Presentación Marcha republicana 15J en Xixón

11/02/2025 por

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Intervención de Rafael Velasco, Presidente de la Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR):

Se nos ha venido contando que en la Transición la Monarquía fue la artífice del cambio político, y nada más lejos de la realidad. La Monarquía fue el instrumento de las clases dominantes, que habían ganado la guerra de España, para frenar los cambios que eran ineludibles, garantizando que lo que fue el Franquismo S.A., hoy reconvertido en IBEX 35, CEOE y acólitos, pudieran mantener sus botines de conquista, recién conversos a la
democracia.
La Monarquía actúo con un permanente chantaje, al mando del ejército, para que los cambios no fueran demasiado allá. Fue la garantía de la impunidad de los crímenes franquistas, por lo cual no es de extrañar que al Rey Felipe VI lo podamos ver en Auschwitz, pero no lo hayamos visto todavía en ninguna fosa común o campo de concentración español.
Para ello impuso un blindaje constitucional que impide una reforma de la carta magna, pues la la misma implicaría poner en cuestión la pervivencia de la propia Monarquía.
La Monarquía ha venido funcionando como verdadera clave de bóveda de todo un andamiaje constitucional y político, que algunos y algunas llamamos “Régimen del 78”, que ha ido promoviendo un constante retroceso de los derechos sociales y políticos conquistados por las clases populares en los años 70 del siglo pasado, a la par que toda la Casa Real y su corte sumisa continuaban haciendo los negocios ilícitos tan propios de los Borbones.
Por eso hoy, en tiempos de profunda involución democrática a nivel mundial y donde el Capitalismo Real muestra cada vez más su rostro inhumano, la Republica se convierte en un horizonte de esperanza, que necesitamos construir las clases populares para hacer unas políticas a favor de la mayoría social. Las grandes transformaciones económicas y sociales que se necesitan para garantizar una libertad plena y real de todas las personas, que vivimos y trabajamos en España, chocaran indefectiblemente con la Monarquía, que sigue actuando como clausula de cierre de cualquier cambio que pretenda hacer una sociedad más democrática y justa. Por el contrario, la apuesta por un proceso constituyente republicano, es condición “sine quanon” tanto para atacar las bases del poder de quienes, a día de hoy, nos siguen privando de derechos laborales justos, de política de vivienda adecuada o de servicios públicos de calidad. Es más, es la única vía que puede permitir que las pluralidad de pueblos y naciones que componen España puedan encontrar un encaje adecuado, donde los mismos no sean subordinados en sus legitimas aspiraciones nacionales por oligarquías que solo buscan seguir engordando su cartera.


La Republica hoy más que un anhelo, se convierte en una necesidad, y por ello esta experiencia unitaria que estamos intentando construir con la “Marcha Republicana 15 J” es solo una semilla más para que los sectores sociales más desfavorecidos y los componentes de las fuerzas democráticas puedan confluir y ofrecer una alternativa al modelo de estado, al de
sociedad y al de gobierno, distinto al que siguen manteniendo las fuerzas dinásticas y al que está empezando a desarrollarse de mano de las fuerzas neofascistas.
La Republica, hoy como ayer, debe ser una primavera de los pueblos, para que se abran en España las grandes alamedas por donde transite el hombre y la mujer libres para construir un mundo mejor.

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