La memoria tiene su refugio en Cimadevilla

12/04/2010 por

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TESTIMONIO DE LA GUERRA CIVIL.

La memoria tiene su refugio en Cimadevilla

La alcaldesa cree que podría abrirse a los visitantes con fines «didácticos».

Nos niños de Cimadevilla cambiaron durante casi quince meses el escenario de sus juegos. Las recomendaciones maternas trasladaron el ocio infantil desde El Cerro de Santa Catalina hasta la actual plaza de Arturo Arias. Jugaban en el corazón de un barrio pesquero para saltar con prisa al agujero en caso de que la sirena de Tabacalera sonara a deshora. Significaba fuego y bombas y el refugio era el lugar más seguro.

El paso de los años ha relegado un espacio que el ayuntamiento estudia ahora recuperar. La idea partió de IU en el marco de la iniciativa el Mapa de la memoria . La alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, confirmó a este periódico que un estudio confirmará si el refugio subterráneo puede ser recuperado. El paso del tiempo podría haber desgastado la seguridad de un área proyectada para la supervivencia.

Pepe Bajamar recuerda los correteos en frente de la entrada del lugar cuyas entrañas aún conserva una tipología especialmente característica. Pocos metros detrás de la puerta había una curva pronunciada que salvaguardaba de las «ondas expansivas».

El concejal Jesús Montes Estrada reclama la importancia de desarrollar en Gijón un «turismo de la memoria». El barrio barcelonés de Poble Sec también abrió las puertas de su refugio, el número 307. La iniciativa atrajo a numerosos turistas. Felgueroso advierte que el escondite gijonés no «podría permanecer» constantemente abierto al público; pero sí disponible para las visitas.

Las paredes del refugio ocultaron cientos de miedos. Cuenta Pepe Bajamar que también algún fallecimiento y motivado, no precisamente, por el impacto de las bombas. Un día, el caer de los proyectiles fue tan intenso que rompió las cañerías. El agua comenzó a mojar y los atechados dejaron filtrar el miedo. Huyeron hacia la salida y no todos consiguieron salir ilesos. Madrid o Guernica no fueron las únicas ciudades asediadas. Bajo las calles de Los Moros y el Antiguo de banco los gijoneses dieron esquinazo a las bombas. No hay dinero para recuperar todos los refugios del pasado. El de Cimadevilla, sin embargo, dice que «tiene un sabor especial».

http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=549723

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