Carmen García: «La indecisión del coronel Aranda retrasó el golpe de estado en Asturias»

Directora del proyecto Voces del Pasado y del Mapa de Fosas Comunes de la Guerra Civil en Asturias, un trabajo desarrollado a lo largo de los últimos años y presentado hace unos meses, la profesora Carmen García analiza en esta entrevista los primeros episodios de la guerra civil en el Principado.

¿Por qué comenzó el enfrentamiento bélico?

Por el fracaso del golpe. Si hubiera triunfado hubiera sido una cuartelada más y no sabemos a dónde habría conducido. Entre los conspiradores no había una posición política homogénea ni muchísimo menos. Hay monárquicos, republicanos, falangistas y militares sin una adscripción clara. Hubiera dado lugar a un régimen político dictatorial o autoritario del corte o de la duración que fuese, breve o largo, pero no hubiera dado nunca lugar a una guerra que no es posible sin dos bandos armados enfrentados. Es el fracaso de la sublevación lo que conduce a la guerra civil.

Si en toda España fue el 18 de julio, ¿Por qué se retrasa un día el golpe en Asturias?

Por la indecisión de Aranda y porque desde los primeros momentos en los que hay noticias de lo que ha sucedido en otras partes, se intenta enviar en trenes y autobuses la expedición minera que va camino de Madrid. De esa manera se libera un porcentaje importante de población que podía crear problemas. Y aunque todas las organizaciones como el PCE eran renuentes a que los mineros salieran hacia la capital de España, no hubo disciplina. Muchos marcharon independientemente de lo que ordenaban sus organizaciones a la defensa del orden republicano y para combatir a los insurrectos.

¿Y eso qué supuso?

Aranda se quitó un enemigo potencial de encima. Por otra parte durante las reuniones que hubo en el Gobierno Civil entre los dirigentes del Frente Popular y Aranda como responsable militar último de la comandancia, está intentando ganar tiempo todo el rato. Aduce que necesitaba una orden firmada, que no podía armar al pueblo sin control…Y en esto se suceden toda una serie de reuniones en las que hay un tira y afloja.

¿Cómo era el coronel Aranda?

Era un hombre liberal, se considera masón y por tanto no era de los militares que pudiera suscitar más temor a que estuviera en la conspiración. Se decía que era amigo de Indalecio Prieto, que tenían buenas relaciones, y por eso los socialistas estaban a la expectativa. Al final cuando llega el telegrama que ordena que se arme al pueblo, que era la orden que necesitaba Aranda, éste gana tiempo un poco más. Aduce que se va a preparar las cosas al Gobierno militar y sale de la reunión.

¿Nadie sospechó que iba a sublevarse?

En esa reunión, en la que estaban todos los representantes del Frente Popular, encabezados por Liarte Lausín, que era el Gobernador Civil de Asturias, y a pesar de algunos testimonios, parece ser que nadie intentó detenerle. Ninguna fuerza política. Nadie manifestó una intención hostil a que Aranda saliera del Gobierno Civil y se dirigiera al Gobierno Militar para preparar la entrega de armas. Y es en esos momentos cuando Aranda, en el reverso de la orden, escribe aquello de no se cumple por ser contrario al honor militar. Desde esos momentos se encuentra sublevado y comienza a preparar la sublevación inmediatamente.

¿Dudó porque no veía las cosas claras o por la habilidad que le atribuye la historiografía franquista?

Aranda es hábil, buen estratega y buen militar. Aprendió muy bien la lección de octubre del 34. Durante la revolución del 34 se habían liquidado prácticamente todos los cuarteles con rendiciones o enfrentamientos, como sucedió en Sama. Aranda sabe que en una situación que podría parecerse, había que evitar eso y dio la orden a los guardias civiles de esos cuarteles dispersos para que se agruparan en Oviedo. Eso le permite contar con un buen contingente de guardias civiles. Además cuenta con que se ha marchado un porcentaje importante de mineros que podían ser un enemigo. Entre las falangistas que se presentan de inmediato, las fuerzas del ejército, la guardia civil y la guardia de asalto, Aranda dispone de una base militar para emprender las primeras acciones encaminadas a defender la ciudad para los sublevados.

Que tuviera un plan para formar un triángulo defensivo en torno a Oviedo, Gijón, Avilés y su extensión a Trubia, ¿hace sospechar que era partidario de la sublevación desde un principio?

Posiblemente no sea de los impulsores firmes, pero Aranda estaba en la línea de las conspiradores, lo que sucede es que no se trata de un hombre impulsivo y mide muy bien las fuerzas y la situación que hay en Asturias. La defensa de Oviedo la articula muy bien. Hubo un intento de salir hacia Gijón, pero Aranda fracasa y tiene que replegarse hacia Oviedo, donde queda reducido.

En Gijón el golpe de estado fracasó.

Lo que falló a los sublevados en Asturias fue Gijón por la tardanza de Pinilla a sublevarse. Y la ciudad queda en manos de los republicanos a partir del 19 de agosto. Lo sucedido con el cuartel gijonés de Simancas es curioso. A pesar de la heroicidad de la resistencia y demás, el fracaso de Pinilla no está muy bien visto y la exaltación del Simancas fue muy posterior. Al principio fue visto como alguien titubeante a la hora de salir de los cuarteles tomar el mando de la ciudad.

Parece ser que en Gijón no todos los militares eran golpistas.

Se lanzó una soflama pero hubo militares, algunos suboficiales, que mostraron su desacuerdo. No hubo unanimidad. Por otra parte, venían funcionando desde hace tiempo las milicias antifascistas obreras, que estaban muy pendientes de lo que se cocía en los cuarteles en los que también había organizaciones republicanas funcionando. Por tanto en Gijón, entre la vacilación y la tardanza de Pinilla y esos enfrentamientos dentro de los cuarteles, se pierde un tiempo precioso para que los militares puedan tomar la ciudad en un plazo breve. De hecho entre las primeras fuerzas que salen a la calle hay deserciones y algunos efectivos se pasan a las filas de la población civil. Además en Gijón toma el mando el comandante Gállego que estaba allí de vacaciones y se inicia el rodeo de los dos cuarteles: el de Simancas y el Zapadores. Había una mínima organización que ya impide salir a Pinilla y tienen que organizar la resistencia dentro de los cuarteles. El intento de Aranda de salir de Oviedo era para intentar llegar a Gijón y prestar ayuda a los acuartelados. Cuando eso fracasa, los cuarteles de Gijón quedan abandonados a su suerte más allá de las acciones del Cervera.

Todo lo contrario que en Oviedo.

Los mandos apoyaron de forma unánime a Aranda, salvo el foco del cuartel de Santa Clara, donde Ros y otros empezaban el proceso de repartir armas entre la población civil. Y ahí es donde se producen los enfrentamientos y los primeros muertos de la guerra. En el asalto a Santa Clara juega un papel muy importante el comandante Caballero, que estaba destituido, y que llega a Oviedo de forma clandestina para ponerse a las órdenes de Aranda. Pero éste no quiso connivencia con falangistas ni con personas que se salían del cuadro de mando. En Oviedo, salvo en Santa Clara, hay unanimidad entre los militares y no hay cuarteamiento de disciplina ni enfrentamientos. Aranda quedó aislado y buscando que la ayuda llegue, no de otras sublevaciones, sino a través de las columnas gallegas que llegarán por el occidente.

¿Caballero estaba en Oviedo quizá porque los sublevados no confiaban del todo en Aranda?

No lo sé. Pero Caballero no tiene tampoco buena opinión de Aranda y emite unos informes muy negativos sobre él en tiempos posteriores. Aranda caerá en desgracia muy pronto, por sus posiciones masónicas, porque fue favorable a la monarquía y porque tampoco era un entusiasta de Franco ni un partidario de que se perpetuara en el poder. Y Caballero contribuye a esa caída en desgracia.

¿Qué fue lo que pasó en Trubia, tércer vértice del triángulo defensivo del coronel Aranda?

Fue otro fracaso de los sublevados, con el caso del coronel Franco Mussió. Parece que nunca estuvo en la trama de la conspiración, se mantuvo fiel a la república y eso impidió que Aranda recibiera abastecimientos de una plaza importante como Trubia. Franco Mussió sí fue reticente al armamento de los obreros porque no era partidario de armar a las milicias, pero su posición debió de ser la de muchos militares que vacilan y que están en muchos fuegos. Por acción u omisión fue leal al orden republicano. Y cuando cae el Frente Norte y entrega la plaza de Trubia, evidentemente le juzgan y Franco Mussió y otros varios militares van a ser ejecutados, aunque si hubo otros que estuvieron en la trama conspirativa y hubo algunos que intentaron pasarse de bando.

¿Qué Aranda estuviera al tanto de lo que sucedió en octubre del 34 y tuviera un plan garantizó el éxito del golpe en Oviedo?

Posiblemente sí porque quedando Oviedo sola, rápidamente se comienza a organizar el cerco y Aranda cuenta con varias posiciones defensivas, bien estudiadas desde el punto de vista militar. Y a medida que falla el número de hombres y vienen más milicias, va replegándose hasta quedarse en el cogollo de Oviedo porque la ofensiva republicana llega hasta el mismo centro de la ciudad. Su situación era desesperada porque además no tienen aprovisionamiento y les han cortado el agua. Y todo eso sin un estudio de los puntos estratégicos hace muy difícil que la resistencia se hubiera mantenido durante tres meses hasta la llegada de las columnas gallegas el 19 de octubre.

¿Qué Aranda consiguiese aguantar fue mérito suyo o demérito de los atacantes?

Eran una fuerza mucho más numerosa, pero estaban mal armadas y desde el punto de vista militar su entrenamiento es precario. Es mérito de Aranda, pero quizás el error más importante del Frente Popular fue la tardanza con la que se empieza a organizar un ejército que haga frente a las columnas gallegas que llegan por la costa y el interior. Hasta Luarca fue un paseo militar y cuando las autoridades republicanas se percatan, empiezan a oponer resistencia, pero se puso más entusiasmo en tomar Oviedo, esa era la consigna.

¿Y eso por qué?

La obsesión por hacerse con Oviedo viene a ser la revancha de octubre porque en el 34 no habían podido tomar la ciudad. Y se produce una situación muy parecida. De hecho la gran ofensiva se lanza los días 4 y 5 de octubre, coincidiendo con el aniversario de la revolución. Y en esa obsesión, pierden Oviedo y mientras tanto llegan los refuerzos desde Galicia que se convierten en el alivio real de la situación desesperada que tenía Aranda.

¿Cambiaron mucho las cosas?

Eso no significaba que la situación estuviera salvada. Es verdad que la ciudad está abastecida de tropas y alimentos que empiezan a entrar y salir por el pasillo de Grado, pero ojo, será continua fuente de enfrentamientos y en febrero de 1937 el pasillo queda cortado varios días.

Oviedo siguió siendo una ciudad sitiada.

Va quedar cercado hasta el final de la guerra y el teatro de operaciones va a ser todo el pasillo de Grado, el verdadero vehículo de conexión de los sublevados con la ciudad de Oviedo. La cosa cambiará cuando en el 37 Franco se plantea acabar de forma definitiva con el frente Norte y llegan la toma del País Vasco, Santander y en septiembre, cuando se producen los enfrentamientos en el frente oriental, en el Mazucu y el frente del Sella.

¿La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 precipitó el golpe?

Sí. Primero intentaron que el presidente no convocara las elecciones. Y cuando se produce esa victoria hubo intentos conspirativos para que no se reconociera el triunfo del Frente Popular. Es evidente que esa victoria electoral desencadena la organización de la trama conspirativa y los acontecimientos se aceleran.

¿Por qué?

El Gobierno del Frente Popular trató de acelerar las políticas reformistas del primer bienio de la II República, pero no hay procesos revolucionarios. Aunque se hable de una supuesta revolución comunista está prácticamente demostrado que eso es falso. Lo que sucede es que el Gobierno del Frente Popular es mucho más fuerte y las organizaciones y sindicatos de izquierdas están mucho más organizados. Algunos temen que las reformas contundentes se lleven a cabo de forma más rápida. Seguía siendo un Gobierno burgués, pero está apoyado claramente por las organizaciones políticas y obreras de la izquierda, que no están en el gobierno. Su apoyo era más contundente que el de los partidos republicanos que son mucho más endebles y están más cuarteados.

¿Y por qué algunos como Pío Moa ven en la revolución de octubre la antesala de la guerra civil?

Lo que plantean es que como en el 34 las organizaciones obreras se sublevaron contra el orden establecido, pero algunos mantienen que los militares que se sublevaban contra la república estaban legitimados después de lo que pasó en octubre del 34. Esa es la filosofía, de Pío Moa: la historiografía franquista de siempre.

Acláreme eso.

Son dos procesos históricos completamente diferentes. El movimiento revolucionario de octubre del 34 fue disperso, variopinto y no todas las organizaciones obreras se sumaron a él. Al no participar la CNT eso conducía al fracaso en gran parte de España como Andalucía o Cataluña. En el caso de Asturias fue más exitoso porque se firmó la alianza obrera, pero en los lugares donde la CNT se inhibe, no podía pensarse en un triunfo cuando más de la mitad de la clase obrera no estaba en esa línea. Puedes buscar un montón de aspectos que evidencian que no hay la menor semejanza entre lo que es un pronunciamiento militar y una insurrección obrera mal pertrechada y mal organizada, y en la que no participan todas las organizaciones políticas de izquierdas y en la que la gran central sindical de la época, la CNT, no participa. El movimiento de octubre no tiene nada que ver con la sublevación militar del 36.

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