«El Lobo» también pintaba






«El Lobo» también pintaba
l El guerrillero Felipe Matarranz dona uno de sus cuadros al Ayuntamiento de Ribadedeva
l «Sigo oficialmente declarado en rebeldía en Asturias», afirma el combatiente republicano

Colombres (Ribadedeva),
María TORAÑO
Entre sus compañeros emboscados le conocían como «El Lobo», pero detrás del temible apodo, Felipe Matarranz (La Franca, 1915) escondía dotes pictóricas que podrían haberle llevado a una vida de artista. Así lo demostró ayer, con un cuadro pintado en 1953, al poco de salir del penal de Burgos, que donó al Ayuntamiento de Ribadedeva. «Este hombre es historia viva», expresó el alcalde, Alejandro Reimóndez, quien recogió la obra.
Felipe Matarranz recuerda, con una ludicez asombrosa para sus 95 años de edad, que pintaba mucho durante su estancia en la cárcel porque esta era una afición que siempre le gustó. Fue detenido por primera vez en 1937, tras alistarse voluntario en las filas republicanas, y permaneció en prisión hasta 1942. Cuatro años después de ser liberado, en 1946, le volvieron a detener por ejercer de guerrillero en los montes asturianos.
Explica que participó en la batalla de El Mazucu (Llanes) y que «nunca en mi vida vi tantos cadáveres como allí porque subían por el monte vivos y sólo bajaban muertos», manifiesta.
Sometido a consejo de guerra, permaneció dos años condenado a muerte y estuvo retenido, primero, como preso político y, más tarde, como bandolero, un calificativo que todavía conserva, ya que, asegura, sigue «declarado en rebeldía» en Asturias. «A mí nadie me ha mandado nada que ponga que ese crimen ya no existe», afirma.
Matarranz relata de memoria los nombres de los compañeros caídos y los lugares en los que se encuentran algunas fosas comunes en las que los enterraban. Él por poco acaba en una de ellas.
«Me pegaron un tiro que entró por una ingle y salió por los riñones y seguí disparando hasta que perdí el conocimiento», explica. Sus amigos le dieron por muerto y le llevaron al lugar donde tenía amontanados los cadáveres. Por suerte, tardaron en enterrarle y recuperó el conocimiento a tiempo.
«Perdimos la guerra, pero nosotros no nos entregamos y seguimos luchando», declara. A su juicio, el actual sistema democrático español no es más que «un franquismo sin Franco» porque nunca se restituyó «la República legítima que votamos los españoles y que terminó con la monarquía de entonces sin derramar ni una gota de sangre».
El cántabro Antonio Marínez Eguren acompaña al guerrillero y ejerce de amigo, archivero y memoria de apoyo. Sus biografía se publicó en Cuba en 1987, bajo el título «Manuscrito de un superviviente» y existe otro libro editado en Francia en el que narra sus vivencias de la guerra y de la dictadura.










