Recuerdo de María (por Boni Ortiz)

22/01/2011 por

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Recuerdo de María

Tomo prestado unos versos de Ángel González para deciros que…

En este instante, breve y duro instante,

¡cuántas bocas de amor están unidas,

cuántas vidas se cuelgan de otras vidas

exhaustas en su entrega palpitante!

Fugaz como el destello de un diamante,

¡qué de manos absurdamente asidas

quieren cerrar las más leves salidas

a su huida perpetua e incesante!

Lentos, aquí y allá, y adormecidos,

¡tantos labios elevan espirales

de besos!…

Sí, en este instante, ahora

que ya pasó, que ya lo hube perdido,

del cual conservo sólo los cristales

rotos, primera ruina de la aurora.

En este instante, breve, y duro instante…

… En el que nos reunimos para despedir a María.

María: nombre definitivo de mujer primordial, inapelable.

He de confesaros que me la perdí. La conocí hace apenas un par de años, en los prolegómenos del Octubre de FAMYR en Mieres, en el que celebrábamos -con nuestra alegría de siempre- otra derrota… María organizaba los Puestos de los colectivos y organizaciones y, supongo, que se sorprendió por la familiaridad con que el Ateneo Obrero de Gijón y la Fundación Andreu Nin, iban a compartir espacios y vigilias.

Unos meses después, desde la Fundación Andreu Nin de Asturias hicimos varios actos de presentación en Oviedo, Avilés, Gijón, convocados también por esas vías electrónicas de hoy, a las que nadie contesta, ni siquiera con un breve «OKA». María lo hizo con su amabilidad de siempre, diciéndome que intentaría venir a Gijón… Y se presentó en Sestaferia. Solamente María y yo pasábamos del medio siglo. Entre mozas y mozos del «post-punk» y envueltos todos, por los diversos humos que conforman el Aire Libre del Centro Social Sestaferia, contemplamos el documental Doblemente olvidados, donde Wilebaldo Solano hacía un repaso por su vida y la historia del POUM: la misma cosa. Terminado el acto me acerqué a ella para preguntarle que le había parecido: «Todo esto no se sabe. Es una historia desconocida».

María sin saberlo, nos estaba haciendo el mayor homenaje. El mejor reconocimiento que nadie podía hacer a nuestro humilde trabajo. Nos daba alas para seguir con nuestro propósito…

ANDREU NIN MIRA PASAR L’AUGUA DEL RIGU MOSKVA

L’home mira pela ventana

cómo la ciudá vei diliéndose na nueche

nuna harmonía repitida.

Y mira un rigu puercu

que nesti iviernu yá tardíu

dexa baxo les pontes

cachos de xelu gris.

Una vieya y escrita

metáfora de la vida,

piensa,

como l’augua fendiendo la tierra

o una metáfora de la revolución

como l’augua enchendo

siempre’l mesmu rigu.

Ye una ventana

d’una habitación d’hotel

– Hotel Lux, Avenida Tuerskaya-

inhóspita, desarmada

como toles habitaciones d’hotel

d’una Europa rota

onde repítense homes convocando

les pallabres ingrientes de la revuelta.

Y pela mesma ventana

l’home ve una tabierna del Vendrell

travesada pol aire del monte

travesada poles voces de los compañeros

cuando nes meses asperen pan y vino

y ayena al mundu

una rapaza regala la so risa

ayena tamién a les banderes

qu’abandonen les places de Moscú

y pasen pela Avenida Tuerskaya

baxo la ventana pela qu’un home

mira l’aire llimpio del Vendrell

más alló de les augües puerques

del rigu Moskva.

Inaciu Llope

(Del poemario «El combate melancólicu»)

…Yo estoy seguro que desde entonces, María me consideraba su hermano; estoy seguro que pensaba que compartíamos la misma sangre: La sangre roja de una familia rota por la barbarie de un tiempo feroz y saturnal.

Permitidme aquí y ahora, en este acto en memoria de María, reclamar la diferencia; reclamar al Otro: al OTRO en su totalidad… no para «integrarle», » tolerarle» o «transigirle»…

NO. Reclamemos al OTRO como una bendición.

Para mi recordar a María, también me emplaza a reclamar el afecto, los sentimientos… Y el Deseo de que, desde ahora, hagamos todo lo que esté en nuestra mano para que ningún camarada muera solo…    Pero…

… Olvidemos

el llanto

y empecemos de nuevo,

con paciencia,

observando a las cosas

hasta hallar la menuda diferencia

que las separa

de su entidad de ayer

y que define

el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído

fruto,

por el fracaso

de ese deseo hondo,

compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.

Después de haber hablado,

de haber vertido lágrimas,…

silencio y sonreíd:

Nada es lo mismo.

Habrá palabras nuevas para la nueva historia

y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail
Facebooktwitterlinkedinrssyoutube

Comentarios

comentarios