El secuestro del Socialismo (capt. 5): Con FLICK, con FLOCK y la CIA

09/10/2014 por

El secuestro del Socialismo (capt. 5): Con FLICK, con FLOCK y la CIA

Capítulo 5 libro A. Saavedra Secuestro socialismo portada

 

Nuestro compañero Anton Saavedra que ha cedido a la Federación asturiana Memoria y República (FAMyR) los derechos de su libro «El secuestro del Socialismo» como contribución para poder continuar con nuestra actividad por la recuperación de la Memoria Histórica Democrática y la lucha por la III República.

En el enlace de arriba podeis descargar el capítulo 5 donde podreis conocer la financiación del PSOE. El libro completo en formato digital podeis solicitarlo a famyr@memoriayrepublica.org

Además otros compañeros como Luis Miguel Cuervo y Luis Aurelio González Prieto nos han cedido también sus trabajos que iremos publicando a lo largo del 2015. Gracias a todos por vuestro apoyo.

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Maricuela recoge sus «13 rosas»

14/09/2014 por

Maricuela recoge sus «13 rosas»

Serrat entregó el galardón a Ángeles Flórez, que a sus 95 años sigue luchando por la memoria histórica

14.09.2014 |

Maricuela, junto al cantante Joan Manuel Serrat.

Maricuela, junto al cantante Joan Manuel Serrat. NACHO OREJAS

María G. SAN NARCISO «Hay que recordar la historia para que no se repita ni se vuelvan a cometer aquellos crímenes tan horrorosos». Ángeles Flórez Peón, más conocida como «Maricuela», es una fiel defensora de la recuperación de la memoria histórica. Ayer recibió el V Premio 13 Rosas de las manos del cantautor Joan Manuel Serrat en el Auditorio Príncipe Felipe ante un público emocionado.

Ángeles Flórez fue víctima de la represión franquista. Nació en Crimea, en San Martín del Rey Aurelio hace 95 años. Sus padres eran de ideología socialista, lo que la animó a militar en las Juventudes Socialistas Unificadas en 1936. De esa época data su apodo de «Maricuela», nombre de la protagonista de una obra de teatro. Al estallar la Guerra Civil trabajó para el Frente de Oviedo. Después ejerció de enfermera en un hospital gijonés.

Al cabo de la contienda, fue detenida y sometida a un consejo de guerra, que según la propia Ángeles Flórez, «duró 15 minutos y el abogado más bien me acusaba». La condenaron a ejecución perpetua e incluso la llegaron a culpar de haber matado a dos soldados. Cumplió cuatro años de cárcel. «Yo he visto salir de la cárcel Modelo a prisioneras que las iban a fusilar. Eso marcó mi juventud y traumatizó toda mi vida», contó la galardonada con voz temblorosa y al borde de las lágrimas ante un público emocionado que no dejó de aplaudir.

En 1948 siguió a su marido «Chano» al exilio en Francia junto a su hija de 10 meses. Al volver en 1960 de visita a España, Maricuela fue detenida en la frontera acusada de terrorismo. Hasta el año 2003, después de la muerte de su marido, no volvió a vivir en su país.

Héctor Lasheras, secretario de la Asociación, declaró que la decisión del premio se tomó por unanimidad. «Estoy muy emocionada porque estoy representando a 13 rosas inocentes que asesinaron por una venganza», aseguró Maricuela.

El cantautor Joan Manuel Serrat afirmó que actos como el de ayer lo reconciliaban con la humanidad, ya que ni medios de comunicación ni gobiernos daban voz a las víctimas. «Escondamos la mierda debajo de la alfombra para que nadie se pueda sentir molesto, dicen. Con eso sólo terminamos con una casa llena de mierda», apuntó indignado.

La asociación «13 rosas» quiso subrayar que la ley de la memoria histórica continúa sin cumplirse. «Todavía hay nombres de las calles con gente que no se lo merece, como la plaza de la Gesta», manifestó la presidenta Laura Díez

 

http://www.lne.es/oviedo/2014/09/14/maricuela-recoge-13-rosas/1641946.html?utm_medium=rss

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El grupo de memoria histórica del alto Nalón solicita reubicar su monolito de Sobrescobio

14/09/2014 por

El grupo de memoria histórica del alto Nalón solicita reubicar su monolito de Sobrescobio

La asociación pide que se instale a la entrada del centro cultural

31.08.2014 | 05:41

A. VELASCO La Asociación Estaya de la Memoria l’ Altu Nalón exigió ayer al equipo de gobierno de Sobrescobio el cambio de ubicación del monolito a las víctimas del franquismo, inaugurado el pasado noviembre y que se situó en la zona de La Molina. Los portavoces del colectivo solicitaron al equipo de gobierno que traslade la escultura a la entrada del centro cultural de Rioseco.

El colectivo aseguró que el monolito, obra del artista Bernat Vidal, se colocó en La Molina porque fue «la única opción que el equipo de gobierno nos dejó para instalarla». «En aquellos momentos y por dos veces solicitamos al Ayuntamiento diferentes lugares dentro del pueblo de Rioseco, que fueron desestimados, y aceptamos ubicarlo donde está valorando más que ninguna otra cosa a todas esas personas represaliadas a cuya memoria va dedicada la escultura y a sus familiares», aseguraron.

La Asociación Estaya aseguró que la actual ubicación «nos parece un lugar que sugiere que la intención de sacar el monolito de la vista de la ciudadanía, ahondando aún más con ello en esa actitud de invisibilización de las víctimas del franquismo». Por ello, Estaya de la Memoria L’Altu Nalón exigió al equipo de gobierno los permisos necesarios para instalar la escultura en la entrada del centro cultural Vicente Álvarez de Rioseco, un lugar, que para la asociación «cumple con todos los requisitos que creemos debe tener la misma en referencia tanto a las personas represaliadas como a sus deudos y a la ciudadanía en general».

 

http://www.lne.es/nalon/2014/08/31/grupo-memoria-historica-alto-nalon/1635702.html

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La Teyera: el asesinato de un pueblo

24/07/2014 por

En La Teyera (Asturias) fueron asesinados durante la Guerra Civil 15 vecinos de los cerca de 50 que habitaban el pueblo por entonces. Descendientes de las víctimas presentan una denuncia en la embajada de Argentina en Madrid que se adhiere a la Querella presentada contra los crímenes del franquismo en Buenos Aires

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 20/07/2014

 

Quince vecinos fueron asesinados, siete pasaron por diferentes campos de concentración y prisiones y otro más fue desterrado. No son cifras espectaculares. El lector podrá decir que prácticamente en cualquier localidad española un número mayor de personas fue asesinada durante la Guerra Civil. Sin embargo, hay un dato importante. La Teyera, pueblo asturiano donde se centra una nueva denuncia interpuesta por víctimas de la dictadura, no tenía en 1936 más de 50 habitantes. Miembros de la Guardia Civil y de Falange asesinaron a más de un cuarto de los habitantes del pueblo en apenas cuatro años.

Miembros de la Guardia Civil y de Falange mataron a más de un cuarto de los habitantes del pueblo

«Fue una masacre. No hay derecho a que en la historia de este país sólo se hable de reyes, reconquistas y guerras de independencia. ¿Por qué no se habla del daño que hicieron quienes nos arrebataron la II República?», se pregunta Joaquín Fernández García, nieto de una víctima de la localidad, que junto a otros familiares de víctimas de la localidad han denunciado estos hechos ante la embajada argentina en Madrid adhiriéndose a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo.

La Teyera es un pueblo diminuto que se encuentra en Langreo (Asturias) a caballo entre los municipios de Sama de Langreo y Mieres. En 1936 había unas «cinco o seis casas, que albergaban al doble de familias, todas trabajadoras, vinculadas a la industria del carbón y al cultivo de pequeñas propiedades de tierra». A pesar de ello, constituía un importante valor para las fuerzas progresistas en la zona gracias a su ubicación geográfica y a las sedes del Sindicato Minero y de la Juventud Socialista Unificada. Las huelgas mineras y la revolución asturiana de 1934 pusieron las cartas sobre la mesa. Todos se conocían las caras en la zona pero no todos compartían los mismos ideales.

«Las huelgas mineras y el intento de revolución fue el punto de inflexión. Ahí es donde los de izquierdas quedaron marcados y sus nombres quedaron anotados en libretas. Una vez producido el golpe de Estado ya no tenían cabida en el pueblo. Los persiguieron hasta llegar a la atrocidad», denuncia Maximino Rodríguez, nieto de dos víctimas de la represión franquista en la localidad.

«Los vecinos de izquierda fueron marcados y perseguidos hasta llegar a la atrocidad»

Los dos primeros asesinatos se produjeron el 27 de octubre de 1937, sólo seis días después de la entrada en Gijón de las tropas franquistas. Fueron Vicente Rodríguez y Cecilio González. Ninguno había participado en la guerra. A Vicente lo sorprendieron en la calle y a Cecilio fueron a buscarlo a casa. Esposados iniciaron el camino hacia Santa Emiliano, donde tenía el cuartel la Guardia Civil. «Pero no entran al cuartel. En un monte cercano los someten a las más crueles torturas hasta causarles la muerte. Sus cuerpos son enterrados en el mismo monte (…) Y allí permanecerán sus restos hasta 1952 cuando la familia consigue recuperarlos», señala la denuncia, a la que ha tenido acceso Público.

Con la victoria definitiva de las tropas franquistas en la batalla del Norte, miembros de la Guardia Civil, del ejército, falangistas y mercenarios traídos de Marruecos comenzaron a instalarse en el pueblo para operar en una amplia zona. «Lo que era un espacio de actividades cívicas se convierte en escenario de violencia y muerte. Los ancianos, las mujeres y los niños tienen que hacer su vida entre aquellas tropas enloquecidas . Los jóvenes varones habían huido al monte o permanecían ocultos en refugios de casas», prosigue el escrito.

«Un lugar para actividades cívicas se convirtió en un escenario de violencia y muerte»

A partir de este momento, el número de víctimas va aumentando como un goteo. Pocos días después fallece en la prisión de Avilés el vecino Jesús Iglesias. El 4 de diciembre de ese mismo año dos hijos del asesinado Vicente, que habían huido al monte, eran detenidos y condenados posteriormente por un Consejo de Guerra a la pena de muerte. Después fue descubierto en el monte y «acribillado a balazos» otro hijo de Vicente, de mismo nombre. Carmen, la vecina que le protegía, fue enviada al Campo de Concentración de As Figueiras (Castropol). Otros dos hijos de Vicente también fueron perseguidos. Uno fue desterrado y el segundo, junto a su esposa, fue enviado al mismo campo de concentración.

Apaleadas hasta la muerte

Una vez eliminada la familia de Vicente, la violencia fascista se ceba con la familia de la viuda Pilar Terente. Todo comenzó cuando su hijo mayor, Belarmino Fernández, quien se niega a acudir al llamamiento de filas del ejército franquista y huye al monte. La respuesta de la Guardia Civil fue quemar el domicilio familiar dejando a la viuda y a cinco hijos pequeños en la calle. Belarmino, de 17 años, sería encontrado posteriormente en el monte y asesinado inmediatamente.

En octubre de 1938, llegaría el turno de la propia Pilar y su vecina Amada Zapico, cuyo marido estaba huido. La Guardia Civil las detuvo en su casa y las condujo al mismo monte donde ya habían sido asesinados dos vecinos, las asesinan y arrojan a una sima abierta por las explotaciones de la minería del carbón. Joaquín Fernández, nieto de Pilar, recuerda para Público la historia familiar que tantas veces ha escuchado en casa.

«Les cortaron el pelo, las violaron y les cortaron los pechos»

«Les cortaron el pelo, las violaron y les cortaron los pechos. Mi padre, que iba agarrada a sus faldas mientras la llevaban a la Guardia Civil, me lo ha contado. En este trayecto de apenas 500 metros un agente le dio un culatazo con el fusil y apartó a mi padre de mi abuela. Una vez solo con las dos mujeres las tiró a las dos por la chimenea de una mina», narra Joaquín a este medio. Argentina Zapico, hermana de Amada, de 90 años, aporta el siguiente testimonio a la denuncia:

«Yo misma en persona, acompañada de Helia, hija de Pilar, fuimos a ver el lugar donde las habían arrojado, después de asesinarlas. Era una chimenea de una mina. Se podían ver sus cuerpos perfectamente, no estaban muy profundos», detalla la hermana de una de las víctimas. Con el asesinato de Pilar quedaban cinco niños con edades entre los 7 y los 16 años huérfanos de padre y madre y completamente desamparados. Todos tuvieron que irse del pueblo y servir como criados.

«Una tropa enloquecida»

El siguiente en la larga lista de víctimas de la represión franquista de este pueblo es Samuel Solís. Fue fusilado en el cementerio de San Salvador de Oviedo. Después serían asesinados el marido de la ya asesinada Amada, Tomás Fernández, además de Aladino García, Silvino Iglesias, César Rodríguez y Eliseo Argüelles, todos ellos capturados en la montaña. «Los cadáveres de los dos huidos [en referencia a César y Eliseo] eran expuestos largo tiempo, como trofeos, en la plaza pública, para asombro de la vecindad y regocijo de sus carniceros», refleja la denuncia. Por las mismas fechas, otro joven cecino, Manuel González, fallece en el Penal del Dueso (Santander).

«Los cadáveres de los dos huidos eran expuestos largo tiempo, como trofeos, en la plaza pública»

La última persona en morir será la viuda de Vicente Rodríguez, Josefa Zapico. El 27 de octubre de 1941 esta mujer ya había sufrido destierro y había visto morir a su marido a dos de sus hijos y condenar a pena de muerte a otros dos. Sin embargo, no fue suficiente pena para sus verdugos. Ese mismo día, según describe la denuncia, una «tropa enloquecida entra en la casa violentamente. Le gritan. La insultan. La golpean con rabia, con fusiles y bastones. La tumban al suelo y la patean. La arrastran. Se ensañan con su cuerpo exhausto hasta límites inenarrables. Acaban con su vida y allí abandonan el cadáver».

Perseguidos

La persecución que vivieron sus familias también les afectó a los denunciantes, a pesar de no haber vivido la Guerra Civil. Joaquín recuerda cómo cuando tenía 10 años (corría el año 1962) y escanciaba sidra en el bar de sus padres cuatro falangistas entraron en el bar destrozando todo a su paso y propinaron a su padre varios golpes con sillas y botellas. «Me acuerdo que mis padres denunciaron el asalto pero la consecuencia fue que nos tuvimos que cambiar de pueblo también», recuerda Joaquín.

«No fuimos nosotros los que hicimos las cosas mal, fueron ellos. Y encima nos mataron»

Ahora, estos descendientes de las víctimas se han decidido a dar el paso y presentar las denuncias en nombre de sus tíos y abuelos. Argentina representa una puerta abierta a la esperanza. «Mi padre tenía ganas de denunciar y yo también. Lo hago por él y para que este país sepa lo que ha pasado hace no tanto tiempo. Lo tiene que saber todo el país. No fuimos nosotros los que hicimos las cosas mal. Fueron ellos. Y encima nos mataron», sentencia Joaquín.

http://www.publico.es/especiales/memoriapublica/534841/el-asesinato-de-un-pueblo

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Concentración Gijón 18 julio: ¡ NI FRANCO NI BORBONES: REPUBLICA YA¡

08/07/2014 por

Concentración Gijón 18 julio: ¡ NI FRANCO NI BORBONES: REPUBLICA YA¡

¡ NI FRANCO NI BORBONES: REPUBLICA YA¡

 

Concentración Plaza del Parchís, 19 h, viernes 18 de julio

18 julio 2014

El 18 de Julio de 1936 la oligarquía del estado español, junto con la Iglesia y los militares, apoyados por el Fascismo Italiano y Alemán, dieron un golpe de estado para dar al traste con todos los avances democráticos y sociales alcanzados por la II Republica, y para evitar que el Frente Popular pudiera profundizar en los mismos. Ese golpe contó con el apoyo del bisabuelo y abuelo del actual Rey de España (Alfonso XIII y Don Juan de Borbón).

Dichos enemigos de la democracia, con el tirano Franco a la cabeza, no sólo sometieron a los pueblos de España a un régimen de represión y oscurantismo de 40 años, sino que en 1947, a través de la Ley de Sucesión, volvieron a imponer la forma de estado monárquica. Posteriormente, a través de la llamada Ley Orgánica del Estado (1967) y el nombramiento de heredero a la Jefatura del Estado, a título de Rey, de Don Juan Carlos de Borbón, se marcó el terreno para impedir que a la muerte del Dictador se pudiera recuperar por los pueblos de España una democracia plena, o lo que es lo mismo una Republica.

En 1975 el ciudadano Juan Carlos, previo juramento de fidelidad a las leyes fundamentales del Franquismo, fue coronado Rey y comenzó lo que se vino en llamar Transición a la Democracia, que era precisamente un intento a la desesperada de abortar las ansias democráticas que se habían generado a lo largo de tantos años de represión.

Con la amenaza del golpismo militar, de la guerra civil y mediante prebendas a una parte de las organizaciones de la oposición democrática impidieron que el debate Monarquía o Republica se pudiera dar en condiciones de libertad, y metieron a calzador en la Constitución de 1978 la forma de estado monárquica, a través de un Titulo II, que hace prácticamente imposible superar dicha forma desde los ajustados corsés de aquella Constitución.

En estos momentos, cuando la crisis de ese régimen, y del Capitalismo en general, genera más dolor entre los sectores populares, y cuando es cada vez más evidente el nivel de deterioro moral al que ha llegado la monarquía borbónica, nos han vuelto a imponer un nuevo Rey, Felipe VI, sin ni siquiera consultar dicha decisión vía referéndum, para intentar salvar los muebles de un régimen agonizante.

Pretenden de nuevo reflotar el régimen con cambios cosméticos, pero negando de nuevo el derecho a decidir de los pueblos del estado español, impidiendo que puedan abrirse procesos políticos que traigan una Republica verdaderamente democrática y al servicio de la mayoría más desfavorecida de esta sociedad.

Desde la FEDERACION ASTURIANA MEMORIA Y REPUBLICA (FAMYR) queremos aprovechar este 18 de Julio de 2014, no sólo para honrar la memoria de las victimas del Franquismo, sino también para denunciar la continuidad histórica y política del reinado de Felipe VI en relación al Franquismo, y por añadidura su carácter ilegítimo y antidemocrático. A lo largo de estos meses últimos se han producido movilizaciones, de lo más diverso, denunciando este nuevo proceso de fraude a la ciudadanía, pero proclamado el nuevo Rey son muchos/as los/as que esperan que nos callemos y aceptemos otros 40 años de continuidad de lo anterior.

Desde FAMYR no estamos dispuestos a seguir ese camino, y por eso llamamos a toda la ciudadanía, a las fuerzas sociales, políticas y sindicales democráticas, a continuar en la lucha contra esta nueva imposición monárquica, a convertir la reivindicación republicana en una reivindicación de movilización social y a colocar la misma en la hoja de ruta para las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales.

Es el momento de salir a las calles a reivindicar una democracia real, al servicio de la mayoría social, y a nuestro juicio ella no es posible sin Republica. Por eso, a partir de Septiembre, pretendemos que todos los meses haya una movilización, del tipo que se vea más adecuado, para seguir manteniendo viva la reivindicación republicana, no desde la nostalgia, sino desde considerar que la Republica sigue siendo un arma cargada de futuro para los/as más pobres, por y para los/as que más sufren.

¡ NO HAY DEMOCRACIA SIN REPUBLICA¡

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La Transición que seguimos pagando

21/04/2014 por

Noticias de Gipuzkoa

Cabe datar la Transición entre 1976 y 1981, por entender que la refrendada Ley de Reforma Política (1976) abrió formalmente el proceso, y lo cerró la superación del golpe de Estado (1981) con el inicio simultáneo de una estabilización democrática y de una involución (LOAPA, GAL) vinculada, al parecer, a las pretensiones blandas del autogolpe siempre ocultado.

Leyendas sobre la Transición

Ha habido una mitificación sobre la Transición (y el consenso) como un modelo inteligente y como relato de personajes. Pero el tiempo ha puesto en su sitio sus mitos.

Los grandes ausentes del relato fueron justo los principales protagonistas de los cambios: las movilizaciones masivas de los años 70 y, especialmente, las amplias militancias de los partidos de izquierda comunista, radical y abertzale y los movimientos organizados como los movimientos obreros, de emancipación nacional vasco, estudiantil o cívico catalán.

La Transición impuso seis reglas. Dos decisivas sobre el pasado: amnesia -cristalizada en la Ley de Amnistía del 77- y negativa a la depuración de los aparatos de Estado, hasta el punto de asignarle a las Fuerzas Armadas la fijación de los límites para el nuevo régimen (el sujeto de la soberanía y la unidad española). Y otras cuatro sobre el futuro: ninguna ruptura constituyente y, en su lugar, una democracia devaluada aunque homologable para una integración en la entonces Comunidad Europea; la monarquía como forma de Estado heredada y garante del compromiso; el disciplinamiento de las reivindicaciones sociales –formalizado en los Pactos de la Moncloa-; y el Estado mononacional español sobre una base regionalizada no federal de “café para todos”, que permitiera portazos a las naciones históricas.

Se trató así de una Reforma más impuesta que pactada, muñida entre las élites bajo la iniciativa de la élite tardofranquista simbolizada por Suárez -toreando al bunker bajo promesa de impunidad- y que derivó en un proceso constituyente condicionado.

De hecho se instauró una democracia de baja calidad sin profundización en valores democráticos -más allá de los homologables procedimientos formales y procesos electorales- con un amplio margen para la corrupción y un escaso sentido democrático que cabe denominar como partitocracia bipartidista. Una fórmula ya ensayada con el régimen de la Restauración del XIX basada en la unidad española y en el ninguneo ciudadano. Asimismo dio aliento a unas nuevas élites políticas que no lucharon contra el franquismo y que se han ido cooptando por su lealtad a los líderes.

La escasa educación democrática y de valores facilitó las tragaderas sociales hacia la degradación de los Derechos Humanos a lo largo de estos 35 años. Unos los subordinaron a la emancipación nacional con continuos atentados mortales ante los que muchos miraban para otro lado; y otros los supeditaron al statu quo insensibilizando a las mayorías ante la represión, la tortura o el nacimiento del GAL en los años 80 por encargo de la cúpula del PSOE. Los derechos sociales –excepción hecha de enseñanza y sanidad- se deterioraron paulatinamente.

El Estado mononacional y regionalizado le dio la excusa a ETA para seguir matando hasta 2011, convirtiéndose, a su vez, en excusa del régimen para negar derechos políticos o exceptuar derechos humanos en una estrategia tancredista de los dos partidos mayoritarios de Estado.

Los factores de la Transición

La transición estuvo condicionada por factores contradictorios:

La burguesía financiera quería la homologación europea y temía la desestabilización, consciente de que el desarrollismo había creado la base económica y social de los sepultureros del Régimen: una masiva clase trabajadora industrial y una fuerte ampliación de las clases medias. A añadir el decisivo factor vasco. La tendencia social a la radicalización se vio alimentada por la incapacidad del tardofranquismo para satisfacer unas demandas sociales y nacionales largamente aplazadas. Buena parte de la burguesía industrial quiso la normalización de las relaciones laborales.

El franquismo no tenía ya base sociológica ni institucional. La propia Iglesia estaba dividida y el nacional-catolicismo ya no era soporte. El ejército -tras las muertes de Carrero y Franco- se había quedado sin líderes pero no presentaba fracturas significativas. El régimen necesitaba –bajo riesgo de descomposición- neutralizar a su ala dura y lograr, à posteriori y desde una posición de fuerza, un pacto político con la oposición. Para ello Suárez consiguió inaugurar el tablero de juego con la Ley de Reforma política del 76 -aunque la jornada de huelga del 12 de noviembre de 1976 contó con un millón de huelguistas- y la renuncia de la oposición a la ruptura.

Geopolíticamente fue muy importante el apoyo de Estados Unidos al Gobierno Suárez por temor a un nuevo Portugal que podía desestabilizar el sur europeo. Por su parte, la socialdemocracia alemana presionó, con la zanahoria de la financiación, a un entonces testimonial PSOE hacia la “reforma pactada”.

Una vez Suárez y socialistas llegaron a una entente en 1976, al PCE le entró el pánico de la marginación y pensó que tenía que ser legal antes de las elecciones de 1977 al coste de aceptar la monarquía y la rojigualda y de embridar a los movimientos que controlaba. Con ello cavó su tumba. Renunció a fraguar, en términos gramscianos, un Bloque Histórico alternativo al que había gobernado los anteriores 40 años .

Euskal Herria fue diferente pero insuficiente

En Euskal Herria –punta de lanza en la confrontación al franquismo- el ciclo de movilización se había dinamizado con el proceso de Burgos en 1970 sobre bases organizativas obreras y populares. En 13 años hubo 9 estados de excepción. Esa capacidad movilizadora generó una sociedad civil potente. De hecho funcionó una alianza entre comunidad abertzale y movimientos obrero y anti-represivo sobre unas bases comunes: amnistía, legalización, depuración del régimen, elecciones libres, proceso constituyente, así como la autodeterminación (versión de la izquierda radical) o la independencia (versión de la izquierda abertzale que en la época aun confrontaba una y otra).

En el inicio de la Transición, se daba el liderazgo no orgánico del nacionalismo radical, pero tenían más peso orgánico las estructuras representativas y sindicales obreras -protagonistas principales de las movilizaciones con más impacto- así como la izquierda radical, que tenía un peso superior al propio PC (partido mayoritario en otras partes del Estado Español).

La Izquierda Abertzale no apareció como una alternativa global hasta los primeros 80, sobre el doble pie de la movilización y de la lucha armada; en el caso de ETA-M con estructuras estancas que favorecieron una larga autonomía y liderazgo del aparato militar. En 1978 había habido 86 muertos y le siguió un reguero de sangre y dolor, a pesar de que fue contraproducente para una estrategia de rechazo al nuevo Régimen, además de ajeno a una ética elemental. En 1987 se produjo el traumático atentado de Hipercor y, dos años después, en 1989, fracasaban las conversaciones de Argel. En las elecciones generales de 1993 ya se advirtió el declive de HB.

Por su parte, el peso e intervención social del PNV y de ELA en el tardofranquismo fueron limitados, pero su bagaje simbólico emergió potente en la Transición en base a los sectores que despertaban al cambio.

En Euskal Herria no incidieron a mediados de los 70 las dinámicas de la Junta, la Plataforma Democrática o la Platajunta. Al contrario que en el resto del Estado Español, donde ya para 1980 cundió el desencanto entre las bases de las izquierdas, continuaron las luchas masivas pero temáticas hasta 1992 (Lemoiz, Leizaran, antimilitarista..).

El rechazo constitucional y la institucionalización estatutaria -a la postre bastante decepcionante incluso para quienes la lideraron- vinieron acompañadas y seguidas de comportamientos electorales y mapas de agentes muy distintos a los del resto del Estado en las siguientes décadas.

El cualquier caso la influencia vasca a escala de Estado en los años 80 ya era limitada respecto al estabilizado gran juego. No podía desanudar ni cortar el nudo gordiano tejido en la Transición.

La nonata ruptura democrática

La “ruptura” no era una revolución. Solo una memoria con reparación; una depuración institucional; un proceso constituyente sin condiciones; el derecho de autodeterminación de las comunidades que solicitaran ejercerlo; la atención a reivindicaciones sociales que homologaran el nivel de bienestar con Europa; un gobierno provisional que guiara el camino; y un sistema democrático proporcional de listas abiertas.

¿Pudo ser de otra manera? Eso creo. A escala de Estado no se quiso llevar la correlación de fuerzas a un estadio superior mediante una alternativa general, un liderazgo y un proceso de movilización directamente político. Se podía haber logrado -con algo más de tiempo y con otros cauces- algo superior a la reforma semipactada, aunque probablemente algo inferior a la ruptura soñada. Y, desde luego, habrían sido posibles una democracia más profunda que garantizara la generalización de valores democráticos, como en la época republicana y, al menos, una España plurinacional.

Se sacralizó el consenso, que no fue sino la entrega de la primogenitura a los herederos más amables del régimen. Más que de una traición del PSOE y el PC se trató de una claudicación –como decía Sánchez Ferlosio- dejando a los movimientos en la estacada y, tempranamente, débiles en el desengaño. Lo seguimos pagando.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=183524

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Monarquía, no gracias

21/04/2014 por

Argumentos en defensa de la III República en España

16.04.2014 | 05:20

Manifestación por la III República, el pasado sábado, en Gijón. | juan plaza

Manifestación por la III República, el pasado sábado, en Gijón. | juan plaza

Francisco Prendes Quirós En la mañana del domingo 23 de marzo, escuché, en una cadena de radio nacional, a un sacerdote mejicano decir que «en América, gracias a Dios, no tenemos monarquías. Corrupción, sí. Más que aquí, pero no monarquías, que son la fuente de las desigualdades».

El sacerdote se cuidaba en su tierra de aliviar los dolores de los «peregrinos» del capital, que hacen la ruta de Centroamérica a la rica hermana del norte, atravesando Méjico. «Peregrinos» lo sufren todo, y lo pierden todo, como los que intentan llegar a nuestra Europa por las puertas de Ceuta y Melilla. El buen cura no se quedaba corto, ni se cortaba un pelo al hablar de la iglesia vaticana, rica y cortesana. De la iglesia-monarquía desde Inocencio III. Vale la pena escuchar a algunos curas…, porque hablan de otra manera y de otras cosas, que no tocan nuestros aurigas espirituales. Los curas americanos, por lo que se escucha, hablan desde la igualdad de sus repúblicas. El actual pontífice pertenece a aquellas tierras…, donde no se dan lises, ni coronas…

Y es que la República es igualdad. La virtud republicana, según Montesquieu, es el amor a la igualdad, que no es una virtud moral, ni cristina, sino que es, ni más ni menos, que virtud política… Y sin igualdad, para el autor del «Espíritu de las Leyes», no hay virtud posible…

En Mieres, el Ateneo Republicano de Asturias, celebró hace ya unas semanas un nacto bajo el lema «Juntos por la República». El propósito de la convocatoria no puede ser ni más obvio, ni más necesario: dada la situación de deterioro y profunda crisis, económica, política y moral, a que hemos llegado tras los 35 años de monarquía, que nos legó el dictador, los españoles debemos elegir, de una vez por todas, entre tomar «Aspirina» para aliviar las vergüenzas, o curarnos definitivamente.

La curación está en nuestras manos, en las manos del pueblo. La ciudadanía es la que tiene que tomar la decisión de limpiar el suelo que pisamos y el aire que respira la Nación. El punto final de la transición, tan hipócritamente alabada, que puede quedar fijado en el final de la peripecia vital del que fuera primer Presidente del Gobierno democrático, que en su momento quiso demostrar que con los votos recibidos del pueblo podía gobernar «sin muletas ni coronas», hasta que le paró un 23 F, está exigiendo un referéndum sobre la forma de gobierno, que no se produjo cuando ocurrió la sucesión, del laurel ensangrentado de Franco a la corona de S. Fernando…

Porque la República no es sólo una bandera y un himno que se tremolan y cantan en las grandes ocasiones, o en las que el pueblo engañado, humillado y empobrecido, grita su dolor al cielo de Madrid, de Barcelona o de nuestra Asturias, sino que la República es, sobre todo, una forma de gobierno que supone que en ella, solo el pueblo, todo el pueblo, igual y libre, es el poder… La República es el pueblo convertido en poder soberano, puesto al servicio del mismo pueblo.

Y cuando se calibra, cuando se valora, cuando se busca remedio a los grandes males de nuestro tiempo, sea por medio de la manifestación, o de la concurrencia, surge de forma natural y de una manera cada vez más extendida la manifestación de la querencia republicana; o sea, la República convertida en esperanza.

El franquismo usó la República, como las madres usaban el esperpento del hombre del saco, «sino duermes, sino comes…, vendrá…». Decir República, durante los cuarenta años del franquismo, era tanto como decir, sangre, odio, guerra. Cuando en realidad, sangre, odio y guerra, fue el resultado de su «glorioso y carísimo movimiento nacional».

Agotada nuevamente la burbuja borbónica, como se agoto en 1868 y en 1931, revive el sentimiento, la aspiración, el gran anhelo republicano. Los ciudadanos libres tenemos que unirnos para avivar y fortalecer esta creencia; para que sembrada la fe republicana por capitales, ciudades, villas y aldeas, se convierta pronto en alternativa a las miserias morales, políticas y materiales de este momento final de época, que no ha de detener ni hagiografías post morten, ni embelesamientos apócrifos.

No podemos seguir viviendo, si somos ciudadanos libres e iguales, bajo el despotismo de un «Jefe» que se cree que él lo es todo y que los demás no somos nada. La democracia se cuartea con la tiranía de un grupo, partido o gobierno, cuando gobierno, grupo y partido, se jactan de dictar leyes que chocan directamente con la manera de pensar, libre y laica, de una parte, cada vez más importante de la ciudadanía.

La República, lo pedía Melquiades Álvarez hace más de cien años, «ha de representar, contra la estéril ficción del régimen actual, la verdad, para que de una vez vibre el alma nacional». «Hay que destituir al Padre Montaña, como preceptor del Rey», reclamaba el orador gijonés en la misma ocasión parlamentaria. Hoy tenemos que destituir no al Padre Montaña, sino a todo un batallón de montañeros que, después de ganar sus respectivas oposiciones, han repartido el cuerpo del gobierno central y todos sus tentáculos, y que, al parecer, garantizadas con el presupuesto nacional, y otros «extras extraños», sus cómodas existencias, pretenden asegurarse, implantando leyes neocatólicas, la eternidad feliz en los cielos; mientras el pueblo, queda al servicio de sus zorros.

La política, en el ágora y en el Parlamento. La devoción, en la iglesia. Y el confesionario, para impetrar el perdón de los pecados, sean de carne o de dinero, tras restituir el honor y lo robado…

¡Monarquía, no; gracias!. ¡¡República, señores, República!!

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Familiares de las víctimas rechazan el plan de señalización de fosas en Aller

20/01/2014 por

Familiares de las víctimas rechazan el plan de señalización de fosas en Aller
11.01.2014 | 04:51

Cabañaquinta, C. M. BASTEIRO La Asociación Memoria Histórica de Aller y la agrupación de familiares de víctimas del Franquismo en el concejo rechazan con rotundidad el plan de señalización de fosas comunes que está acordando el Ayuntamiento con el Principado de Asturias. Los portavoces de las entidades, tras mantener un encuentro de urgencia, han acusado a los responsables de ambas administraciones de querer «sacar un rendimiento electoralista» con esta actuación.

Los familiares recordaron que «los monolitos fueron adquiridos en la pasada legislatura por la Consejera de Bienestar Social, Noemí Martín (IU), y cuando quiso poner uno de ellos en El Pino contó con nuestra opinión». El actual Gobierno regional, en cambio, «ni siquiera nos ha consultado». Los familiares consideran que el PSOE quiere «sacarse los monolitos de encima solapando el trabajo desinteresado de otras personas».

Los representantes de la Asociación Memoria Histórica de Aller añadieron que «lamentamos que, a pesar de que muchos de nuestros familiares eran socialistas, los actuales dirigentes del PSOE hayan mirado en los últimos años hacia otro lado cuando ha surgido la necesidad de su apoyo». «Solo han aparecido cuando pretendían salir en la foto, levantando el puño y evocando a los que murieron por la paz y la libertad», señalaron. También cargaron las tintas contra el vicealcalde del concejo, Francisco Velasco, al que acusan de «no echar una mano a la Asociación Memoria Histórica en todos estos años, a pesar de que ahora se pinta de ilustre conocedor del tema».

http://www.lne.es/caudal/2014/01/11/familiares-victimas-rechazan-plan-senalizacion/1525908.html

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