«Es el símbolo de la desidia que se manifiesta por los prohombres de la República». Con estas palabras, el secretario de la asociación José Maldonado, Miguel Bernardo, criticó ayer el estado de abandono en el que se encuentra la casa en la que residió y ejerció su profesión de abogado el que fuera primer alcalde democrático de Tineo y último presidente de la II República en el exilio, entre 1970 y 1977. Por eso, la restauración del inmueble, ubicado en la céntrica avenida del Conde Campomanes, se ha convertido en uno de los objetivos de la agrupación, que propone transformarlo en un «centro cultural y de exposiciones que acerque a la sociedad la cultura y los valores democráticos por los que siempre luchó Maldonado».
La propuesta fue trasladada al alcalde de Tineo, el socialista Marcelino Marcos Líndez, en la inauguración de la exposición ‘Maldonado. El último presidente de la República’, que puede verse en el hotel Palacio de Merás hasta el 1 de mayo. A pesar de que se trata de una propiedad privada, el regidor recogió el guante y afirmó que «me gustaría mucho» crear un espacio cultural en la residencia en la que Maldonado convivió con su esposa, Rosalía Pérez, pero apuntó que una actuación así «requiere tiempo y recursos, difíciles de conseguir en estos momentos».
La rehabilitación de la vivienda fue solicitada ayer incluso por el propio dirigente republicano. Y es que la inauguración concluyó con la emisión de una entrevista realizada a Maldonado en 1984, un año antes de su fallecimiento, a los 85 años, en la que admitía que el inmueble, que fue construido en 1925 y luce el escudo familiar, tenía un gran «valor sentimental» para él a pesar de que «los hombres no son hijos de sus antepasados, sino de sus obras». Con todo, el presidente manifestaba entonces que restaurar la vivienda «sería interesante para el concejo» y proponía que el Estado asumiera su titularidad para preservarla.