«La Transición goza de una extraordinaria salud que a mí me parece exagerada»






«La Transición goza de una extraordinaria salud que a mí me parece exagerada»
«Es evidente que el cuarteto Suárez, González, Fraga y Carrillo ya no existe, pero a lo mejor no tiene que existir»
RODOLFO MARTÍN VILLA Ex ministro de la Gobernación e Interior
Saúl FERNÁNDEZ
Rodolfo Martín Villa (Santa María del Páramo, León, 1934) ofreció ayer en el salón de actos de la Cámara de Comercio de Avilés una conferencia sobre la Transición organizada por los Amigos del País en la que participó también el expresidente del Senado Juan José Laborda.
-Usted fue uno de los principales protagonistas de la Transición.
-El día que murió Franco soy gobernador de Barcelona. En el primer gobierno de la monarquía soy ministro de Sindicatos y con Adolfo Suárez de la Gobernación y del Interior.
-Es decir, tuvo un papel primordial en aquellos años.
-Bueno, de cierto protagonismo.
-¿Cree que se ha mitificado aquel tiempo?
-Pues mire, yo creo que la Transición, como las personas, goza unas veces de buena salud y otras de peor salud. Hubo un tiempo, que coincide un poco con el desmantelamiento de la UCD, en que quizá todo lo que supuso la Transición no gozaba de especial buena salud. Ahora realmente goza de una salud extraordinaria y que a mí, respondiendo a su pregunta, me parece exagerada. Yo me podría apuntar, como usted ha dicho, a ser uno de los protagonistas, siquiera de segunda fila de la Transición. Tuve el riesgo, pero también la suerte de estar allí… más a una edad, recién cumplidos los cuarenta, que eso también su importancia. Yo tampoco creo que aquello fuera un milagro político de corto alcance. En España se había producido, aún antes de la muerte de Franco, entre los 60 y 1975 un milagro social que hizo posible de la Transición.
-Es decir, fue colectivo.
-…El nacimiento de la Transición fue facilitado por una sociedad nueva y distinta. Podíamos decir que en 1975 ya todo era moderno en España excepto el régimen político, que ya no era el franquismo de la Guerra Civil incivil, por un lado y por otro. Tampoco era la dictadura dura y cruel de la inmediata posguerra. No era un Estado democrático de derecho, pero a partir de los 60 sí que era un Estado, al menos, de derecho administrativo o, si se quiere ser más exigente, un Estado de leyes. Es decir, las relaciones de los ciudadanos con la administración ya entonces eran bastante homologables a los de un Estado democrático.
-En aquellos años se dio lo que la dictadura denominó el «Contubernio de Munich»…
-No, si desde el punto de vista político, es evidente que no era un Estado democrático: no había pluralismo político, sindical, determinadas libertades cívicas no se podían ejercer… pero sí que la sociedad era abierta y distinta.
-¿Lo hicimos tan bien los españoles?
-Ah, yo creo que sí, que lo hicimos perfectamente bien. Por eso, contestando a su pregunta, yo me apunto más al milagro social, popular de los españoles más que al milagro político, que también existió, por supuesto. Ahora, quizá por esa mitificación de la Transición de la que hablábamos, se echa en falta algunas de las costumbres, de los modos, de los haceres de la Transición. Creo que hay que cuidarse en este terreno. No cualquier tiempo pasado fue mejor: no, fue distinto. Una etapa excepcional -y la Transición española lo fue- produce personajes excepcionales. O al revés: los personajes excepcionales son los protagonistas de una etapa excepcional. Y es evidente que el cuarteto Adolfo Suárez, Felipe González, Manuel Fraga y Santiago Carrillo no existe hoy, pero a lo mejor es que no tiene por qué existir.
-A usted la historia le coloca como un ministro duro.
-Era el ministro de Gobernación en un momento en el que el cambio del sistema no dejaba de recaer sobre las competencias del ministerio de la Gobernación. Habíamos cambiado de sistema, pero mire usted, eso en el ministerio de Comercio, de Industria… En la Gobernación de hoz y coz se enfrentaba con los tiempos. Una vez una persona del mundo de la izquierda, no sé si con ánimo de crítica -aunque a mí me sonó como halago inmerecido- me dijo: «Si tú llegas a ser ministro entonces, a lo mejor todavía teníamos II República». En España existía la idea de emparentar democracia con falta de autoridad.
http://www.lne.es/aviles/2011/04/08/transicion-goza-extraordinaria-salud-parece-exagerada/1057612.html










