En memoria de Trece Rosas






En memoria de Trece Rosas
06/08/2010 JUAN C. GALAN soborno
Los falangistas le ofrecieron un sueldo a los padres de Julia Conesa si atestiguaban que su hija había fallecido de muerte natural
AL Na conversación con Constanza Paje y Africa López fluye como un río. Hablan sin tapujos del fusilamiento de sus tías-abuelas, Julia Conesa y Joaquina López, dos de las llamadas Trece Rosas, un grupo de jóvenes socialistas ejecutadas por los fascistas poco después de ascender al poder. El miedo parece haberse evaporado. Y, de repente, una feliz coincidencia: descubren que han sido, sin saberlo, vecinas durante 26 años. Jamás se habían visto, aunque sus vidas estaban ligadas de alguna manera. El destino terminó por unirlas ayer en Oviedo.
Constanza Paje y Africa López viven a escasos metros una de la otra en Rivas-Vaciamadrid, una ciudad dormitorio de la capital de España y, además, uno de los pocos ayuntamientos de la comunidad de Madrid donde gobierna la izquierda. Constanza y Africa viven en una urbanización edificada por el PSOE en los albores de los 80. Su nombre es significativo: Urbanización Pablo Iglesias, en realidad, una cooperativa de trabajadores que buscaba el ideal de vida socialista, con grandes espacios públicos y zonas para que los niños jugaran a sus anchas. «Precaución: hay niños libres», avisaba un cartel a los conductores.
A Julia Conesa y Joaquina López les hubiera gustado la urbanización en la que viven sus sobrinas-nietas, pero los falangistas las fusilaron contra el muro del cementerio de La Almudena el 5 de agosto de 1939, tal día como ayer hace 71 años. Ambas eran las únicas de las Trece Rosas que habían nacido en Oviedo, aunque las dos se habían desplazado a Madrid con sus padres. Para honrar su memoria, el PSOE ovetense celebró ayer su tradicional homenaje a las Trece Rosas, con una ofrenda floral en la fosa común del cementerio de Oviedo y una charla coloquio en la Casa del Pueblo. Ahora, es tiempo de hablar, de quebrar tantos años de silencio y de miedo.
«En casa nunca se habló con claridad del tema. Mis abuelos no querían que supiera del todo la historia de mi tía-abuela. Era una especie de tabú originado por el miedo», explica Constanza Paje. La maquinaria franquista había puesto en marcha una estrategia de guerra psicológica hacia los familiares de los ejecutados tras la Guerra Civil. Los había dejado mudos. A los padres de Julia Conesa, bisabuelos de Constanza Paje, una brigada de falangistas los visitó cuando el cadáver de su hija aún estaba caliente. Le ofrecieron un sueldo vitalicio a cambio de atestiguar que Julia había fallecido de muerte natural.
El final de la era del miedo es la esencia del mensaje de Constanza Paje y América López. Ahora debe comenzar la era del compromiso por reivindicar la memoria de los caídos. Anteayer, el Ejecutivo duplicaba los fondos para exhumar los restos de víctimas del franquismo. «Es un paso más, pero el proceso va lento», reconoce América López, ella misma colaboradora de la Agrupación Socialista Madrileña. «Muchos dirigentes actuales del PP son descendientes de personas con poder en el franquismo, y no han asumido aún su carga de responsabilidad. Sólo ponen trabas», añade la sobrina-nieta de Joaquina López. Constanza Paje también responsabiliza al PP del lento desarrollo de la ley de Memoria Histórica. «La historia de los muertos por el franquismo también es historia, aunque a muchos no les guste. Se está silenciando, y eso es muy peligroso», afirma Constanza Paje.
A ambas les preocupa la falta de información sobre la Guerra Civil que les llega a los jóvenes. «Es algo intencionado y eso me preocupa muchísimo. Los chavales debe saber lo que pasó en este país y eso pasa por una ley de Memoria Histórica valiente», afirma Constanza Paje. América López va más allá: es profesora de Historia en un instituto de Madrid. «Los chavales me preguntan quién era Franco, y eso no puede ser», señala.
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