Asturianos tras las alambradas

12/05/2019 por

De los casi 300 campos que existieron en España, Asturias acogió un total de doce de diferente tipología, por los que pasaron miles de prisioneros de aquí y de allá

Campo de concentración de Castropol./
Campo de concentración de Castropol.
ALEJANDRO FERNÁNDEZ MARTÍNEZ

«Estos que ves ahora deshechos, maltrechos, furiosos, aplanados, sin afeitar, sin lavar, cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son, sin embargo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo mejor de España, los únicos que, de verdad, se han alzado, sin nada, con sus manos, contra el fascismo, contra los militares, contra los poderosos, por la sola justicia; cada uno a su modo, a su manera, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero.

Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo. No es hermoso. Pero es lo mejor del mundo. No lo olvides nunca, hijo, no lo olvides.»

De esta manera describió el escritor Max Aub, en su novela ‘Campo de los Almendros’ (1968), el estado en que se encontraban los prisioneros del Campo de Concentración de «Los Almendros» que, ante el desenlace de la guerra, los vencedores alzaron en Alicante. Uno de esos «españoles rotos» que vivió allí fue el poeta Marcos Ana, que en sus memorias narraría el martirio: «el campo era largo y estrecho y se extendía al costado de una carretera. Allí nos fueron hacinando (…) por lo menos el hambre lo aplacamos con el fruto de los almendros. Primero nos comimos la almendra, al día siguiente, buscábamos las cáscaras ásperas y verdes que habíamos tirado el día anterior y, por último, nos engullimos lo que restaba: las pequeñas flores blancas, las hojas y los tallos más tiernos».

Con un triángulo rojo al pecho

Dentro o fuera de su patria, muchos republicanos españoles terminaron desfilando en las interminables colas de diversas redes concentracionarias europeas, marcados siempre con una inscripción en el pecho: el triángulo rojo invertido que los señalaba como prisioneros políticos en la macabra maquinaria nazi; o con una «P», de «Prisionero», en la red franquista. La imagen compuesta por Max Aub bien valdría para relatar la realidad de muchos de los campos de concentración que se erigieron dentro del país. Desde hace algunos años, muchos investigadores, al calor de los movimientos memorialistas, convertidos en asunto historiográfico propio, han venido dedicando sus estudios al sistema concentracionario que el franquismo, como una pieza más en su duro engranaje represivo, levantó. El último de esos investigadores ha sido Carlos Hernández que, con su libro «Los campos de concentración de Franco» (Ediciones B, 2019), ha puesto una piedra más en estos estudios. Repasemos aquí, a partir de la obra, las particularidades de los campos de concentración franquistas y su presencia en Asturias.

Campo de concentración de Gijón.
Campo de concentración de Gijón.

Los campos y la «larga sombra de Auschwitz»

Aunque en el imaginario colectivo la denominación «Campo de Concentración» remite casi automáticamente al nazismo y su sistema de exterminio, conviene matizar. En cuanto a la sofisticación y el perfeccionamiento del genocidio, la red engendrada por la Alemania nazi alcanzó alturas que impiden un paralelismo con lo acontecido en España. De hecho, los campos de concentración, como forma de reclusión del enemigo, son antiquísimos. Los ingleses los utilizaron en sus colonias; EEUU encerró a ciudadanos japoneses una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial y los españoles  los erigieron durante la Guerra de Cuba. Los republicanos que partieron al exilio tras la derrota ocuparon un sur de Francia salpicado de estos campos: en Argelès o Saint-Cyprien encontraron la muerte miles de españoles que habían pedido auxilio a la Francia democrática.

Tal y como señala Carlos Hernández, «es necesario, por tanto, huir de la larga sombra de Auschwitz al hablar de otros sistemas concentracionarios». No obstante, la ayuda alemana en el levantamiento del sistema represor franquista es evidente, dadas las simpatías entre ambos regímenes. Desde el comienzo de la contienda los asesores del III Reich colaboraron en el perfeccionamiento de la eliminación del enemigo y, como parte sustancial de ello, en la administración de los campos.

Los campos españoles

Enmarcados como una fracción más dentro del sistema general de represión de la «anti-España», se hace difícil la tarea de discernir entre lo que era realmente un campo de concentración, ya fuera esa su denominación oficial o no. Antiguas fábricas, casas, viejas estructuras de todo tipo, extensos campos rodeados improvisadamente de alambre de espino o barracones de nueva y precaria construcción, se adaptaron por todo el territorio para hacinar a la España vencida. El historiador Javier Rodrigo aporta una acertada definición para los Campos de Concentración: «centros de detención ilegal y extrajudicial regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos (…) y, en ocasiones, a poblaciones civiles de grandes masas de ciudadanos. Y, también, los destinados durante la posguerra y la Segunda Guerra Mundial a internar a los refugiados en España procedentes de Francia.»

La estructura concentracionaria fue paulatinamente conformándose, obedeciendo durante mucho tiempo a la arbitrariedad de los oficiales responsables de cada campo y, por lo tanto, otorgando a cada lugar sus propias características. Será con el inicio de la caída del Frente Norte y con la previsión de una ingente masa de prisioneros cuando Franco ordene la creación de la Inspección General de los campos de concentración (ICCP), al mando del cual ubicó al coronel Luis Martín Pinillos. A partir de aquí, aunque sin demasiada efectividad real, se realizó una clasificación con siete tipos de campos: campos de Vanguardia, en el frente; campos lazareto, de tránsito; campos de clasificación, para investigar y calificar a los presos; campos para formar los Batallones de Trabajadores; campos para prisioneros extranjeros; campos para prisioneros inútiles y, por último, campos para menores. No existieron, por norma general, campos para mujeres ni mixtos, salvo algunas excepciones, entre ellas el asturiano de Arnao, en Figueras.

Las fronteras entre la cárcel y el campo

Dos horrores distintos, cada uno con su tétrica singularidad, con sus nuevos ritos de paso diarios, aprendiendo a toda prisa a vivir en la total ausencia de libertad. En ocasiones, las fronteras entre los campos, las cárceles y otros recintos concentracionarios no son nítidas, hasta el punto de que, a veces, dado el complejo entramado jurídico-administrativo que se encargó de la represión, las propias autoridades de la «Nueva España» señalaban como campos de concentración a recintos que oficialmente no lo eran. Se explica esto por la forma en que se fueron creando: dependieron, hasta bien entrada la guerra, de la voluntad de los oficiales franquistas que iban conquistando las diferentes plazas y que se veían en la necesidad de guardar la masa de enemigos. La arbitrariedad caracterizó todo el entramado. Y fruto de esa celeridad en la construcción del sistema de concentración fue también la falta generalizada de uniformes para los retenidos, a la que encontramos una excepción en Asturias, en La Vidriera: «nos dieron el uniforme de prisioneros, compuesto de una chaqueta, pantalón y gorra gris, sistema de los que llevaban los reclusos en las cárceles de color gris, y tanto en el pecho como en la gorra llevábamos pintada en negro una P muy grande, que significaba «prisionero»», según testimonia Joan Guari.

Un escalón más abajo en esta asfixia colectiva lo ocupaban las cárceles. A las penitenciarías fueron a dar con sus huesos la mayoría de republicanos que fueron considerados enemigos irrecuperables del «Movimiento», individuos que había que depurar irremediablemente. Por su parte, los campos acogieron a personas que la naciente dictadura consideraba recuperables o de  cierta utilidad: recibir o inocular el veneno, ahí estribaba la diferencia. En palabras del General Yagüe: «a los hombres malvados, que en sus entrañas generan veneno, a esos hay que matarlos, pero al envenenado al que se ha dejado seducir y engañar… ¿es necesario matar a un hombre porque una alimaña le haya mordido en la cara? No, a ese hombre hay que llevarlo a un lazareto para desintoxicarlo, a un campo de concentración a que oiga nuestros programas, lea nuestra prensa, vea nuestras películas y sea español, que lo será pronto y en cuanto le convenzamos, lo que se conseguirá en breve plazo, será uno de los más activos camaradas de Falange.»

Con este fin declarado de hacer «españoles», en los campos se llevó a cabo un intensísimo programa propagandístico encaminado a reeducar a los presos. Paredes empapeladas y repletas con diversos carteles que censuraban el divorcio, el matrimonio civil, el ateísmo, la república, el liberalismo o la lucha de clases; rituales «patrióticos» que consistían en la formación en el patio de cientos de internos aguantando infinitos sermones; obligada celebración de nuevas festividades como el 18 de julio; interminables misas y procesos de confesión violada y comunión forzada; proyecciones de películas o préstamo de libros escogidos; todo ello hilvanado con insultos, palizas, golpes y torturas inenarrables que, lo que conseguían, según los testimonios recabados por Carlos Hernández, era el efecto contrario. Estas sufridas ceremonias no debilitaban la moral de la mayoría de presos, que se mantenían firmes en sus convicciones, fueran cuales fueran. El testimonio de un preso en el penal de San Marcos (León) da buena cuenta de ello: «El campo de San Marcos era una fábrica de rojos». El miedo continuado, el hambre, la suciedad, las enfermedades y las torturas, comunes a cárceles y campos, no siempre conseguían su objetivo. Lo dejó escrito Marcos Ana: «se puede temblar sin doblar la frente».

Los campos asturianos

Según se desmoronaba el Frente Norte, entre la traición de Santoña y la superioridad militar de los sublevados, auxiliados por italianos y alemanes, una masa humana de derrotados se agolpaba en cada rincón de la franja norte del país. Para manejar a la muchedumbre hicieron falta nuevos campos, construcciones que serían más o menos estables o provisionales y que comenzaron a alzarse en el País Vasco y la antigua provincia de Santander.

En Asturias, los primeros campos se instalaron en la franja occidental de la región, tras la llegada de las célebres Columnas Gallegas. Hasta entonces la represión había sido ejercida con timidez por un sitiado Aranda, pero con la ruptura del sitio de Oviedo la represión se desboca. Los tres campos, que tendrían una importancia vital en la zona, fueron los de Figueras, Canero y Castropol.

Con la caída definitiva del Frente Norte, el 21 de octubre de 1937, se desató en Asturias una violentísima represión que se llevó por delante entre seis mil y ocho mil vidas, según las últimas investigaciones. Los cuerpos se reparten entre las 343 fosas que están hoy documentadas, más las que aún están sin catalogar y estudiar. Las colas de prisioneros, los intentos de fuga o el maltrato se repitieron en Asturias como en las vecinas tierras de Santander.

Campos de concentración en Asturias

La Vidriera, Avilés
Diciembre 1937/ Noviembre 1939. Estable.
Candás
Noviembre1937/ Septiembre 1939. Estable.
Castropol, (Figueras, playa de Arnao)
Agosto 1937/abril 1938. Larga duración.
Coaña – Ortiguera
Agosto 1937/abril 1938. Estable.
Gijón, La Harinera
Octubre 1937/ abril 1938. Estable.
Grado
Octubre 1937/abril 1938. Estable.
Infiesto
Octubre/noviembre 1937. Provisional.
Llanes-Celorio
Octubre 1937/abril 1938. Estable.
Luarca – Canero
Agosto 1937/ abril 1938. Estable.
Navia – Andés
Octubre 1937/ abril 1938. Estable.
Oviedo, La Cadellada
Octubre 1937/ abril 1938. Estable.
Pola de Siero
Octubre-noviembre, 1937. Provisional.

En la última ciudad asturiana en caer, Xixón, se habilitarían dos campos: uno en la plaza de toros de El Bibio y, el otro, en la fábrica de La Harinera, que permaneció abierto durante unos seis meses. Uno más abriría sus puertas en la capital asturiana. En Uviéu será el antiguo manicomio de La Cadellada, que ocupaba los terrenos donde hoy se levanta el HUCA, el recinto elegido para la concentración de los republicanos detenidos. Improvisando como podían, los mandos militares iban utilizando los recintos que tenían a mano para encerrar a los prisioneros. Es este el caso de Navia, ciudad en la que el cine local fue utilizado para tal fin. Antiguas fábricas, como la de Portanet, en Candás, también se usaron. Además de los citados, albergó el territorio asturiano campos de concentración en La Pola Siero, L’Infiestu o Llanes, en el monasterio de San Salvador de Celorio. El de Grau, al igual que los tres campos del occidente, también fue abierto antes de la caída de Asturias. Allí, del campo, de las cárceles y de las casas salían los prisioneros en dirección a una finca en la misma localidad, conocida como «El Rellán», donde eran asesinados por decenas. Hoy, el lugar está pendiente de una excavación que identifique a las víctimas.

En Avilés abrió el último campo de concentración asturiano, el conocido como La Vidriera. Los primeros días del mes de diciembre de 1937 llegarían los primeros cautivos, que se irían sucediendo en su entrada hasta alcanzar la cifra de 3000 presos. Macabra relación existió en muchas ocasiones entre los campos, los centros de detención y los chalets locales donde los mandos ubicaban los centros de interrogatorios una vez tomadas las plazas. En Grau fue el conocido como «Chalet de Patallo» y, en el caso de Avilés, la «Quinta Pedregal». Allí se torturó hasta la muerte a miles de prisioneros y están documentados cientos de represaliados.

De los casi 300 campos que existieron en España, acogió Asturias un total de doce de diferente tipología, por los que pasaron miles de prisioneros de aquí y de allá; y a los que, vencidos, maltrechos y hartos de batallar, les esperaron años de trabajos forzados como única manera de redimir el delito de fidelidad a un gobierno democrático. Sometidos a las más duras penurias no sucumbieron y lograron sacar fuerzas para el humor, componiendo canciones tristes que ponían melodía a sus nuevas condiciones de vida:

«Dormimos en frías naves,

de cabecera un ladrillo,

esta es la nueva España

que nos trae nuestro Caudillo.

Si me quieres escribir,

y tienes mucho interés,

Campos de concentración

La Vidriera de Avilés»

https://www.google.com/search?q=campos+concentracion+asturias&client=firefox-b-d&source=lnms&tbm=nws&sa=X&ved=0ahUKEwjKwJvdw5biAhWh8uAKHWZ-BnEQ_AUIECgD&biw=1382&bih=890

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Presentación libro sobre los niños de la guerra en Mieres: 29 de abril

22/04/2019 por

Reseña

Tres mil niñas y niños, de entre cuatro y quince años, fueron evacuados a la Unión Soviética, durante la Guerra Civil española y quedaron aislados de sus familias. Son conocidos como los “Niños de Rusia”. En ese país fueron lo que hoy llamamos “refugiados”.

¿Qué fue de ellos? ¿Qué de sus padres y hermanos, quebrados por la ausencia? ¿Qué de los que volvieron? ¿Qué de los que quedaron, para siempre, allí?

Cada cual sería merecedor de su propio relato. Esta novela nos lleva por el hilo conductor del periplo de uno de ellos: Tino, el primero en retornar a España.

Pocos días antes del golpe franquista del 18 de julio de 1936,  con once años de edad,  salió de su casa de Oviedo, para pasar una quincena de vacaciones en la Colonia de Salinas; un campamento de verano en Avilés. No volvió a reencontrarse con sus seres queridos hasta cinco años y medio después.

Los primeros catorce meses quedaría separado de su familia por el cerco de Oviedo. Después saldría, desde Gijón, en una épica navegación hacia el Mar Báltico con destino a la URSS. En la región de  Moscú y en Leningrado viviría sus años de infancia y primera juventud. Combatiente voluntario del Ejército Rojo Soviético, en el frente de Karelia, fue hecho prisionero e internado en un campo de concentración finlandés, dirigido por los nazis, hasta su retorno a España.

La mayoría vivimos una vida pero hay unos pocos a quiénes, el azar, les depara vivir varias dentro de la suya. Aquellos “Niños” tuvieron ese destino.

Sirva esta narración para que, el recuerdo de estas otras víctimas de la guerra y el exilio, no quede en el olvido y porque, la memoria, al igual que la palabra, “es un arma cargada de futuro”. 

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Avilés: La Carriona no olvida

17/04/2019 por

El cementerio estrena el Muro de la Memoria como homenaje a 620 represaliados: «Es un orgullo», dicen los familiares

pablo palomo 15.04.2019 | 02:32

El homenaje de ayer en La Carriona a las víctimas del franquismo.

El homenaje de ayer en La Carriona a las víctimas del franquismo. M. F.

El avilesino Ángel Gutiérrez entró el 8 de abril de 1938 en la quinta Pedregal: nunca más se supo de él. El suyo es uno de los 620 nombres que aparecen recogidos en el Muro de la Memoria del cementerio de La Carriona. A todos ellos se les rindió homenaje ayer en la efeméride la proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931. Los organizadores pretenden ampliar la lista de nombres a recordar a medida que las investigaciones sobre los represaliados por el franquismo progresen.

«Él no murió en la guerra, a él lo asesinaron. Aunque su cuerpo no esté aquí, podemos venir a dejarle un ramo de flores. Para nosotros es un orgullo», señaló Amparo Iglesias, una familiar de Ángel Gutiérrez presente en el acto de ayer, que reunió a cerca de medio centenar de personas en el camposanto avilesino.

El Muro de la Memoria se encuentra cerca de la zona de los osarios y el horno crematorio. Lo forman cuatro placas negras de aluminio de seis metros de largo y dos de alto, con 620 nombres ordenados alfabéticamente. De ellos, 612 fueron asesinados en diferentes lugares de la comarca de Avilés durante el franquismo entre 1937 y 1953. Se completa el listado con otros ocho, los que murieron en los campos de concentración nazis de Mathausen-Gusen.

Carmen García, la investigadora de la Universidad de Oviedo responsable del mapa temático de fosas comunes de Asturias y la encargada de la base de datos de las víctimas mortales de la Guerra Civil y la represión franquista, tomó la palabra: «Progresivamente, haremos una lista de nombres con más represaliados que se irán uniendo a los que ya están. El monumento está incompleto, porque faltan las fechas de la muerte», reconoció. «En Asturias, tenemos 350 fosas comunes, las más importantes están en los cementerios, pero siguen apareciendo algunas que no conocíamos», añadió.

En la lista de demandas, algunos familiares pidieron colocar unas argollas para enganchar la bandera de la República. Ayer, una de las muchas que hubo, estaba apoyada en una papelera, al lado del Muro. «Viva la República», fue la proclama con la finalizó un emotivo acto, en el que se leyó un poema de Antonio Machado. Hubo mucha representación política. Estuvieron los alcaldes de la comarca, Tania González y Llarina González, de Cambia Avilés y la Consejera de Servicios y Derechos Sociales, Pilar Valera, Agustín Sánchez, concejal de Ganemos, entre otros.

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Así fue la proclamación de la República en Asturias

17/04/2019 por

Proclamación de la República en la Plaza del Ayuntamiento de Gijón/
Proclamación de la República en la Plaza del Ayuntamiento de Gijón
ALEJANDRO FERNÁNDEZ

En medio del democrático estallido que había tomado las calles de Madrid se encontraba el periodista inglés Henry Buckley, que narraba así lo que vieron sus ojos aquella tarde. La sensación en la mayoría de ciudades españolas había sido similar: la fiesta popular celebraba el advenimiento de la naciente II República. Era martes y 14 de abril, corría el año 1931. Obreros, campesinos y estudiantes se echaron a las calles para festejar la marcha de un rey que, desde las votaciones del pasado día 12, «no tenía ya el amor de su pueblo», según él mismo reconocía. Aquellas elecciones municipales, convertidas para el país en plebiscitarias, supusieron, en palabras del historiador Enrique Moradiellos, «el acta de nacimiento, pacífico e incruento, de la Segunda República Española». Ocurrió un día como hoy hace 88 años y en Asturias la alegría fue protagonista de la jornada.

Cangas de Onís: el bastón del caciquismo

El mismo Buckley comentaba:

«La coalición republicana había triunfado en casi todas las ciudades. También es verdad que había fracasado en la mayoría de los pueblos, porque los grandes terratenientes y los pequeños caciques controlaban aún a los campesinos y les exigían votar a la derecha. En algunos pueblos, ni siquiera las presiones de los caciques pudieron con las esperanzas que gran parte del campesinado depositaban en la República. Un amigo mío de Ega de los Caballeros, en Aragón, me describía las elecciones del 12 de abril en su pueblo: era impresionante ver como los campesinos, antes de depositar su voto, proclamaban en voz alta que votaban por la República. Los caciques tomaban nota de sus nombres, así como el cabo de la Guardia Civil. Seguro que si la República no hubiera triunfado, la mayoría de ellos se hubiera encontrado en la calle esa misma noche».

Esa hostilidad entre los caciques de los pequeños núcleos rurales y los campesinos se palpó en la casa consistorial del concejo de Cangas de Onís. Allí, reunidas las nuevas autoridades, se hace entrega del bastón de mando al nuevo alcalde, Don Constantino González, que protagoniza una escena con gran carga teatral que representa de forma nítida la pretendida ruptura entre el nuevo y el viejo orden: «en vista de este resultado el presidente proclama alcalde republicano de este excelentísimo ayuntamiento a Constantino González González, que pasa seguidamente a ocupar la presidencia, recibiendo el bastón insigne de su cargo de mano de don Francisco Pendás González, miembro del Comité Republicano de esta ciudad, cuyo señor le hace entre de bastón de nuevo uso, pues el que hasta la fecha fue usado por los señores alcaldes de este ayuntamiento, lo rompe el señor Pendás entre los aplausos y vivas del público, porque el primer alcalde republicano de Cangas de Onís, no debe usar el bastón que usaron los alcaldes de la Monarquía y del caciquismo. El señor alcalde da las gracias por la distinción de que ha sido objeto (…) y en general a los electores que dando muestra de gran civismo dieron un triunfo resonante a la causa de la república, derribando a la monarquía sin más armas que el sufragio revelador de la voluntad nacional…»

Momentos antes de tener lugar esta entrega del bastón de mando, en la misma localidad, el nuevo régimen había sido recibido «organizándose una manifestación que recorrió las calles dando vivas a la República española; al llegar al ayuntamiento la muchedumbre prorrumpió en vivas y aplausos al ver izada la bandera tricolor; se hace un corto silencio para oír la palabra de Paco Pendás que exhorta al pueblo a que se conduzca con todo orden y respeto trasladándose a la puerta del casino donde dirigen la palabra desde el balcón central el reformista Cesáreo del Valle y el joven republicano don Ramón Somoano, ambos muy aplaudidos, y recomendando orden, mucho orden, terminan los oradores invitando a los manifestantes a que se retiren con mucho orden», según el diario «Región» del 17 de abril.

Con orden, con mucho orden llegó, efectivamente, la república. Entre todas las manifestaciones asturianas no se encontraron incidentes o enfrentamientos de gravedad y la «fiesta popular» transcurrió con civismo y tranquilidad. Buena cuenta de esa serenidad que sucedió a las elecciones en la provincia, así como la acogida de los resultados por parte de las masas populares, es el editorial del conservador diario «Región» que, en su portada del 14 de abril, bajo un encabezamiento que rezaba «Los reformistas y los viejos conservadores, derrotados en Asturias», rezaba: «Triunfo republicano. El momento es serio. Las gentes, triunfantes o derrotadas en el distrito concejil, olvidan sus luchas para mirar suspensas el espectáculo de la España de conjunto con un triunfo tan extenso de la opinión republicana, sorpresa y preocupación de los propios triunfadores. Felicitémonos, en primer término, de la manifestación de civilidad que ha hecho el país. ¡Así es como procede un pueblo! ¿Hay una vía legal? Hay que seguirla y agotarla. Toda la persuasión, todas las propagandas, todos los medios de orientación y de enseñanza, pero la violencia ¡no!… ni del lado de los aspirantes a la remoción del régimen y, mucho menos, de parte del Guardián de la ley, que es el Gobierno. Lección de educación cívica (…) nada hay más ejemplar en los anales de la historia constitucional de España.»

De Llanes a Arriondas, cohetes y entusiasmo

De esta forma, en el resto de la región se van sucediendo las muestras de adhesión, tanto en pequeños pueblos como en localidades más grandes. Por el oriente, tanto en Llanes como en Arriondas, se dieron espontáneas procesiones laicas hacia los ayuntamientos y las plazas públicas. En la villa de Llanes «se organizaron distintas manifestaciones, que recorrieron la población en medio de gran entusiasmo. Desde un balcón del ayuntamiento dirigió la palabra a los manifestantes el concejal republicano D. Felix Fernández Vega. Para festejar la proclamación de la República se celebrará esta noche en dicho pueblo una verbena popular», y en la capital del concejo de Parres «al llegar las primeras noticias de la proclamación de la República, el pueblo las acogió con delirante entusiasmo disparándose infinidad de cohetes. Próximamente, a las siete de la tarde se formó una nutridísima manifestación que recorrió las calles dirigiéndose al Ayuntamiento, donde fue izada la bandera republicana en medio de atronadores aplausos, arrojándose después el retrato del rey a la calle, donde fue destruido y quemado por la multitud. Desde un balcón de las consistoriales dirigieron la palabra al público los siguientes republicanos: Don Manuel Llanos, don Luis Fernández Caso, don Severino Gutiérrez y don David Llamedo, que aconsejaron fuera disuelta la manifestación en medio del mayor orden y cordura. Al paso de la manifestación por las calles el comercio cerró sus puertas. Más tarde un grupo de jóvenes puso los nombres de Galán y García Hernández en los sitio donde en otra ocasión se había puesto las placas que daban nombre a algunos colaboradores de la dictadura. Por la noche siguió la alegría por las calles organizándose bailes y grupos que daban vivas a la República».

La Marsellesa en Gijón, la bandera en Oviedo

Oviedo y Gijón, donde los acontecimientos ocurrieron de forma semejante, no se quedaron atrás en su celebración. En Oviedo «los estudiantes recorrieron la población llevando a la cabeza la bandera republicana y dando vivas a la República. No hubo incidentes (…) Después, ocupando varios automóviles, se dirigieron al gobierno, con el fin de que se hiciera cargo de este Centro Oficial Teodomiro Menéndez. El gobernador les contestó que no tenía conocimiento oficial de la proclamación de la República y que, por ello, no podía entregarles el mando. Los concejales y presidente de la diputación se posesionarán mañana. En la torre de la Universidad ondeaba la bandera republicana.» Y en la villa de Jovellanos, del mismo modo que en la capital, también se desató el entusiasmo en las primeras horas del 14 de abril: «Al conocerse las manifestaciones del presidente del consejo al salir hoy del palacio de que iban a ser consultados los prohombres para convocar a Cortes Constituyentes, se formó una gran manifestación que marchó al ayuntamiento dando vivas a la república. (…) desde el balcón principal habló el concejal electo D. Dionisio Morán, y expuso lo que habían dicho al alcalde. Luego aconsejo a los manifestantes que se disolvieran con orden. Sus palabras fueron acogidas con vivas delirantes. Reina enorme excitación. Numerosas orquestas interpretan La Marsellesa. No cesan los vítores a la República».

La prensa notició así las diferentes manifestaciones que habían invadido gran parte del país y de la región. Desde que a las 6:00 de la mañana se izara la bandera tricolor por primera vez en la localidad de Éibar hasta ya entrada la noche, las muestras de entusiasmo fueron la tónica general aquel 14 de abril de 1931. La alegría fue como un paréntesis en la compleja situación que vivía España y contrasta con lo que, pocos años después, tendría lugar.

Llegó la República con decisión y apoyo a un país que salía de una dictadura militar, y cuyas esperanzas podrían resumirse con la frase que el personaje de Don Gregorio, interpretado por Fernando Fernán Gómez en «La lengua de las mariposas», le espeta al sacerdote del pueblo: «Libertas virorum fortium pectora acuit». Que quiere decir: «La libertad estimula el espíritu de los hombres fuertes».

https://www.elcomercio.es/sociedad/historias-asturias/proclamacion-republica-asturias-20190414035110-nt.html

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Justicia para el ‘Gobiernín’ de la República

17/04/2019 por

La nueva ley de Memoria Histórica del Principado incluye el reconocimiento del Consejo Interprovincial de Asturias y León.

 

Los integrantes del Consejo Soberano de Asturias y León. El primero es su presidente, Belarmino Tomás. ARCHIVO –

verónica viñas | león
13/04/2019

La ley de la Memoria Histórica del Principado de Asturias, publicada ayer en el BOE, dedica un amplio capítulo a la reparación y reconocimiento de las víctimas del franquismo y defensores de la democracia. Y «especial reconocimiento» para los integrantes del Consejo Interprovincial de Asturias y León, así como el Consejo Soberano de Asturias y León, conocido como el ‘Gobiernín’.

En diciembre de 1936 el Consejo Interprovincial de Asturias y León, en el que están representados los partidos y los sindicatos de izquierdas, asume todo el poder en esta zona aún controlada por la República. Gijón se erige en capital de la Asturias libre —el occidente y Oviedo están en manos franquistas—, y la franja norteña de la provincia leonesa establece su centro en Villamanín. El 24 de agosto de 1937 el citado consejo, presidido por Belarmino Tomás —uno de los líderes de la insurrección obrera del 34—, se declara soberano, al haber quedado este territorio aislado, bombardeado por el sur por la Legión Cóndor y con los acorazados franquistas apostados en el Cantábrico. Dos días después caerá Santander. Azaña califica la proclamación de «extravagante» y en adelante se referirá al Consejo Soberano de Asturias y León como «el Gobiernín».

El Estado independiente de Asturias y un pedazo de León sólo duró 57 días. Hasta el 20 de octubre, cuando cae el Frente Norte. El Gobiernín contó con diferentes comisiones, como la militar, la de justicia, la de abastecimientos, una suerte de ‘ministerios’ que funcionaron en este bastión situado a 200 kilómetros en línea recta del territorio republicano más próximo.

Tras un atentado durante un desfile frente al Ayuntamiento de Gijón, el Consejo Soberano llegó a recurrir a la Sociedad de Naciones (predecesor de la ONU). Pese a su brevedad, el Gobiernín fue muy activo: llegó a promulgar 52 decretos y nacionalizó los ferrocarriles en su territorio. También emitió sellos y su propia moneda, como los famosos belarminos —en honor a Belarmino Tomás—, billetes de 25 céntimos.

El hombre fuerte del Gobiernín en León fue el socialista Alfredo Nistal, funcionario de Correos y abogado. Elegido diputado por León en las elecciones generales de 1931, formó parte del comité revolucionario del 34. Precisamente, por su participación en la revolución asturiana, fue condenado a cadena perpetua en Consejo de Guerra celebrado en León el 29 de octubre de 1935.

La ley de la Memoria Histórica del Principado, auspiciada por IU y refrendada por el PSOE, Podemos y Cs y con el veto del PP y Foro, especifica que los integrantes del Consejo Soberano y las personas que trabajaron en las estructuras administrativas derivadas de los mismos tendrán «un trato análogo al de personas que han formado parte de los distintos gobiernos asturianos desde la aprobación del Estatuto de Autonomía».

En cambio, el decreto de la Memoria Histórica de Castilla y León, aprobado por la Junta el 12 de abril del año pasado, no tiene ninguna deferencia con ‘los Belarminos’. Su prioridad es la elaboración de un censo de las víctimas de la contienda —aún pendiente—, así como la exhumación de los ejecutados y enterrados en cunetas y fosas comunes. La documentación del Consejo Soberano, más de 60.000 ‘papeles’ sobre uno de los momentos históricos más desconocidos de la Guerra Civil, se encuentra dispersa entre los archivos de Salamanca, Ferrol y Cataluña. Un sencillo monolito, erigido en 2007 en la vertiente leonesa del puerto de Tarna, coincidiendo con el 70 aniversario de la proclamación del Consejo Soberano, es el único homenaje que hasta ahora han tenido quienes lucharon hasta el final contra el golpe militar de 1936.

https://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/justicia-gobiernin-republica_1327739.html

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Oviedo: Un homenaje a la Memoria Histórica da el pistoletazo de salida a la Semana de la República

10/04/2019 por

El Salón del Té del Teatro Campoamor acogió ayer relatos, danza y experiencias en torno a la ley aprobada el pasado marzo

Alejandra Matallanas, responsable de medios de IU; Concha Masa, candidata a la alcandía de Oviedo por IU; el profesor de historia Pepe García y Laura González, exconsejera del Principado 
claudia granda
Oviedo

El abuelo de la exconsejera del Principado Laura González trabajaba como Guardia Urbano del Ayuntamiento de Avilés antes del inicio de la guerra. Tras su estallido, Ángel González fue apresado, trasladado a la Casa Pedregal y torturado. Su mujer le llevaba ropa y comida cada día hasta que un día le dijeron que su marido ya no estaba allí. «No lo volvieron a ver. Cuentan que cuando lo llevaban a fusilar se tiró del camión y lo acribillaron en la carretera», relata su nieta. Años más tarde, cuando González contaba con apenas tres años, en su casa se recogió a un huido de la cárcel del Coto. «La Guardia Civil nos rodeó con ametralladoras pero afortunadamente ya habíamos conseguido que escapase a Francia», explica. Este testimonio es tan solo uno de los miles que pueden llegar a extraerse de la memoria de los españoles que a día de hoy siguen en pie tras aquella época y que Laura González ha querido compartir con los ciudadanos en el inicio de la Semana Republicana de Oviedo organizada por Izquierda Unida, el Partido Comunista de Asturias, la Mocedá Comunista y la Asociación Cultural Isidoro Acevedo.

La historia de la exconsejera ha servido para contextualizar uno de los principales temas que ayer se trataron en el Salón del Té del Teatro Campoamor: la recién aprobada ley de Memoria Histórica. «Ya va siendo hora de que se abran las cunetas y podamos enterrar a la gente que tantos años nos faltó», aseguraba González que, haciendo referencia a la situación política de Andalucía, añadía que «nos vamos al desastre».

Durante el acto intervino también el profesor de historia del instituto Aramo Pepe García, quien repasó algunas de las reformas más importantes que Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, trató de llevar a cabo durante su corto gobierno. «Hace 80 años del final físico de la República, pero del jurídico ni vivencial. Supuso un paréntesis extraordinario con un impacto tan fuerte que ha supuesto el hecho más trascendental de la historia de España en el siglo XX», explicaba el profesor. La reforma militar, agraria, educativa o la conversión del estado a no confesional, fueron algunos de los factores destacados por García. «Las fuerzas enemigas ahogaron en sangre a sus redactores, partidarios e indiferentes. Ahogaron la ilusionante esperanza republicana», lamentaba.

La tercera en intervenir en este acto fue la candidata a la alcaldía de Oviedo por Izquierda Unida Concha Masa, quien participó en la creación de la Ley de Memoria Histórica aprobada el pasado 1 de marzo y que aprovechó para hablar acerca de la misma. «Me siento muy orgullosa de haber podido contribuir en ello», afirmaba al comienzo de su discurso. Masa explicó a los asistentes el proceso de creación de esta ley que afirmaba tan necesaria para el Principado, la cual fue apoyada por PSOE, Podemos, Izquierda Unida y «de manera relativamente positiva, con limitaciones y recelo» por Ciudadanos. La propuesta, explicaba, fue rechazada desde un primer momento por Foro y PP.

La nueva ley establece diversas definiciones y abre un amplio abanico del concepto de víctima en aquella época: asesinados, reprimidos, expuesto a trabajos forzosos, entre otros. Ha supuesto, además, la creación de un banco de ADN para reconocer los restos que se vayan encontrando, así como establece protocolos de localización, extracción y protección de fosas. Se han creado también, según explicaba la candidata a la alcaldía, órganos expertos, un régimen sancionador y lugares de memoria.

Durante el acto ha intervenido también la Escuela de Danza y Circo de La Caracola de Corvera, que lleva a cabo un proyecto artístico llamado Tiraña en la memoria y del cual los allí presentes pudieron disfrutar de un pequeño fragmento en el que, en dos pases, los pequeños bailarines interpretaban piezas que representan sensaciones como la pérdida, el dolor, la tristeza, la fuerza o la impotencia vivida por tantos en aquella época. Este proyecto ha supuesto meses de trabajo e investigación para este colectivo cultural en el que han tenido la oportunidad de compartir experiencias junto a las familias de los desaparecidos en la fosa de Tiraña. La escuela presentará el proyecto al completo el próximo 10 de mayor en el teatro de La Felguera.

 Programación de la Semana Republicana

La Semana Republicana continúa hoy en el Club de Prensa de la Nueva España donde Agustín Otxotorena, empresario residente en Venezuela, y Paco de Asís Fernández, presidente de PCA impartirán la conferencia Objetivo: Venezuela a las 20:00 horas. El miércoles 10 de abril, a las 19:00 horas en el salón de actos del Museo Arqueológico tendrá lugar la charla El auge de la extrema derecha: los «nuevos» reaccionarios. En ella intervendrán el historiador Faustino Zapico, el profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM y director de la FIM Eddy Sánchez y la Secretaria General del PCA Agustina Guglielmetti.

El jueves 11 de abril, en el mismo lugar y a la misma hora, el secretario general de CCOO José Manuel Zapico, el diputado de IU en el Parlamento asturiano Ovidio Zapico y el secretario de formación del PCA Fran de Asis Fernández  intervendrán en la mesa redonda La industria asturiana en su laberinto: encontrando la salida. El viernes, a las 19:00 horas en la biblioteca de El Fontán tendrá lugar la proyección de la película El Rey, dirigida por Alberto San Juan y Valentín Álvarez.

La Semana Republicana termina el domingo 14 de abril, día de la República con una ofrenda floral en el cementerio de Oviedo a las doce del mediodía y la manifestación por la tercera república convocada por Asturias por la República, que se iniciará a las 13:30 horas en la estación de Renfe.

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Avilés: El muro en memoria de las víctimas del franquismo homenajeará a 612 personas

10/04/2019 por

La inauguración, en el cementerio de La Carriona, será este domingo, 14 de abril

teresa cembranos 09.04.2019 | 17:35

Familiares y miembros de asociaciones, el año pasado, en el cementerio de La Carriona

Familiares y miembros de asociaciones, el año pasado, en el cementerio de La Carriona Ricardo Solís

El Muro de la Memoria del Cementerio de La Carriona de Avilés honrará a 612 hombres y mujeres asesinados y desaparecidos por la represión franquista entre 1937 y 1953. Todos ellos eran naturales o vecinos de Avilés, Castrillón, Gozón, Corvera o Illas o fueron asesinados o desparecidos en la comarca por defender la República. Este muro también recordará a los 8 hombres de Avilés, Cancienes y Salinas que murieron en los campos nazis de concentración Mauthausen- Gusen, en Austria, entre 1941 y 1943. La inauguración será este domingo, 14 de abril, con la presencia de familiares y representantes institucionales y de la memoria histórica.

La relación de personas recordadas en este memorial está verificada por el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo a partir de un listado gestionado por los investigadores e historiadores de diversas asociaciones memorialistas. Este listado es un punto de partida y se establecerá un sistema para que las personas que echen en falta a un familiar asesinado o desaparecido, puedan aportar documentación para que su nombre pueda añadirse al Muro de la Memoria.

El muro está formado por 4 placas negras de aluminio resistente a la intemperie; suman 6 metros de largo y 2 metros de alto. El listado de nombres se encuentra ordenado alfabéticamente a partir del primer apellido de cada persona.

El Muro de la Memoria está situado en las inmediaciones de la antigua tapia del camposanto avilesino donde tenían lugar los fusilamientos durante la Guerra Civil y el franquismo. En concreto, ocupa el muro izquierdo del acceso a la zona de osarios y horno crematorio del Cementerio de La Carriona.

Otros hitos de memoria histórica en Avilés

Un monolito construido por las mujeres víctimas de la represión franquista en el Cementerio de La Carriona. Tres monolitos conmemorativos de las Fosas Comunes de la Guerra Civil. Están ubicados en la entrada Cementerio de La Carriona -que albergó la mayor fosa común de Avilés-, en La Piñera (Llaranes Viejo) y frente a la Quinta Pedregal (C/José Manuel Pedregal), lugar de tortura y represión durante la guerra.

También hay una placa que recuerda la ubicación del Campo de Concentración de Prisioneros Republicanos de La Vidriera de la Guerra Civil y la posguerra. Fue uno de los más importantes del Norte de España tanto por el número de prisioneros que albergó como por la permanencia de sus instalaciones, hasta los primeros años de la década de 1940. Situado en la confluencia de la avenida de Gijón con la calle Llano Ponte en el solar en el que actualmente se sitúan los bloques de viviendas cuyos bajos ocupa parcialmente el CMAE. La leyenda de la placa -descubierta el 4 febrero 2015- es: La Vidriera. Campo de Concentración de Prisioneros Republicanos. A los que dieron su vida por la libertad y la democracia»

https://www.lne.es/aviles/2019/04/09/muro-memoria-victimas-franquismo-homenajeara/2454906.html

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