«Tras la guerra, la reemigración llevó a Latinoamérica a 10.000 asturianos»

01/02/2010 por admin

ANTONIO MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
Historiador de Noreña, autor del libro «Exiliu Asturianu (1937-1939)»

Noreña, Franco TORRE

El historiador noreñense Antonio Martínez Fernández (1980) ha publicado su libro «Exiliu Asturianu (1937-1939)», un trabajo de investigación en el que ha profundizado en un aspecto poco tratado hasta la fecha: la suerte de los asturianos desplazados durante la Guerra Civil.

-¿Qué volumen de gente hubo de exiliarse tras el colapso del frente del norte?

-Hay que diferenciar entre dos tipos de exiliados: por un lado estaban los refugiados, personas sin oficio ni sustento, en su mayoría mujeres, niños y ancianos; por otro, los evacuados, que eran los combatientes y los trabajadores. Antes de la caída del norte hubo un traslado controlado de los refugiados, entre junio y octubre de 1937, que propició la salida de unas 50.000 personas. Una vez que los insurgentes toman el control de la región hay una huida final de unas 13.000 personas desde los últimos puertos libres. No obstante, estas cifras han de esgrimirse con precaución.

-¿En qué sentido?

-Hemos de pensar que los refugiados se iban desplazando en función del avance de la guerra. En 1937, en Asturias había muchos refugiados de las regiones vecinas, así como del País Vasco, que son evacuadas desde los puertos asturianos. Con los combatientes pasa algo similar: según avanza la vanguardia rebelde, los militares republicanos se repliegan.

-¿Cuáles son los principales destinos de estas evacuaciones?

-El primer destino es Francia, desde donde solía realizarse una reentrada a España bien por Irún, hacia territorio franquista, bien por Cataluña, zona republicana, que es el principal destino. No obstante, según avanza el conflicto, y sobre todo tras el reconocimiento internacional del régimen franquista, el trato hacia los refugiados por parte del Gobierno francés se endurece. Sólo quieren que retornen a España, por lo que inician un proceso de repatriación.

-¿Qué volumen de refugiados llegó a tener Cataluña?

-Alrededor de un millón de personas. Las estimaciones oficiales de la Generalitat hablan de un total de 171.000 refugiados procedentes de la cornisa cantábrica. De ellos, 50.000 eran vascos y el resto, nada menos que 121.000, entre asturianos y cántabros.

-¿Qué ocurre después de la guerra?

-Hay un proceso de reemigración, en el que se vieron implicados un mínimo de 10.000 asturianos, y cuyo principal destino está en Latinoamérica, sobre todo México. A diferencia de las emigraciones económicas, que implicaba fundamentalmente a varones jóvenes, este proceso tuvo un carácter familiar, ya que emigraban familias enteras, y al menos el 45 por ciento del total era mujeres y niños. Esta tendencia confirma el exilio permanente tras la contienda, y el hecho de que México y otros países latinoamericanos sean los principales focos de atracción se explica asimismo por la presencia de familiares de los emigrantes en esos países.

-No es usual encontrar este tipo de trabajos en asturiano. ¿A qué se debe?

-La investigación de base la realicé con una ayuda de la Fundación Municipal de Cultura de Siero. Al presentar el proyecto lo planteé en asturiano porque consideré que podía ayudarme a la hora de obtener la ayuda. Una vez que completé ese primer trabajo en asturiano no tenía sentido rehacerlo todo para el libro. De todas formas, tampoco entiendo por qué es algo tan excepcional: en otras regiones es muy habitual la publicación de estudios científicos en lenguas distintas al castellano.

«En 1937, en Asturias había muchos refugiados de las regiones vecinas»

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