Carrocera, el héroe fusilado

10/09/2012 por

Carrocera, el héroe fusilado

Carrocera, el héroe fusilado

Higinio Carrocera fue condecorado por su heroica defensa de El Mazucu. Siete meses después murió fusilado por los vencedores

M. Gutiérrez

Carrocera, segundo por la izquierda, en un hospital
tras las heridas que sufrió en el frente de Pravia. / C.
Suárez. Archivo Municipal de Gijón

El 3 de octubre de 1937 fue condecorado como héroe por su valor en la batalla del Mazucu. Siete meses después murió fusilado ante una tapia del cementerio de Oviedo. Higinio Carrocera Mortera, dirigente de la CNT en la comarca del Nalón, quedó en la memoria de los republicanos como un símbolo de la lucha por la libertad y un traidor a la patria para los vencedores.
Al inicio de la ofensiva nacional en Asturias, Carrocera se encontraba en Avilés. El 8 de septiembre de 1937 recibía la orden de asumir el mando de los batallones que combatían en primera línea. Sustituirá al jefe de la 12 Brigada, José Fernández, muerto en combate cuando cubría con una ametralladora la retirada de sus hombres.

El nuevo mando llegó al frente coincidiendo con uno de los ataques más duros del enemigo y con muchos de sus hombres desmoralizados tras el repliegue al que se habían visto forzados por la ofensiva franquista. Carrocera logró que sus tres batallones dispusieran de ocho ametralladoras y prometió a sus hombres que siempre estaría con ellos en primera línea de combate. Embutido en un chaquetón de piel y con un cayado en la mano, recorrió las casamatas para animar a los soldados y recibir los mensajes de los enlaces, que solían encontrar al jefe de brigada en los lugares más expuestos.

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eL Mazucu, una batalla «peña por peña

10/09/2012 por

eL Mazucu, una batalla «peña por peña

eL Mazucu, una batalla «peña por peña»

La desigual y sangrienta lucha en el frente oriental decidió el curso de la Guerra en Asturias. Durante el mes de septiembre de 1937, las milicias republicanas fueron diezmadas en su intento por frenar el avance de un ejército que les triplicaba en número y contaba con el apoyo de la aviación alemana

M. Gutiérrez

Milicianos republicanos camino del frente. /    Constantino  González –  Archivo Municipal de Gijón

Los cráteres de las bombas con los que la aviación alemana sembró la sierra del Cuera, camuflados ahora por la naturaleza como accidentes del terreno, continúan en las cimas de Llanes y Cabrales. Han quedado, junto a algunos restos de trincheras y casamatas, como cicatrices de la línea defensiva con la que la República trató de impedir la toma de Asturias por el ejército de Franco. Hace 75 años, miles de españoles se enfrentaron en esos riscos en la llamada batalla del Mazucu, en realidad parte del frente oriental de una lucha sin cuartel en el Principado que comenzó en los primeros días de septiembre y que terminaría casi dos meses después con la entrada de las tropas nacionales en Gijón.

En el Oriente de Asturias, los sublevados concentraron 33.000 hombres de las Brigadas Navarras, que unos días antes habían tomado Santander en un “paseo militar”. Aplastaron la línea defensiva del Deva, tomaron Llanes y en los terrenos de lo que ahora es un campo de golf se apresuraron a improvisar un aeródromo para los aviones alemanes de la Legión Cóndor. Los mandos republicanos del Ejército del Norte, temerosos de un desastre, no dudaron en fusilar a varios jefes acusados de cobardía y replegaron sus tropas hacia la sierra. Con menos efectivos, escasa artillería y apenas apoyo aéreo, la orden a los oficiales republicanos fue tomar posiciones, combatir “peña por peña” y convertir las montañas en un infierno para las tropas bajo el mando del general José Solchaga.

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eL Mazucu, una batalla «peña por peña

10/09/2012 por

eL Mazucu, una batalla «peña por peña

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La desigual y sangrienta lucha en el frente oriental decidió el curso de la Guerra en Asturias. Durante el mes de septiembre de 1937, las milicias republicanas fueron diezmadas en su intento por frenar el avance de un ejército que les triplicaba en número y contaba con el apoyo de la aviación alemana

M. Gutiérrez

Milicianos republicanos camino del frente. /    Constantino  González –  Archivo Municipal de Gijón

Los cráteres de las bombas con los que la aviación alemana sembró la sierra del Cuera, camuflados ahora por la naturaleza como accidentes del terreno, continúan en las cimas de Llanes y Cabrales. Han quedado, junto a algunos restos de trincheras y casamatas, como cicatrices de la línea defensiva con la que la República trató de impedir la toma de Asturias por el ejército de Franco. Hace 75 años, miles de españoles se enfrentaron en esos riscos en la llamada batalla del Mazucu, en realidad parte del frente oriental de una lucha sin cuartel en el Principado que comenzó en los primeros días de septiembre y que terminaría casi dos meses después con la entrada de las tropas nacionales en Gijón.

En el Oriente de Asturias, los sublevados concentraron 33.000 hombres de las Brigadas Navarras, que unos días antes habían tomado Santander en un “paseo militar”. Aplastaron la línea defensiva del Deva, tomaron Llanes y en los terrenos de lo que ahora es un campo de golf se apresuraron a improvisar un aeródromo para los aviones alemanes de la Legión Cóndor. Los mandos republicanos del Ejército del Norte, temerosos de un desastre, no dudaron en fusilar a varios jefes acusados de cobardía y replegaron sus tropas hacia la sierra. Con menos efectivos, escasa artillería y apenas apoyo aéreo, la orden a los oficiales republicanos fue tomar posiciones, combatir “peña por peña” y convertir las montañas en un infierno para las tropas bajo el mando del general José Solchaga.

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Cuando los grises tocaron en Noreña

10/09/2012 por

Cuando los grises tocaron en Noreña

Cuando los grises tocaron en Noreña

La prohibición de los conciertos en la villa trae a la memoria de los vecinos la brutal carga policial tras una actuación de Víctor Manuel en septiembre de 1976

Asistentes al concierto del 24 de septiembre de 1976 en la avenida de Langreo de Noreña.

Asistentes al concierto del 24 de septiembre de 1976 en la avenida de Langreo de Noreña. antonio rodríguez / fundación juan muñiz zapico

Noreña, Franco TORRE

Noreña siempre ha presumido de su tradición musical. La buena salud de la que gozan entidades como el Orfeón Condal y la Banda de Música da fe de este vínculo, que contrasta con las reticencias del Consistorio hacia los conciertos con música en directo. Hace dos años y medio, el alcalde de Noreña, César Movilla, amenazó con prohibir los conciertos en los bares, aunque las consiguientes presiones políticas y sociales abortaron la tentativa. La nueva normativa de uso de instalaciones culturales, aprobada por decreto de Alcaldía y que limita las emisiones sonoras a 90 decibelios, ha reavivado la polémica, ya que prohíbe de facto los conciertos en instalaciones públicas. Una medida ante la cual muchos noreñenses han recordado un mítico concierto de hace más de tres décadas, en el que cientos de personas acudieron a ver a Víctor Manuel para encontrarse con una actuación sorpresa de los grises».

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Cuando los grises tocaron en Noreña

10/09/2012 por

Cuando los grises tocaron en Noreña

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La prohibición de los conciertos en la villa trae a la memoria de los vecinos la brutal carga policial tras una actuación de Víctor Manuel en septiembre de 1976

Asistentes al concierto del 24 de septiembre de 1976 en la avenida de Langreo de Noreña.

Asistentes al concierto del 24 de septiembre de 1976 en la avenida de Langreo de Noreña. antonio rodríguez / fundación juan muñiz zapico

Noreña, Franco TORRE

Noreña siempre ha presumido de su tradición musical. La buena salud de la que gozan entidades como el Orfeón Condal y la Banda de Música da fe de este vínculo, que contrasta con las reticencias del Consistorio hacia los conciertos con música en directo. Hace dos años y medio, el alcalde de Noreña, César Movilla, amenazó con prohibir los conciertos en los bares, aunque las consiguientes presiones políticas y sociales abortaron la tentativa. La nueva normativa de uso de instalaciones culturales, aprobada por decreto de Alcaldía y que limita las emisiones sonoras a 90 decibelios, ha reavivado la polémica, ya que prohíbe de facto los conciertos en instalaciones públicas. Una medida ante la cual muchos noreñenses han recordado un mítico concierto de hace más de tres décadas, en el que cientos de personas acudieron a ver a Víctor Manuel para encontrarse con una actuación sorpresa de los grises».

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Para la memoria histórica de la actual democracia

07/09/2012 por

Para la memoria histórica de la actual democracia

Para la memoria histórica de la actual democracia

Camblor, el apellido del sacrificio que no pasó factura

Estela a Casimiro Camblor en Portes; en el recuadro, Cándido Camblor.

Estela a Casimiro Camblor en Portes; en el recuadro, Cándido Camblor.

MANUEL CAMPA A la memoria de Pepe Vega Camblor

Entre las familias que han pagado con un sacrificio mayor la defensa de la legalidad democrática de la II República figuran las que llevan el apellido Camblor. Los Camblor proceden de la misma familia, aunque muchos no se consideren ya familiares entre sí. Y aunque hay personas de derechas con este apellido, el significado histórico de los Camblor es el de una saga familiar diezmada por la represión ejercida por la derecha no democrática en la Guerra Civil y en la posguerra. La geografía del apellido se extiende por Tiraña y Barredos, en Laviana; por Sotrondio, en San Martín del Rey Aurelio; por Langreo, en Sama, La Felguera, Riaño y Ciaño; por Santuyano de Bimenes; por Nava, incluidos Ceceda, El Remediu y Priandi; por Siero, en la Pola, Valdesoto, Lieres, Carbayín, Muñó, Lugones, Anes y La Carrera; por Piloña, en Infiesto, Torín, S. Román Villa, Beloncio y Coya; por Cabranes; por Villaviciosa; por Aller; por Gijón, en Fano; por Ribadesella, en Collera; por Cangas de Onís, en Covadonga; por Llanera y por Teverga. Llega, también, a León, a Cantabria, a Coruña y a Madrid. Y, en la emigración americana, abunda en Argentina, Venezuela y USA.

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Para la memoria histórica de la actual democracia

07/09/2012 por

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Camblor, el apellido del sacrificio que no pasó factura

Estela a Casimiro Camblor en Portes; en el recuadro, Cándido Camblor.

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MANUEL CAMPA A la memoria de Pepe Vega Camblor

Entre las familias que han pagado con un sacrificio mayor la defensa de la legalidad democrática de la II República figuran las que llevan el apellido Camblor. Los Camblor proceden de la misma familia, aunque muchos no se consideren ya familiares entre sí. Y aunque hay personas de derechas con este apellido, el significado histórico de los Camblor es el de una saga familiar diezmada por la represión ejercida por la derecha no democrática en la Guerra Civil y en la posguerra. La geografía del apellido se extiende por Tiraña y Barredos, en Laviana; por Sotrondio, en San Martín del Rey Aurelio; por Langreo, en Sama, La Felguera, Riaño y Ciaño; por Santuyano de Bimenes; por Nava, incluidos Ceceda, El Remediu y Priandi; por Siero, en la Pola, Valdesoto, Lieres, Carbayín, Muñó, Lugones, Anes y La Carrera; por Piloña, en Infiesto, Torín, S. Román Villa, Beloncio y Coya; por Cabranes; por Villaviciosa; por Aller; por Gijón, en Fano; por Ribadesella, en Collera; por Cangas de Onís, en Covadonga; por Llanera y por Teverga. Llega, también, a León, a Cantabria, a Coruña y a Madrid. Y, en la emigración americana, abunda en Argentina, Venezuela y USA.

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La querella viva contra el franquismo

05/09/2012 por

La querella viva contra el franquismo

La querella viva contra el franquismo

Varias entidades gijonesas quieren sumarse a «La Comuna» en la causa abierta por la jueza argentina Servini de Cubría contra los crímenes de la dictadura

Blanco Chivite, a la izquierda, y Galante, ayer, en la Biblioteca «Jovellanos».

Blanco Chivite, a la izquierda, y Galante, ayer, en la Biblioteca «Jovellanos». juan plaza

J. L. ARGÜELLES

«No hemos tenido hasta ahora una oportunidad como ésta para sentar a la dictadura en el banquillo de los acusados». El madrileño José María Galante, dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) que pasó cuatro años en las cárceles franquistas, se mostró ayer convencido de que la querella que instruye la jueza argentina María Servini de Cubría por los crímenes asociados al régimen que encabezó Franco puede tener éxito. Pertenece a «La Comuna», asociación española de ex presos que está personada en la causa y a la que se sumarán en los próximos días varias entidades gijonesas.

«Esa querella es una grieta por la que podemos entrar y que nos da la esperanza de que es aún posible ajustar las cuentas, igual que en Argentina, donde los torturadores acabaron en los tribunales», señaló Galante, a quien acompañó ayer, en un acto de presentación de «La Comuna» organizado por el Ateneo Obrero de Gijón y la Sociedad Cultural Gijonesa, el escritor y editor Manuel Blanco Chivite. Éste, que militó en el PC (m-l) y en el FRAP, fue condenado a muerte -sentencia posteriormente conmutada- en 1975, año en el que aún fueron fusilados cinco miembros de FRAP y ETA, poco antes de la muerte de Franco.

El procedimiento abierto por la magistrada argentina, que sigue la aplicación de la doctrina de justicia universal, línea que adoptó por ejemplo el juez Baltasar Garzón cuando persiguió al dictador chileno Augusto Pinochet, ha levantado una amplia polvareda. Ese principio jurídico considera imprescriptibles los crímenes de lesa humanidad, incluida la tortura. ¿Es posible una actuación de estas características después de la ley de Amnistía de octubre de 1977, ponderada como una de las «llaves» de la «ejemplar» transición política española hacia la democracia? Esa ley permitió la puesta en libertad de los encarcelados por los tribunales del franquismo, pero exoneraba también de todo cargo a quienes persiguieron a los antifranquistas.

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