León da «guerra» con el turismo militar
León quiere dar «guerra» con el turismo civil. La comunidad vecina ha elaborado un inventario de todos los vestigios y escenarios bélicos que se mantienen en pie entre sus fronteras, y en Pola de Gordón el Ayuntamiento promociona la ruta de Fontañán, donde se puede recorrer y visitar una trinchera a 1.608 metros de altitud y una casamata.
León adelanta así a Asturias, donde la Asociación para al Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana (ARAMA) lleva años trabajando e intentando que las administraciones apuesten fuerte por «dar el valor que se merece a nuestro patrimonio civil», explica el presidente de este colectivo, Artemio Mortera. Pero, de momento, Asturias todavía no dispone de ninguna ruta turística en la que se recorra su patrimonio civil, y no será por falta de trincheras, fortines, nidos de ametralladoras, búnkeres, refugios, casamatas o lápidas, porque, tal y como añade Mortera, «incluso los vestigios de los que ahora presume León se puede decir que son asturianos, porque fueron levantados por el Cuerpo del Ejército Republicano de Asturias.
Aunque en Asturias el proceso de dar a conocer su patrimonio civil va despacio, Artemio Mortera asegura que este año se retoma un proyecto importante que lleva dos años parado: la fortificación de la sierra del Pedroso, en Candamo. Este proyecto se sacará adelante gracias a la firma de un convenio entre la Mancomunidad del Camín Real de La Mesa y el Ayuntamiento candamín, con la colaboración de ARAMA. Este proyecto engloba también una segunda fase, la puesta en valor de las fortificaciones del alto de la Peña en Candamo, aunque de momento no se puede asegurar que esta segunda parte se vaya a llevar a cabo porque los restos se encuentran ubicados en terrenos privados.
Otro de los proyectos que Asturias va a lanzar de forma inmediata es la señalización de las obras militares del cerro de Santa Catalina en Gijón. «Se van haciendo cosas, pero todavía queda mucho por avanzar porque Asturias tiene más de medio millar de fortificaciones», explica el presidente de ARAMA. De estas muestras que quedan patentes en la geografía asturiana de la etapa de la Guerra Civil, sólo media docena de ellas corresponden a obras realizadas por el bando de los nacionales. «Fueron los republicanos los que construyeron la mayoría de las fortificaciones», explica Mortera.
Fue a principios de 2006 cuando la asociación ARAMA comenzó a inventariar todas las muestras del patrimonio civil asturiano. Para llevar este trabajo adelante, treintas personas: historiadores, arqueólogos, ingenieros, educadores, militares, técnicos y artistas unieron su trabajo. En este estudio se desveló que Oviedo es el municipio asturiano donde se concentran más restos de la contienda, un total de 154 estructuras. Y es que el principal frente de la Guerra Civil en Asturias rodeaba a la ciudad, y Oviedo se convirtió así en la capital de provincia que más destrucciones sufrió durante la etapa bélica.
Sin embargo, otros concejos cuentan también con huellas que recuerdan a la etapa de la Guerra Civil (1936-1939). Es el caso por ejemplo de la localidad de Ranón, donde hay una línea de fortificación que cubría toda la playa y sigue hasta el río Nalón, que era la línea divisoria natural en donde se veían las caras los dos bandos. También hay señales de obras militares en Coaña, Tineo y Llanes, donde se construyeron aeródromos para uso militar.
León intentará impulsar con fuerza este nuevo «encanto», como ya hicieron otras regiones que apuestan por convertir campos de concentración o de combate en nuevos atractivos turístico-educativos.
Aunque muchos prefieren olvidar la Guerra Civil y todos sus escenarios, asociaciones como ARAMA, quieren mantener en pie las construcciones de aquella época. «Porque supone un enorme valor que no podemos dejar que se pierda por el camino», concreta Arsenio Mortera, que confía en que Asturias siga los pasos de la comunidad vecina de León y opte por promocionar sus «rutas turísticas de guerra».
