La categoría humana elevada a político

20/12/2010 por

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La categoría humana elevada a político

La categoría humana elevada a político

20/12/2010 00:00

Conocí a Rafael Fernández y a su primera esposa Pura Tomás en su casa de México en tiempos aún de la dictadura franquista. A un grupo de asturianos que habíamos ido en un viaje organizado, creo, por Cajastur nos invitó a cenar en su domicilio particular, teniendo una velada encantadora que giró, lógicamente, en torno a la situación de España y de Franco en concreto.

Allí estaba también el hoy eurodiputado Antono Masip quien ya había tenido contactos con Rafael en París. Curiosamente, bastantes años después, tras haber retornado a Asturias y ser presidente de la pre autonomía, volvimos a encontrarnos de nuevo en México capital federal con ocasión de las inauguración de las nuevas instalaciones centrales del Centro Asturiano que por aquel entonces presidía uno de los Carús. En aquella ocasión al fotoperiodista José Vélez y a mí Rafael Fernández nos enseñó la modesta Casa de España, en comparación con el suntuoso Centro Asturiano, en el que no era bien visto, el hospital de emigrantes y el cementerio.

Rafael Fernández y Pura Tomás, que contribuyeron decisivamente en el congreso de Surenes para que Felipe González ascendiera al generalato en el PSOE, regresaron a Asturias con discreción y enormes ganas de agradar a través de la negociación con todas las fuerzas políticas que se iban formando así como con empresarios y sindicatos. Ya aquí recuerdo como me daba la lata, presionado probablemente por el entonces ya secretario general del SOMA, José Angel Fernández Villa, para que diera aire a un problema que se había planteado en Tuilla donde el pueblo protestaba por el continuo paso de camiones de carbón de Hunosa que estropeaban la carretera y contaminaban la zona. Hasta acudió a participar en una sentada cortando la misma un domingo.

Fue un presidente de pre autonomía fomentador del consenso y del diálogo y tuvo en su gobierno a personajes como Francisco Álvarez-Cascos, Luis Vega Escandón, Emilio García Pumarino, Juan Luis de la Vallina Velarde, etc. Con Felipe González como presidente del Gobierno de España y nuestro estatuto de autonomía aprobado por las Cortes y firmado por el rey Juan Carlos I aires de renovación corrieron por las distintas aún recién nacidas autonomías. En un congreso de la Federación Socialista Asturiana celebrado en El Berrón se cargaron a Rafael cambiándolo por Pedro de Silva y Cienfuegos-Jovellanos. Rafael Fernández pasó a ser durante años, hasta su jubilación, senador. Siempre tuve la sensación de que jamás perdonó a sus compañeros lo de El Berrón pero, como todo un caballero que era, no pronunció una palabra en su contra, especialmente respecto a José Ángel Fernández Villa que había sido uno de los instigadores del cambio.

En los tiempos en que estuvo como presidente de la pre autonomía mantuvo unas muy buenas relaciones con los profesionales de los medios de comunicación. Estando yo por aquel entonces en LA VOZ DE ASTURIAS hasta me ofreció trabajo en su gabinete de prensa. Joven como era no acepté. Solo lo lamento por haber perdido la oportunidad de trabajar junto a él. Mientras su esposa Pura Tomás, con la que mantuve muy buena relación, y a la que ayude muy modestamente a convencer a otra concejala del Ayuntamiento de Oviedo, la comunista Aurora Puente, también muy buena amiga, a que fichase por el PSOE, como así hizo, trabajaba duro por la ciudad despertando la admiración hasta del entonces alcalde por UCD Luis Riera.

Lamentablemente hoy esos tres personajes, Rafael Fernández, Pura Tomás y Aurora Puente ya han fallecido. La última vez que vi al presidente, como siempre le llamé, fue precisamente en la presentación de la biografía de su esposa Pura Tomás escrita por mi buen amigo Juan José Menéndez. Probablemente fue, por así decirlo, el último acto público al que asistió Rafael Fernández en compañía de su segunda esposa Belén y de sus cuñados Agripino y Urcesino Tomás. Fue también un acto muy emotivo en el que estuvieron presentes, además de un numeroso público el citado Antonio Masip y Etelvino González, buen amigo del presidente.

Rafael Fernández ha muerto a los 97 años. Y lo ha hecho, estoy seguro, sin haber visto cumplida una de sus grandes ilusiones: Que León y Asturias hubieran formando una sola autonomía, algo que intentó tímidamente cuando regresó de México tras la muerte de Franco, pero dándose cuenta enseguida de que no había caldo de cultivo para ello, sino todo lo contrario, rápidamente abandonó cualquier iniciativa al respecto. Descansa en paz, buen amigo. Hemos perdido, ideologías aparte, a un gran ovetense, a un gran asturiano. Una persona cuya categoría humana le elevó como político.

http://www.lavozdeasturias.es/asturias/categoria-humana-elevada-politico_0_393560661.html

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