Torrelavega, me hice Pionero, una organización de izquierdas. Después pasé a Juventud Comunista. Mis primeras tareas políticas eran de reparto de propaganda de izquierdas.

— Y cuando se alistó en el Ejército?

–Cuando nos enteramos del levantamiento militar de Franco, el 17 de julio ya ocupamos el Ayuntamiento de Torrelavega. Al día siguiente ingresé en las milicias populares.

— Por qué fue encarcelado?

— La primera vez fue en 1937, por haber ido voluntario al frente a defender la República. Era comunista y muy rojo. Fuí condenado a muerte por un consejo de guerra, luego me conmutaron la pena por treinta años. Salí en 1942.

— Por qué volvió a la cárcel?

–Fui nombrado enlace entre el comité regional del PCE en Asturias y los guerrilleros. Y ejercí durante cuatro años. Luego me uní a ellos y estuve en el monte. Me capturaron en 1946 en La Franca tras huir de un tiroteo. Cometí un error muy gordo.

— En qué se equivocó?

–Regresé a La Franca. A mi casa. Y me rodearon.

— Cómo eran aquellas cárceles?

–Las condiciones eran muy malas. Estuve condenado a muerte y mis recuerdos son muy desagradables.Llegué a pesar 33 kilos. Nos obligaban a ir a misa y a cantar el cara al sol. En Torrelavega presencié como ejecutaban a garrote vil a un preso republicano.

— Por cuantas prisiones pasó?

–Por una docena de éllas. Estuve en la de Llanes, Santander, Torrelavega, León Palencia, Madrid, Alcalá de Henares y Burgos.

— Todo eso puede olvidarse?

–No se puede. En la Guerra Civil luchamos contra media España, además de moros, alemanes e italianos. Para mi Franco fue un invasor.

— En qué sentido?

–En 1936 el Frente Popular ganó las elecciones. Los nacionales éramos nosotros que representábamos a la República, un régimen que era legal.

— Cómo valora la denuncia contra Garzón ante el Tribunal Supremo?

–Lo del juez Garzón es la prueba de que seguimos viviendo un franquismo sin Franco.

–En Argentina se ha presentado una querella por los crímenes del franquismo.

— Esa iniciativa me parece muy bien. Lo que me produce vergüenza es lo de aquí. Mis primeros seis años en la carcel los pasé como preso político, los otros seis por bandolero, no como guerrillero. Y todavía tengo ese calificativo.

— Está pendiente aún la reparación de las víctimas del franquismo?

–Cumplí seis años como preso político y los otros seis como bandolero, no como guerrillero. Todavía conservo un certificado. Los que defendimos la II República aún tenemos compañeros desaparecidos y enterrados por las cunetas. En Santander, en el puerto de Los Tornos, construyeron una cuadra justo encima de una fosa. Y allí siguen los muertos. En mi pueblo todavía hay una fosa.

— Hay que desenterrar esos cadáveres?

–Por lo menos hacerles monumentos con su nombre. Y si no se desentierran, lo que hay que hacer es darles una sepultura digna. En Llanes se excavó la fosa de Turanzas y los familiares pudieron llevar los restos de los suyos al cementerio.

— A su edad colabora en la recuperación de su memoria?

–No pertenezco a ninguna asociación de ex presos, pero sí tengo mucha relación con el Foro por la Memoria del Oriente de Asturias.

— Reivindica la III República?

–Sí, si eso lo decide la mayoría del pueblo español. Lo que pido es un referendum para elegir entre monarquía o república.

— Se siente olvidado por la sociedad?

–Por una parte de ella sí. Soy un defensor de la República. Es verdad que nos dejan llevar la bandera tricolor, pero poco más. Yo no hablo de Transición, sino de traición.

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