Las brisas de abril

15/04/2013 por

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Las brisas de abril

Una conmemoración republicana plena de vientos a favor

15.04.2013 | 00:00

Las brisas de abril

Las brisas de abril

Francisco Prendes Quirós Las brisas de Abril no son una, sino mil. En el tiempo oscuro, casi recién pasado, el mes de Abril comenzaba con la conmemoración de la Victoria. Primero de abril de 1939: consumación de la derrota del Ejército de la República. Fiesta Nacional. Desfiles. Discursos. Brazos al cielo. Cantos. Medallas. Pandorgada general…

En este tiempo, casi recién pasado, la Autoridad Civil y Eclesiástica tenía decretada la prohibición absoluta, bajo pena de muerte y excomunión mayor, de recordar el día feliz del 14 de Abril de 1931 que fue martes soleado en el que España entera, salvo ellos mismos, proclamó entre cánticos, esperanzas, júbilos y alegrías, la victoria electoral de la coalición republicana. Romanones a la vista del resultado de las elecciones locales del domingo 12, había aconsejado al rey Alfonso XIII, abuelo del infeliz reinante, que abandonara España…

«¡Ya es triste cruzar la España

cuando es flor todo el país!…

¡Cuando en fecundos olores

florecen todas las flores

menos las flores de lis!»

Desde no hace más de dos o tres años, ya en plena crisis económica y comienzos de las angustias sociales y de los bien ganados descréditos políticos de los partidos gobernantes, cuando los republicanos celebrábamos los aniversarios de las dos Repúblicas habidas en esta corte milagrosa…, y anunciábamos que pronto llegaría el día de proclamación de la Tercera, se nos tenía por visionarios, quiméricos, iluminados, fantásticos…, cuando no simplemente por locos.

Y el día ha llegado, y hasta el PSOE, elefante tardío, ha comenzado a moverse: sus Juventudes, algunos Diputados… sus bases, como si por fin quisiera dejar de representar el papel institucional de «partido dinástico» de la izquierda…, garante el «turno» «popular/socialista», remedo del turno conservador/liberal que Cánovas «inventara» para gobernar la España del Siglo XIX y XX, hasta que el rey perdió el Norte constitucional…

«La República de llegar, llegará de mano del PSOE», me aseguró hace 31 años Rafael Fernández, siendo entonces presidente del Principado… Y puede que vaya a tener razón en su presagio.

Este 14 de abril de 2013, 31 leído al revés, es diferente de los 14 de Abril anteriores. Han sido tantas y tantas las cosas ocurridas en un año, y especialmente en el pasado trimestre: corrupciones, desvaríos, agravios, desprecios, y tan significativo el peso del Auto judicial del Juez de Mallorca, que hasta «Nóos» lleva a «qatar» vacas fuera de la casaría familiar, que los aires de este Abril trufados con escandalosa traición familiar, corren abiertamente «pre» o «casi» Republicanos.

La Tercera República llega porque es necesaria, porque el pueblo, «la ciudadanía», no puedo seguir soportando el espectáculo de una realeza sin objeto, carente de ejemplaridad. El sistema de gobierno otorgado por Franco, se ha consumado por obra de sus dos cuerpos, el político y el real, tan Irresponsables como Incontinentes… con el partido de la Rosa, aún dudando; y el de la Gaviota, escondido en su nido corrupto…, callado y sin propósito de enmienda; y la Corona, en su borboneo tradicional.

Si el PSOE no se atreve a traer la República, o asistirla en el parto por temor a no sobrevivir a la mudanza que ello ha de provocar, está en su derecho. Pero se ahorcará con el cordón umbilical de su error, porque antes o después el Pueblo, la Ciudadanía airada, con o sin el PSOE, ha de Proclamar la Tercera República. También fue reacio el PSOE en los prolegómenos del 31, cuando el país veía que la monarquía «constitucional» de Alfonso XIII con sus guerras perdidas y su lamentable apuesta por la dictadura primoriverista, estaba «consumada», tanto como hoy lo está la de su nieto.

Deshonradas las Instituciones del Estado, prácticamente todas, por la conducta abominable de sus servidores. Desmoralizado, desmovilizado y temeroso el pueblo a la que se llama soberano…, sigue acercándose la hora de la verdad, que solo se retrasa por el miedo atávico del cuerpo social a toda novedad.

Por no saber contenerse los monarcas, llegaron las dos repúblicas pasadas. Por la misma incontinencia, está llegando la Tercera.

Ocasión, demás, de esperanza para frenar la aventura de este «neoliberalismo esclavista insaciable» que nos han impuesto los mercados, que en las instituciones de los países afectados, no han encontrado resistencia, sino sumisión temerosa.

Los aires de este Abril republicano son esperanza de una nueva etapa, de una regeneración cada vez más apremiante, que hemos de confiar a las manos de las juventudes de los países.

Nuestra República ha de tener la virtud de ajustar la soberanía al pueblo, para hacer realidad el principio del gobierno del pueblo para el pueblo… Y ojalá que la ciudadanía toda: la derecha obtusa, el tradicional «carquismo» ultramontano y los intereses de los partidos establecidos… y los del republicano que ha de surgir, sepan adecuarse, responder y servir a la emergencia nacional en ese momento histórico.

La monarquía ya no es de este tiempo, entre otras razones porque los individuos vivimos demasiado y los reinados se prolongan excesivamente, y alguien puede llegar a creer que tiene derecho divino para gozar del poder vitalicio del trono, cosa que ya no es de este mundo.

Para cruzar de este cenagal en que nos ahogamos al futuro, no hay otro puente, que el puente republicano, federal, laico y social… Y para cruzarlo en paz, «es menester» convocar a Referéndum al pueblo soberano.

Que el pueblo hable. Que el pueblo decida, porque la monarquía y acompañamiento que nació del juego malabar de los temores y de los intereses presentes a la muerte del Dictador, se ha «consumado».

«Consummata est Monarchia»: su término real, cuestión de tiempo.

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