Brigadas internacionales: imagenes recuperadas






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Salud y república
28/06/2010 JAVIER G. CASO
El franquismo fusiló a los abuelos y sumió en el miedo a viudas e hijos. Unas y otros optaron por el silencio ante el temor a nuevas represalias en plena dictadura. Muchos años después son los nietos los que echan la vista atrás para sacar del olvido y recuperar la memoria de sus mayores.
Así lo han hecho las hermanas Pilar, Ana María, y María José Pando Bonet. Tras más de un año de investigación, de recopilar información y documentación en multitud de lugares y archivos, han conseguido honrar la memoria de su abuelo paterno, Francisco Pando Rivero, y de su tío, Emilio Pando Fernández. Los dos fueron fusilados en Gijón el 5 de enero de 1938, tras un Consejo de Guerra. Sus restos fueron enterrados en la fosa común del cementerio gijonés del Sucu. Y sus nombres figuran entre los 1.934 incluídos en el monumento inaugurado en abril pasado.
Oviedo, Chus NEIRA
Fundido en negro. Suenan tres disparos. Antes, el actor sevillano José Manuel Seda (en la actualidad en «Física o Química») ha dicho: «Me llamo Gerardo González Iglesias. Soy jornalero. Y militante de la UGT. Cuando estalla la guerra me alisto en las milicias. Al caer el frente de Asturias me detienen para fusilarme el 5 de marzo de 1938. Mis hermanos, Ángel y Ramón, también son asesinados. No pude elegir a mi abogado, no tuve un juicio justo y acabé en una fosa común. Mis familiares siguen buscándome, ¿Hasta cuándo?».
Lo cuenta Seda a cámara, vestido de civil, sobre un fondo negro. Antes y después lo harán otros catorce compañeros, actores y directores, que han puesto rostro y voz a otros tantos casos de víctimas del franquismo en el vídeo «Contra la impunidad». Gerardo Iglesias es el único asturiano que ha logrado recuperar su memoria histórica, de la fosa a la cámara, en este trabajo al que ha dado popularidad la participación del cineasta Pedro Almodóvar o del actor Javier Bardem.
El vídeo, de nueve minutos, y en el que invariablemente, con un tono neutro que respira emoción contenida, se recitan casos similares -asesinatos, fusilamientos, desapariciones, paseos- concluye de la misma forma «¿hasta cuándo?».
«Ha sido necesario un vídeo así», explicó Madrid Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, durante la presentación del vídeo, la semana pasada en Madrid, «porque las historias de estas personas no están en los textos y estas voces, estos rostros van a hacer que sus tragedias se conozcan».
La de Gerardo Iglesias se hace ahora visible gracias a la cara de José Manuel Seda. Su historia, explica ahora su familia, orgullosa del trabajo, es la de un trabajador, cuando no al carbón, a la pesca, de Soto del Barco, que había salvado ya el pellejo tras la revolución de 1934.
Miliciano republicano, al caer el frente es detenido y conducido a la cárcel de Oviedo. Su mujer pudo ir a verle dos veces, con ropa y comida. A la tercera le dijeron que aquellas cosas no hacían falta. Gerardo González Iglesias había sido fusilado contra los muros del cementerio de Oviedo el 5 de marzo de 1938. Dejaba viuda, cuatro hijos, y un borrón en la memoria por el que han tenido que pasar más de setenta años para que un actor sevillano de teleseries recuperara su perfil, su sombra.
No es el juicio justo que reclaman los familiares de las víctimas ni la evidencia de rescatar un cuerpo, unos huesos, de una fosa. Pero para los familiares es una necesidad urgente de hacer visible una herida ahogada entonces pero que no ha dejado de sangrar durante todos estos años.