La memoria como herramienta de futuro II

23/11/2013 por

  La memoria como herramienta de futuro II

  Victor Luis Álvarez

Recuperar la memoria histórica no consiste solamente en el recuerdo personal de aquellos que lucharon contra la sublevación fascista, Es importante recordarlos, escribir sus nombres, poner monumentos en su recuerdo y periódicamente acudir a esos lugares para mostrar que no han sufrido la doble muerte del olvido, estas víctimas fueron doblemente victimas, los asesinó el fascismo y después la denominada transición los condenó al vacío como si nunca hubiesen existido.

Esta memoria las asociaciones memorialísticas hemos intentado recuperarla como pudimos, a trozos, como jirones en la niebla de su historia, pero es un intento nimio frente a la ingente labor de conseguir la verdad, justicia y reparación para todos ellos, y hay que luchar contracorriente frente a una denominada ley de la memoria histórica que al final se demostró, como dijimos, que era puro humo y que resultaba inútil, incluso contraproducente para el fin buscado.

Pero existe otra memoria, la política, que podemos recuperar aun en contra de la voluntad del poder y los gobiernos y donde no les vale de nada negarnos el acceso a los archivos de la Guardia Civil, como han hecho hasta ahora.

Y recuperando esa memoria rescataremos instrumentos útiles para luchar y defendernos de las agresiones que la oligarquía dominante esta realizando contra las clases populares de este país. El pasado nos dará muchas claves para conseguir un futuro mejor.

Se cuenta que Dolores Ibarruri se dirigía a una sesión parlamentaria, al cruzar una calle se encontró con una comitiva judicial que iba a desahuciar a una mujer y sus hijos, mientras un nutrido grupo de vecinos se limitaba a realizar gestos de desaprobación.

Pasionaria, decidió sobre la marcha que su deber inmediato estaba allí, que lo urgente era aquello y que la sesión parlamentaria podía esperar, se dirigió a los vecinos les lanzó una arenga y encabezó un piquete de los mismos que impidió el desahucio.

 

Ese es el camino, Dolores era tan “politicamente incorrecta” como lo es la PAH hoy en día, tenemos que aprender de ella y demás luchadores de aquel tiempo y no enredarnos en la red que los medios del sistema tienden para evitar actuaciones que hagan peligrar la hegemonía de las clases dominantes.

La segunda restauración borbónica se ha convertido en un pantano nauseabundo de corrupción que exhala un hedor insoportable, la única solución es recuperar el espíritu de aquellas gentes del Frente Popular.

 

 

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La silenciada lucha de clases

23/11/2013 por

La silenciada lucha de clases

por Vicenç Navarro.

¿Existe la lucha de clases? En realidad, muchos se preguntarán incluso si existen clases sociales. Algunos columnistas ultraliberales que gozan de grandes cajas de resonancia en los medios públicos y privados de Catalunya incluso han llegado a ridiculizar el mero concepto de clase social. En realidad, términos como burguesía, pequeña burguesía o clase trabajadora casi nunca aparecen en las páginas de los medios de mayor difusión. El único término que se utiliza en tales medios es el de clase media, donde, por lo visto, la mayoría de la ciudadanía se encuentra. En esa estructura social, la población se divide en ricos, clase media y pobres. Esta definición de la estructura social refleja, por cierto, la enorme influencia en España de la cultura dominante en EEUU, donde términos como burguesía o clase trabajadora nunca se utilizan. Son parte del lenguaje prohibido. En aquel país, el término clase media se utiliza para definir clase trabajadora. La americanización de la cultura política y mediática de España (fenómeno masivo que considero muy preocupante) se traduce, así, en la americanización del lenguaje.

Y en este nuevo lenguaje, el concepto de lucha de clases aparece también en España como anticuado. Ya nadie lo utiliza. ¿Por qué? Por la misma razón por la que está en la práctica prohibido en EEUU. La enorme influencia de la clase dominante, es decir, de la clase capitalista (término que es considerado más que anticuado; se define casi como blasfemo) aparece en una cultura en la que el  lenguaje de clases y lucha de clases no existe. Este es uno de los mayores indicadores de aquel dominio de clase. El mero concepto de clase desaparece. Y esto es lo que está ocurriendo en nuestro país.

Y, sin embargo, continúa existiendo lo que Noam Chomsky, en la introducción al libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar en España (de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón) ha definido acertadamente como la guerra de clases unilateral, es decir, la agresividad que se ve y se palpa en bases diarias de la clase capitalista en contra de la clase trabajadora y de las clases medias, que juntas suman la gran mayoría de la población, las clases populares. Es lo que en lenguaje anglosajón radical (del Occupy Wall Street Movement) se llama la lucha del 1% de la población (los súper ricos, que junto con otro 9% constituyen los establishments financieros, empresariales -de las grandes corporaciones-, mediáticos y políticos que dominan las instituciones mal llamadas representativas del país) contra la gran mayoría de la población. En esta “guerra de clases”, la lucha de la burguesía en contra de la clase obrera se ha ampliado y redefinido para pasar a ser la lucha de una minoría –las elites financieras y de las grandes corporaciones que controlan la actividad económica del país- ayudada por las elites mediáticas y políticas, frente a la gran mayoría de la población (el 90%).

No hay manera más fácil de demostrar que España tiene clases sociales que mirar a nuestro alrededor, observando dónde vive la gente, cómo vive y cuándo muere. Cojan ustedes un taxi y conduzcan por los barrios de Barcelona. Verán ustedes que hay claramente barrios burgueses, barrios pequeño burgueses, barrios de clase media y barrios de clase trabajadora, que a su vez pueden diferenciarse entre clase trabajadora cualificada y clase trabajadora no cualificada. Verán fácilmente que no es cierto que todos los barceloneses vivamos en barrios de clase media. Y verán también como el tipo de comercio va orientado a distintas clases sociales. Y si miran las tasas de mortalidad verán que siguen un gradiente según su clase social, de manera que en España un burgués, como promedio, vive diez años más (sí, diez años más) que un trabajador no cualificado en paro crónico.

¿Existe lucha de clases?

Una manera fácil de verlo es analizar la distribución de las rentas en el Estado español hoy. Estas, las rentas del país, derivan bien de poseer capital (tal como acciones bancarias u otros bienes que generan dinero) o del trabajo, es decir, de los salarios y otras rentas asociadas al trabajo. La gran mayoría de la ciudadanía consigue sus rentas a partir de su trabajo. Solo una minoría (muy minoría) deriva sus rentas del capital.

Pues bien, analicemos cómo han ido evolucionando estos dos tipos de rentas en España. Si las rentas estuvieran distribuidas proporcionalmente a como se distribuye la población, las rentas del capital serían un porcentaje del total de rentas muy bajo, pues los capitalistas –que obtienen sus rentas de la propiedad del capital- son un sector muy pequeño de la población. Pero en realidad, debido a la mala distribución de las rentas a favor del capital (es decir, de los capitalistas) a costa del mundo del trabajo (incluido usted lector y yo, puesto que deduzco que los capitalistas no me leen), observamos como las rentas del capital alcanzaron más del 40% de las rentas totales. Y las rentas del trabajo oscilaron alrededor de un 50% (hay un 10% que procede de otras fuentes) durante los últimos treinta años.

Esta cifra ya le da a usted una idea de quién tiene más poder en España. Por cierto, que España es uno de los países de la UE-15 donde las rentas del capital son más altas, y por lo tanto donde las rentas del trabajo son más bajas. El poder del capital sobre el Estado explica que las rentas del capital se gravaran mucho menos que las rentas del trabajo. Incluso el Banco Central Europeo (que es una institución de las más conservadoras que hay en el establishment conservador que gobierna la Eurozona) ha indicado que los beneficios de las grandes empresas en España son demasiado altos en comparación con otros países de la Eurozona.

Pero, por si fuera poco, las políticas neoliberales (que son las políticas promovidas por el capital en los medios y en las instituciones llamadas democráticas) han ido acentuando todavía más esa polarización, de manera que este año las rentas del capital, por primera vez desde que se recogen datos sobre la distribución de las rentas, han sido mayores (46%) que las rentas del trabajo (45%). La situación no podía haber ido mejor para los capitalistas. Aunque usted no lo sabrá puesto que no aparecerá en los medios de mayor difusión, donde usar la palabra “capitalista” es anticuado, y hablar de “lucha de clases” es “demagógico”.

¿Se da cuenta usted, lector, del significado que tiene que a un lenguaje se le fuerce y margine para que aparezca como anticuado? Y mientras tanto la lucha de clases ha alcanzado un nivel de hostilidad sin precedentes. Excepto en la mal llamada Guerra Civil, que fue una lucha de clases de primera magnitud, realizada por medios militares, no habíamos visto una lucha con semejante agresividad. Llevada a cabo ahora por el gobierno más reaccionario que España (ver “El gobierno Rajoy, el más reaccionario de la eurozona”, El Plural, 01.07.13) ha tenido desde el establecimiento de la democracia, se están recortando derechos laborales, sociales, civiles y políticos con una hostilidad que justifica la definición de “guerra de clases” que utiliza Chomsky. La única alternativa a esta situación es que esta guerra sea bilateral y que la mayoría de la ciudadanía, que deriva sus rentas del trabajo, se rebele por todos medios (siempre y cuando no sean violentos) a fin de parar/revertir aquella agresividad. Nunca olvidemos lo que se nos quiere hacer olvidar: que Franco murió en la cama pero la dictadura murió en la calle. Hoy estamos al final del periodo que se inició con aquella Transición de la dictadura a la democracia, una Transición profundamente inmodélica que nos dio una democracia profundamente limitada y un bienestar sumamente insuficiente. Hoy se requiere una segunda Transición que permita el paso a una democracia completa y a un bienestar social que responda a las necesidades de las clases populares (que son la gran mayoría de la ciudadanía), revirtiendo y cambiando la enorme concentración de las rentas y de la riqueza en España que están corrompiendo la democracia subdesarrollada que existe en este país.

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La disputa sobre la Ley de Amnistia hoy o el Carrillismo 2.0

23/11/2013 por

 

En recuerdo de Emilio Alonso, ejemplo de republicano y hombre de bien, de los que nunca se rindió y siempre llamó a las cosas por su nombre

Pedro A. García Bilbao / Foro por la memoria de Guadalajara

La Ley de Amnistía ha sido denunciada por Naciones Unidas en variadas ocasiones. En 2009, su Comisión contra la Tortura al igual que el Comité de Derechos Humanos, consideraron que debía ser derogada por entender que estaba en contradicción contra la legislación internacional en esos campos; en septiembre de 2010, el Grupo de trabajo de Desapariciones Forzadas manifestó que la ley de Amnistía española chocaba contra los derechos de las víctimas y que debía ser anulada, enviando posteriormente una comisión a España en septiembre de 2013 que volvió a cuestionar seriamente la citada ley. Por su parte, organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han expresado en fecha reciente su consideración de que la Ley de Amnistía supone un freno a la acción de la justicia en la persecución de crímenes de lesa humanidad cometidos en España durante la dictadura.

No son solamente organizaciones internacionales u ONG del campo humanitario y de derechos humanos. La jueza argentina que lleva el caso conocido como «Querella argentina» presentó ante las autoridades españolas demandas de extradición contra varios miembros de la policia franquista acusados de diversos delitos y la respuesta de la Fiscalía española fue apelar a la Ley de Amnistía. Las extradiciones no se han producido, han sido frenadas con el claro empleo de esa ley. En el parlamento español, diversas iniciativas de diputados de izquierda para obtener apoyo a las víctimas y condena a los crímenes franquistas, se han encontrado con que el gobierno justifica su negativa a actuar apelando a la ley de amnistía. No estamos ante «opiniones» sobre la conveniencia o no de hacer algo con esa ley, sino que podemos constatar que la Justicia española acude a ella para frenar o impedir que se avance en estos casos; esto no es una opinión, es un dato.

¿Le puede resultar extraño a alguien que la Ley de Amnistía esté siendo cuestionada de forma creciente por quienes demandan verdad, justicia y reparación? ¿O que se desconfie de quienes en el seno de la izquierda insistan en que no es preciso tocarla? No es necesario anular, derogar o hacer nada con la Ley de amnistía nos dicen, ya tenemos las leyes internacionales, pero curiosamente ¡son instancias internacionales las que piden que se anule, derogue o sea declarada inaplicable! ¿Cómo se entiende esto?

El hecho cierto es que para buscar justicia para las víctimas en España hay que irse a Argentina. Son miles de casos presentados ante los Tribunales argentinos y decenas de instituciones políticas y sociales las que han expresado su pleno apoyo a la iniciativa conocida como «Querella Argentina». Reflexionemos un momento: ¿Hay que irse a Argentina y nos dicen que no pasa nada con la Ley de Amnistía en España? ¿Piden extradiciones en Argentina y en Madrid las paralizan acudiendo a esa ley y resulta que la ONU no comprende bien las cosas? ¿Pero qué despropósito es este?

La necesidad de acudir a Argentina para buscar justicia a las víctimas del franquismo lo que demuestra es que no es posible hacerlo en España. Comprendo que a algunos defensores a ultranza de la Transición y del papel del PCE en la aprobación de aquella Ley de Amnistía les resulte imposible asumirlo, pero el hecho cierto es que la impunidad del franquismo es una realidad y la Ley de Amnistía es utilizada para apuntalar esa impunidad. Son dos datos, no opiniones.

Debo citar aquí el papel del PCE en ese proceso, porque en un reciente artículo Enrique de Santiago ha llegado a afirmar que quienes criticamos la Ley de Amnistía acusamos a ese partido de responsabilidades en el mantenimiento de la impunidad y hasta que «hacemos nuestra» la argumentación del Tribunal Supremo que defiende que la citada ley amnistía crímenes de lesa humanidad. Se equivoca, nosotros no atacamos al PCE, sino que exigimos la inaplicabilidad de la Ley de Amnistía y que se pueda juzgar en España a los franquistas; si considera que eso es atacar al PCE, creemos que o bien el PCE, o bien el propio De Santiago, tienen un serio problema de identidad.

Añade De Santiago que en realidad esa ley no puede amnistiar crímenes de lesa humanidad y por tanto basta con aplicar la legislación penal internacional sin que exista necesidad de derogar, anular o tocar en forma alguna esa ley, que por otra parte defiende. Por lo visto las organizaciones internacionales y la justicia argentina no opinan lo mismo, es más, la Fiscalia tampoco coincide con De Santiago pues emplean de hecho la ley cuando les parece; quien sí coincide en parte con De Santiago es el ministro de Justicia sr. Gallardón, al defender en las Cortes la amnistía de 1977 y alabó la altura moral de destacados miembros de la dirección del PCE en aquella época.

Hay algo que la dirección del PCE actual debería tener claro y parece que no lo tiene tanto: en esta polémica, lo que menos importa es la credibilidad de su partido o su papel histórico, pues ambos se derivan de su praxis, no de las declaraciones de unos u otros dirigentes; aquí de lo que se trata es de acabar hoy con la impunidad del franquismo, hacer justicia a las víctimas, poner en su sitio a los criminales y, perdónenme, —ya saben que lo de la«radicalidad republicana» obliga—, rescatar la legalidad republicana robada. El campo republicano está definido.

El PCE jugará hoy el papel que les parezca más conveniente y apoyará o no la posición de Enrique de Santiago, pero si a día de hoy no adoptan una posición firme contra la impunidad y no exigen la declaración de ilegalidad del régimen franquista, de sus sentencias, tribunales y expolios, si no lo hacen, pagarán un precio político por ello. Las decisiones de 1977 son cosa del pasado que hoy podemos analizar, lo grave no son aquellos errores, sino los del presente. No repitamos ahora los errores de entonces.

Nos parece lamentable que se afirme con pretendida rotundidad e infundado orgullo que la ley 46/1977 de Amnistía fue una «conquista de la lucha popular antifranquista encabezada por el Partido Comunista de España». Resulta patetico que se repita la propaganda de entonces y se intenté hoy en día continuar el tremendo engaño que está ley esconde.

Sacar a los presos políticos a la calle y ponerles en libertad era una obligación ineludible para poder llegar a unas elecciones que pudieran ser publicitadas como «libres», los postfranquistas estaban obligados a hacerlo si querían que su lampedusiano objetivo colara. Si se hubieran negado, si no hubieran puesto en libertad a los presos, las elecciones no habrían sido aceptadas en ninguna parte y la monarquia de Juan Carlos I, heredero de Franco no habría podido durar. Presumir por haber logrado algo que obligatoriamente el contrario estaba obligado a conceder es una impostura. No, miren, no, fueron ellos, los franquistas, los primeros interesados…

Pero los presos salieron a la calle, dirán ustedes. Pues sí, salieron. En torno a unos 80 presos fueron puestos en libertad con la ley de Amnistía. No había más. Les habían estado sacando de la cárcel en los meses anteriores mediente indultos del Rey (en 1975 y 1976) o directamente poniéndoles en libertad, de forma que la cuestión de los presos era casi residual en cuanto al número, y estaba claro que el proceso de excarcelación era imparable. Y es que los postfranquistas lo necesitaban, es sencillo, ¡no podía irse a las elecciones con presos en la cárcel! ¿Es tan dificil de entender esto?

Es cierto, sí, con la ley 46/1977, «se amnistiaron todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas, hasta octubre de 1977». Esa fue, en realidad, la segunda amnistia del franquismo, la primera había sido en 1969 cuando se declararon prescritos todos los delitos de tipo politico anteriores a 1939. Es decir, primero, el régimen, cuando se sintió asentado y fuerte, en los años sesenta, «perdonó» a los que habían podido hacer algo en los años de la República y de la guerra. Y después, en sus días postreros, cuando las anacrónicas estructuras franquistas ya no valían, el régimen, optó por volver a perdonarnos a todos de nuevo, alcanzando esta vez a los hechos posteriores a 1939 y hasta el propio 1977.

Pero la cuestión no radicaba solamente en que los presos políticos fueran puestos en libertad. Los indultos anteriores habían puesto en libertad a casi todos, faltando solamente los que estaban condenados por resistencia armada a la violencia y el terror franquista. La ley 46/1977 de Amnistía contempló esos casos, pero no solamente esos. El gobierno, con la complicidad del PSOE y el PCE —nos estáis obligando a recordarlo con vuestra insistencia en dar lecciones hoy— , incluyó en la ley amnistía a los funcionarios, policias y agentes de la autoridad franquistas que hubieran podido cometer delitos. ¿Hubo alguno en la cárcel, tuvieron que salir en libertad porque estaban presos? Lo cierto es que no, de lo que se trataba era de que nunca tuvieran que ir a la cárcel o ser enjuiciados por su actuación en la dictadura.

La 46/1977 implicó por tanto una renuncia a la justicia cuando la democracia fuese una realidad, fue una hipoteca hacia el futuro: como la monarquía, como el papel del ejército, como el concordato con el Vaticano.

En el caso de los crímenes franquistas, las dimensiones de esta renuncia de unos y de los niveles de impunidad de otros, lo da el hecho de que no hubo ni siquiera el sacrificio simbólico de ningún criminal de la dicatdura, absolutamente nadie, ni siquiera la escoría más abominable de los asesinos y torturadores de la Brigada Político Social, ni el más degradado y despreciable de los verdugos fue entregado a la justicia para aparentar que las cosas habían cambiado. No digo un juez, un ministro como el suegro de Gallardón, o un segundón prescindible del Movimiento Nacional, no digamos ya un militar, nada de eso se pensó siquiera, todo siguió igual y, pasados unos momentos de cierta inquietud por los cambios, se pudo comprobar rápido que la renuncia de unos a la verdad, la justicia y la reparacion era total y absoluta, y la impunidad de los otros completa.

Olvido, desmemoria, pacto de silencio, complicidad, llámenlo como quieran. Volver a tirar a la cuneta a las víctimas y renunciar a la República; esa es la clave que explica la «modélica Transición española». Pretender hoy que en esa escena la Ley de Amnistía no jugaba un papel clave, es sencillamente continuar ese engaño y prolongar la complicidad, una complicidad que entonces era con los exfranquistas, y hoy con el Régimen de la Monarquia. El PCE debe ser recordado por la página heroica de sus militantes de la resistencia, no por la baba agradecida de los yernos de ministros franquistas defendiendo la impunidad de los torturadores. Flaco servicio le hace a su partido Enrique de Santiago.

La finalidad de una ley se puede comprobar de dos formas, por el impacto de su aplicación y por la letra de su texto. Afirmar que pretende tal o cual cosa olvidando cómo es utilizada y aplicada es una mala práctica. Miremos cómo se aplica y sabremos de la funcionalidad que tiene en el sistema legal y político real. La Ley de Amnistía de 1977 buscaba efectos políticos, además de los formales de poner en libertad a los presos y eximir de culpa a los que hubieran cometido delitos de intencionalidad política hasta aquella fecha. En su formulación escrita era muy explícita en algunos aspectos. Leerla hoy sorprenderá a quienes crean que trataba exclusivamente sobre los presos políticos de la dictadura.

La Ley exponía que estaban comprendidos en la amnistía…

«Artículo 2. (…) a) Los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ellos, tipificados en el Código de justicia Militar.

(…) e) Los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del orden público, con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los actos incluidos en esta Ley.

f) Los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas.»

En estos apartados se aclara que las autoridades, funcionarios y agentes de la autoridad que hubieran podido cometer delitos y faltas al perseguir los actos incluidos en esta ley o cometidos contra los derechos de las personas, serían igualmente amnistiados.

¿Quienes son los que hubieran podido cometer delito de rebelión y sedición de los que se habla en el apartado a? ¿Los franquistas sublevados contra la República? No, en modo alguno, se refiere a los acusados de tales delitos de acuerdo con el Código de Justicia Militar franquista, es decir, a los que se resistieron a la dictadura con todos los medios a su alcance. La justicia al reves de la que hablara Serrano Suñer sigue resonando en la ley 46/1977.

Conviene que volvamos a mirar la formulación de esos apartados del artículo 2. ¿desde donde habla el legislador? La posición es clara. Desde la legalidad franquista asumida con naturalidad. El régimen franquista era «legal», tenía autoridades, funcionarios y agentes de la autoridad que estaban obligados a cumplirla y hacerla cumplir, y la posibilidad de que pudieran ser procesados o considerados criminales por haber servido a a la dictadura no es considerada siquiera por el legislador, ni siquiera intenta «amnistiarles» por haber sido esbirros de la dictadura, pues esta era el régimen legal. Lo que hacen esos dos apartados es suponer que si en el transcurso de su acción «legal», hubieran podido extralimitarse y cometido delitos contra los derechos de las personas o perseguido actos que han pasado a no ser delitos, esas acciones son objeto de amnistia también.

El resultado de esta conjunción, ley 46/1977 y no cuestionamiento de la legalidad franquista es el blindaje total de los servidores de la dictadura, que pueden así, gracias a esta ley, mantener sus puestos en la judicatura, la policia, el ejército o, incluso la jefatura del estado. No es delito haber sido parte de la estructura del estado franquista, haber sido por ejemplo, juez del Tribunal de Orden Público, o comisario de la Brigada Político Social. Ya no se trata solamente de si en el ejercicio de esas magistraturas se cometieran crimenes, que eso se pretende amnistíado con esta ley, sino que se no se cuestiona en modo alguno la «legalidad franquista».

Cuando criticamos la Ley de Amnistía desde lo que algunos califican «supuesta radicalidad republicana», en realidad nos basamos en una cuestion clara y sencilla: el régimen franquista surgió de un golpe de estado y de una guerra de aniquilación y el régimen republicano fue destruido sobre el territorio español de forma criminal y completamente ilegal. Algunos consideramos inaceptable que perviva la legalidad franquista de los Tribunales Militares Sumarísimos, de las sentencias de muerte, cárcel y expolio e, igualmente, de leyes que han condicionado el futuro de España y nuestro presente. Criticamos la Ley de Amnistía porque consideramos que el franquismo debe ser declarado ilegal y anulados sus tribunales y leyes que atacaron los derechos humanos y tal ley es en la práctica un impedimento. ¿Quien está en contra?

La Ley de Amnistía 46/1977 ha sido empleada sistemáticamente por la judicatura española realmente existente como un escudo para proteger los actos y resultados de la legalidad franquista, y para proteger a quienes ocuparon puestos de poder en ella. La Ley de Amnistía es, por ejemplo, imprescindible para explicar porqué en el Tribunal Supremo subsisten en puestos de juez, jueces que fueron de la Dictadura y que no sienten temor alguno ni tienen sentimiento de culpa de ningún tipo por haber servido a la dictadura.

Si la aplicación práctica de la Ley de Amnistía en su muy amplia jurisprudencia hasta la fecha ha sido para proteger a los franquistas ¿qué debemos hacer los que estamos por la verdad, la justicia y la reparación, sino es exigir que sea declarada inaplicable? Esta es la demanda, no anulación ni derogación, conceptos con aristas legales que podrían en este caso dificultar el objetivo que se busca, que no es otro que poner a los franquistas ante un tribunal; lo que exigimos es la declaración de inaplicabilidad. Esto para empezar.

Sin embargo, aunque los términos del debate clave estan claros, algunos siguen con la ceremonia de la confusión. Como un Cid que cabalga despues de muerto, el Carrillismo 2.0 tiene ahora adalides que nos vienen hoy, en 2013, con que la Ley de Amnistía no es en realidad lo que jueces y fiscales han hecho de ella en su aplicación, sino un «triunfo» del movimiento antifascista. Otro triunfo más de este tipo y no sé muy bien donde iremos a parar.

La argumentación que se está ofreciendo en estos días para hacer encajar la posición crítica creciente del movimiento memorialista y republicano con la Ley de Amnistía es afirmar algo bastante obvio: que la Ley Penal Internacional que trata los crimenes de lesa humanidad, contra la Paz y de Guerra es de superior rango a las leyes nacionales y que no se puede acudir a una ley como la 46/1977 para amnistiar esos delitos. En otras palabras, que los delitos de lesa humanidad no están «amnistiables» por la Ley 46/1977 y no se puede apelar a ella.

¿Y bien, nos preguntamos? Eso es una obviedad, pero en cambio sí que apelan a ella los jueces. Los encargados de aplicar las leyes son los jueces y los españoles son fruto de la legalidad franquista; ni uno solo de los jueces de la dictadura fue procesado. Los jueces no han sentido el peso de la ley, saben mejor que nadie que el franquismo fue legal y que esa legalidad no es cuestionada. Actuan en consecuencia. En la argumentación que se sigue para recordar que la ley penal internacional es de superior rango y de obligado cumplimiento —completamente de acuerdo en esto— se olvida una cosa: el estatuto legal del franquismo, sus leyes sucesorias, la validez de sus tribunales y sentencias de muerte, o el que un juez del TOP escape sin juicio, son cuestiones internas españolas en las que no se meten. Debe comprenderse que aquí se trata solo de enjuiciar a los responsables de los grandes crímenes reconocidos internacionalmente, sino de la consideracion legal del franquismo como régimen y las consecuencias politicas y de todo tipo de este hecho. La Ley de Memoria, sus ponentes del PSOE tenían eso muy claro, el régimen podá ser considerado como ilegítimo, pero nunca ilegal; Izquierda Unida votó a favor de esa formulación, no lo olvidemos. Es de eso de lo que se trata.

Por ello, cuando el grupo parlamentario de Izquierda Unida/ Izquierda Plural presenta una propuesta para perseguir la apología del franquismo y sus símbolos, recibe una respuesta categórica del Partido Popular y su gobierno: de ninguna forma. ¿Por qué? Sencillo. Porque no puede ser delito hablar bien o defender un régimen politico que sigue siendo considerado como «legal» y cuyo ordenamiento jurídico sigue manteniendo efectos reconocidos. El PP se debe partir de risa ante el triste espectáculo de contradicción y desmemoria que presentan los diputados de IU.

Esta batalla contra la impunidad debe ganarse en España. La querella argentina está siendo utilizada por algunos para sacar del país este frente de lucha y que no contamine la línea política y electoral de la izquierda parlamentaria española que asume, lo hizo al votar la ley de Memoria o al no plantear la ilegalización del franquismo, sus tribunales, sentencias y leyes, el régimen heredado de Franco. Los mismos que dicen que la República no es prioritaria o que un debate sobre la impunidad divide o doficulta la unidad de la izquierda, lo que están haciendo es perpetuando el engaño de 1977 y dándole oxígeno a los herederos de la dictadura que hoy se enriquecen con la crisis.

No se trata del 77, se trata del presente, de hoy. Queremos justicia hoy, aquí, en España. Tengamos claro que estas luchas no van por separado. Quienes no tienen valor o voluntad para afrontar la lucha contra la impunidad del franquismo, no pueden ser un referente creíble en la lucha contra los recortes, los mercados, la troika y las políticas neo-capitalistas que nos asolan. Tengámoslo claro.

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«Los crímenes del franquismo tienen que verse en juicio, no sólo en lección de Historia»

13/11/2013 por

ANA MESSUTI | Abogada, promotora de la Querella Argentina

«Los crímenes del franquismo tienen que verse en juicio, no sólo en lección de Historia»

«La transición política española fue un comprensible ejercicio de olvido, pero es hora de acabar con la impunidad»

12.11.2013 | 05:20

Ana Messuti

Ana Messuti Nacho Orejas

Oviedo, Eduardo GARCÍA -¿Siempre es necesario conocer la verdad?

-Si esa verdad está en relación con la justicia, entonces es imprescindible. Aunque cause mucho dolor, porque no se puede vivir con esas verdades adentro.

Ana Messuti (Buenos Aires, 1946) lleva tres años en el equipo de ocho abogados que se encargan de la llamada Querella Argentina por los crímenes del franquismo. Licenciada por la Universidad de Buenos Aires, doctorada por Salamanca, fue funcionaria de las Naciones Unidas en Viena y Ginebra. Es especialista en derecho penal internacional. Messuti forma parte de una delegación que hoy visitará la Junta General del Principado.

-La transición española, ¿no fue un ejercicio de olvido?

-Y es comprensible que así fuera, pero han pasado muchos años de democracia, es hora de acabar con la impunidad. Todavía sigue existiendo el temor, nos llegan nietos que dicen: nos gustaría querellarnos, pero nuestra abuela no quiere ni oír hablar de esto. Y hay que respetarlo.

-Investigar los crímenes del franquismo desde ocho mil kilómetros de distancia. ¿No es un poco descabellado?

-Los kilómetros no cuentan, cuenta la situación judicial de la Argentina. Estamos listos para juzgar estos crímenes, hay un marco, un clima jurídico favorable que tenemos que aprovechar. Llevamos años investigando y hasta la fecha hemos podido aglutinar 334 querellantes y 175 querellas de toda España, algunas colectivas como las presentadas por el PCE o por la CNT.

-Cada país tiene sus fantasmas, y los de la Argentina son muy gordos, si me lo permite.

-Tuvimos las manos atadas por nuestras propias leyes. Aquellos indultos del presidente Menem crearon una situación aborrecible desde el punto de vista del derecho internacional. Yo creo que Argentina, mi país, se ha liberado de sus fantasmas, que por cierto son de carne y hueso.

-¿Qué quieren realmente?

-Queremos que muchos crímenes terribles no acaben quedando impunes, porque eso sería gravísimo. Son crímenes de lesa humanidad. Nuestra investigación llega hasta 1977, cuando la del juez Garzón se quedaba en 1951, muchos de los torturadores están vivos, conocemos sus nombres. Y aunque podamos juzgar tan sólo a unos pocos, espero poder decir: «señora, su marido fue víctima de un genocidio, no lo mataron porque era un bandolero». Los crímenes se tienen que estudiar en un juicio, no sólo en una clase de Historia.

-¿Éste es el último tren para buscar verdad?

-No quiero hablar de último tren, al contrario. Éste es el primer tren. Nuestra intención es que se abra el proceso en otros países, casos de México o Francia. No habría ningún obstáculo jurídico para ello, porque los crímenes cometidos en España son tan graves que todos los estados están obligados a juzgarlos. Hay que ver a los ciudadanos españoles como ciudadanos del mundo.

-¿Han pedido extradiciones?

-Las tres primeras. Corresponden a tres miembros de la llamada Brigada Político Social. Estamos reconstruyendo la verdad y a la vez un mapa de las víctimas. Y lo hacemos porque la gente nos lo pide. Quien sienta la necesidad de querellarse, nosotros se lo facilitamos, sin cobrar por ello.

-España está en su derecho a conceder o no las extradiciones pedidas.

-Así es. Puede negarse incumpliendo sus obligaciones internacionales.

-¿Cuántas veces en estos años les han acusado de injerencia en país ajeno?

-Es un argumento que he leído en alguna ocasión, pero no se puede hacer lo que se quiera dentro de unas fronteras. Desde Nuremberg ya no podemos desentendernos. En España hubo un plan sistemático de exterminio.

-¿Cree que hubo un «plan» y que de verdad fue «sistemático»?

-Lo que creo es que no eran hechos aislados ni desconectados. No sé si la palabra correcta es «plan», pero aquí hubo un Gobierno que amparó, que instigó. Ahí estaba el general Mola, animando a matar. El punto de responsabilidad criminal está, a mi juicio, muy claro.

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El hombre de la libertad

08/11/2013 por

El hombre de la libertad

En recuerdo del recién fallecido Lito el de la Rebollá, carismático comunista

06.11.2013 | 01:48

El hombre de la libertad

José Luis Argüelles Puedo fechar con precisión mi primer recuerdo político. Es mediodía de un Primero de Mayo de 1967 en Mieres del Camino, en la calle de la vieja comisaría. De pronto, mi atención infantil queda retenida por la violencia con que varios policías (los llamados «grises») aporrean a un hombre indefenso, en el suelo, que sangra por la nariz y a quien han roto la camisa mientras lo arrastran y vapulean repetidamente. Desde el fondo de la calle, del lado del Ayuntamiento, una mujer corre y grita. En su desesperación, deja atrás un zapato y se le cae de las manos una barra de pan. «¿Por qué pegan a ese hombre»?, pregunto a mi madre, que calla un buen rato y me responde después en voz muy baja: «Por pedir libertad».

Así, aquel tipo que guardaba un notable parecido físico con Lino Ventura (eso, claro, lo sabría mucho más tarde) pasó a ser para mis mitologías infantiles «el hombre de la libertad», alguien a quien no hay coacción o tortura capaz de doblegar. Los españoles hemos admirado muchas veces la épica de esas gentes en las películas en blanco y negro sobre la resistencia a los nazis, en la que por cierto tantos compatriotas nuestros dejaron su piel, pero somos aún incapaces de reconocer la heroicidad de esos mismos personajes en nuestra propia historia antifascista.

Lo cierto, que no quiero perder el hilo, es que algunos años después volví a encontrar al indomable héroe de aquel Primero de Mayo en el acogedor templo de la conspiración y la cultura que fue Amigos de Mieres. Para entonces, aquel incipiente recuerdo político se había ido puliendo con otros conocimientos y andanzas. Y aunque aquel tipo pasó, de pronto, a tener nombre (Manuel Álvarez Ferrera, o también Lito Ferrera, y con más frecuencia Lito el de la Rebollá), para mí ha sido siempre «el hombre de la libertad».

Me dirán que literaturizo una imagen infantil. Y me contarán, para tratar de devaluar mi recuerdo, que en realidad Lito -fallecido el pasado sábado en Gijón a los 78 años en posesión de la roja insignia del valor- fue una víctima de la dictadura; un torturado en oscuros depósitos policiales; un prisionero en las cárceles franquistas; un clandestino que cambió al Papa por Marx (fue dirigente de la JOC y del PCE) y la teología por la lucha de clases; un comunista que siguió creyendo hasta el último día de su vida en sus ideas pese a las evidencias y a todos los fracasos políticos; un perdedor, en fin, por su propia honestidad en el callejón de las demoliciones de la Historia. Me dirán ésas y otras muchas cosas, ignorantes de que una persona es, al cabo, la suma de sus esplendorosas derrotas. Lo contrario, es engañar y engañarse.

Lito es aún el hombre que se proclama libre porque, más allá de sus posiciones ideológicas concretas, que podemos compartir o no, enseñó a varias generaciones que la libertad se conquista y se ejerce. En pleno franquismo, las barras de los bares de las Cuencas y Gijón se despoblaban ostensiblemente cuando Lito desplegaba el último ejemplar de «Mundo Obrero» para leerlo así, en público, sin esconderse. Y por eso, supongo, dejó la clandestinidad y se declaró comunista mucho antes que la mayoría y cuando una confesión así conllevaba de manera inevitable persecuciones y quebrantos, una vida sin tregua, todo tipo de infamias desde el poder absoluto. Pensaba yo estas cosas en el tanatorio de Cabueñes este domingo, mientras escuchaba el elogio que el padre Ángel y Francisco de Asís Fernández dedicaron a la vida de militante íntegro de Lito. Su multitudinaria despedida es la confirmación de que los hombres libres siempre ganan, aunque parezca lo contrario, la batalla que más importa.

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Tras las huellas de Octubre del 34

04/11/2013 por

Tras las huellas de Octubre del 34

Un grupo de universitarios desafía a la lluvia y recorre los escenarios ovetenses de la revolución obrera anterior a la Guerra Civil

03.11.2013 | 01:36

Tras las huellas de Octubre del 34

Tras las huellas de Octubre del 34

E. V. «Paso por aquí mil veces y nunca me había dado cuenta de que estaba en uno de los lugares más importantes de Octubre de 1934». Emilio León, educador social de 36 años, observó ayer fascinado, y con el chubasquero a punto de dejar de ser impermeable, el edificio de la Cámara de Comercio de Oviedo, en la calle Santa Susana. Acababa de descubrir que hace 79 años el inmueble fue la sede del segundo Comité Revolucionario que pergeñó la insurrección obrera asturiana.

León fue uno de los participantes en el recorrido por los escenarios de la Revolución del 34 que organizó un grupo de universitarios y apasionados de la historia del colectivo de «La Madreña». La cita había sido preparada con mucha dedicación y antelación, así que la intensa lluvia que cayó en la ciudad no les aguó la caminata.

La investigadora de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo Amaya Caunedo Domínguez guió a una decena de personas por el Oviedo escondido con la ayuda de Pablo Huerta, otro de los organizadores. «No es lo mismo leer lo que pasó que estar en el lugar de los hechos. Ése fue nuestro principal motor para poner en marcha la iniciativa», explica Caunedo, que llevó varias fotografías antiguas para mostrar la imagen de los escenarios en aquella época.

El antiguo convento de las Adoratrices causó gran conmoción entre los improvisados alumnos. En realidad, la casa ya no existe y en el terreno de la zona del Seminario se levanta una urbanización. Por allí pasaron miles de personas en la etapa final de su vida, condenadas a torturas y represión. «Es difícil explicar con palabras todo el dolor que hubo aquí», comentó la guía en mitad del recorrido.

Los impactos de bala de algunos edificios fueron otro de los puntos de atención del camino. Por ejemplo, los que todavía marcan las paredes del antiguo cuartel de carabineros, en la confluencia del Campillín con la calle Magdalena, junto a la que hoy en día es una farmacia. «Impresiona mucho, pero no podemos saber con seguridad si los balazos son del 34 o de la Guerra Civil del 36», aclara Caunedo.

Para su compañero de ruta Huerta, «lo más sorprendente es el desconocimiento de los ovetenses sobre la historia relativamente reciente de su ciudad, que debería potenciarse con más iniciativas culturales de este tipo».

El destino final fue el campus del Milán, otrora cuartel, y un merecido café a modo de tertulia para ordenar todo lo aprendido.

http://www.lne.es/oviedo/2013/11/03/huellas-octubre-34/1493631.html

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Contra la represión: Apoya la campaña en contra del ingreso en prisión de Alberto.

29/10/2013 por

https://oiga.me/campaigns/apoya-la-campana-en-contra-del-ingreso-en-prision-de-alberto

La AUDIENCIA PROVINCIAL DE Madrid ha condenado a un año de prisión a Alberto Torre, activista social, por haber participado en el movimiento vecinal contra la instalación de parquímetros en los barrios obreros de Madrid en 2006. Con falaces argumentos de supuesta “PELIGROSIDAD SOCIAL”, lo que el Régimen pretende es apartar de la lucha en las calles a un activista social, aplicando su último recurso: la represión.

Érase un ciudadano que además de preocuparse por sus problemas particulares, se preocupaba también por los problemas de su barrio, de su ciudad,… porque estaba convencido de que lo que afectaba a su comunidad, repercutía también muy directamente sobre su vida cotidiana.

Allá por el año 2006, un alcalde megalómano, privatizador, con total desprecio por las gentes del común, desprecio sólo comparable con el servilismo para el capital financiero y especulativo, cuadriplicó la deuda pública municipal con la banca, pasando ésta de 1.500 millones de euros en 2003 a 6.039 millones de euros en 2007, decidió hacerle la vida imposible a los vecinos, vecinas y pequeños comerciantes de los barrios de Madrid. Entre otras ocurrencias tuvo la de instaurar los parquímetros, que no es ni más ni menos que una forma de privatizar la vía pública.

La respuesta de las gentes fue inmediata. Un gran movimiento de oposición a los parquímetros se puso en pie en la mayoría de los barrios afectados.

Alberto, y está orgulloso de ello, fue uno de los miles de ciudadanos/as que se levantaron contra esa agresión del Sr. Ruiz Gallardón, a la sazón Alcalde de Madrid y hoy titular del Ministerio de Justicia, desde donde sigue ejerciendo su odio hacia las clases trabajadoras y muy especialmente hacia las mujeres. Sigue también con sus afanes privatizadores y su autoritarismo protofascista.

Alberto, con la presencia de una de las empresas concesionarias del SER, UTE VEA, como acusación particular, fue condenado a un año de cárcel por su participación en las luchas contra los parquímetros. Pena ésta que no lleva habitualmente asociada la entrada en prisión.

Pero desde 2006, las cosas fueron evolucionando más que mal para los trabajadores/as y cada vez a un nivel más global: Los recortes y privatizaciones en la sanidad y la educación públicas, la liquidación de las ayudas a l@s dependientes, la liquidación de los programas de investigación, los recortes de las pensiones, la renuncia a la soberanía a favor de la UE controlada por Alemania, el aumento del autoritarismo, la intensificación de la corrupción en la que cada vez aparece con más implicaciones el Jefe de Estado y su familia, por cierto con total impunidad penal.

Alberto, ante este panorama y a pesar de las represalias por su participación en la lucha contra los parquímetros, tal como le ocurrió a otras muchas personas, decidió dar un paso adelante. Concluyó que no sólo había que luchar por el barrio, que también, sino que había que impulsar y comprometerse con una lucha global, por un auténtico Cambio de Sistema.

Alberto, como miles y miles de ciudadan@s, llegó a la conclusión que bajo este Régimen es imposible que el Pueblo Trabajador consiga aquellos objetivos legítimos y necesarios para una vida digna: Democracia real y participativa; Soberanía; erradicación de la corrupción y los privilegios; servicios públicos universales y de calidad; Banca pública…

Alberto llegó también a la conclusión de que la institución clave, que hay que abolir para poder iniciar un Proceso Destituyente-Constituyente es la Monarquía Borbónica, impuesta por el franquismo y corrompida hasta la médula. Por eso desde su militancia en la Coordinadora 25S participó en la convocatoria “Jaque al rey” del 28S. Dos días después de esa movilización le llegaba la siguiente comunicación:

Auto N º572/2013 Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid: “NO HA LUGAR a la suspensión de la ejecución de la pena de un año de prisión impuesta al penado Alberto — — mientras se tramite y resuelve el expediente de indulto presentado”

No nos cabe duda alguna que esa decisión de ingreso en prisión de la Audiencia Provincial de Madrid, es un intento de atemorizar a todas aquellas personas que partiendo de un compromiso social transitan a un compromiso político global y exigen un Cambio de Sistema, ya.

El Régimen sabe que la “marea por el cambio global”, ya se ha puesto en marcha y que es imparable. Sólo les queda un último recurso – la represión – .

Pero en ese terreno también se van a encontrar con una sólida resistencia humana de todas y todos los que estamos por una auténtica Democracia y por la Justicia Social.

Por todas y todos, por Alberto. Porque Alberto somos todas y todos.

Más información aquí www.coordinadora25s@wordpress.com

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Los asturianos del Ebro

29/10/2013 por

Los asturianos del Ebro

75º Aniversario de la batalla más dura de la guerra civil y que concluyó acelerando la derrota republicana  Jesús San Román   La Batalla del Ebro, de cuyo final por estas fechas se cumplen 75 años, fue el último envite en el que la República Española se jugó su destino. Aunque se empezó con un triunfo arrollador que sorprendió a las fuerzas franquistas, la dureza de los combates, lo prolongado de las escaramuzas y la mermada situación de los combatientes republicanos acabaron en una derrota que selló el devenir fatal de la II República.

Como suele ser habitual allí donde se pelea por las grandes causas y donde la libertad se juega el ser o no ser, no faltaron asturianos. Algunos de ellos protagonizaron un papel fundamental  logrando sobrevivir y otros murieron bajo los laureles de la  heroicidad.

Cuenta la que fuera eurodiputada socialista asturiana y presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español, Ludivina García Arias, que cuando tiene lugar la caída de Asturias en octubre de 1937 se produce la oleada de refugiados. Tratan de escapar de los franquistas embarcando en todo lo que flotara, principalmente desde el puerto de Gijón. Unos 10.000 militares y milicianos logran salir en esas embarcaciones y tras entrar en Francia incorporarse de nuevo a los distintos frentes de batalla. “No todos eran asturianos porque según iba cayendo el frente norte y avanzando las tropas franquistas las republicanos van retrocediendo y ahí hay de todo. Cae Vizcaya,  luego Santander y se repliegan hacia Asturias”, matiza apoyándose en el historiador Javier Rubio y su trabajo sobre La emigración de la guerra civil de 1936-1939.

La Asociación de Descendientes del Exilio Español, la Coordinadora de Asociaciones de la Memoria Democrática de Madrid y la Fundación Juan Negrín han participado en el homenaje que los días 19 y 20, el pasado fin de semana, la organización Iniciativa por la Memoria Democrática han rendido en Gandesa (Tarragona) a las Brigadas Internacionales y a su participación en la Batalla de Ebro.

Al frente de la Brigada XV estaba un asturiano.  Era esta brigada la que agrupaba a los combatientes de habla inglesa resultante de los vestigios de otras brigadas internacionales, entre ellas la tan afamada Lincoln. El jefe de todos y único español que comandaba un ejército internacional era el Mayor de Milicias José Antonio Valledor. Un maestro de escuela que ya había participado en la Revuelta de Asturias de 1934. Cuando Asturias cae bajo las tropas de Franco es capturado siendo un oficial republicano, pero logró escapar de la cárcel y reunirse con el ejército republicano en la primavera de 1938.

Ludivina, que ha investigado la participación de los asturianos en la Batalla del Ebro, entre los que se encuentra su propio padre y también maestro, Ismael García Lombardía, explica que en los archivos del Principado sobre Valledor  apenas encontró datos. “Únicamente había un papel de cuando joven en el que se decía que tenía dotes militares, como bien se vio después” explica.

Según se relata en foros digitales republicanos, la Brigada de Valledor había quedado descalabrada en el frente de Aragón y con la llegada al mar de los franquistas. En Marsá se procedió a su reorganización y se cubrieron las bajas con remplazos españoles. El 25 de julio con Valledor al frente cruzaba el Ebro por Ascó y una vez ocupada siguió hacia La Fatarella que también conquistó, cambiando de dirección hacia Corbera para asaltar el Puig de l’Àliga donde estaban las avanzadillas nacionales. Pero fueron rechazados con dureza. Los días siguientes se vuelve a intentar con numerosas pérdidas humanas hasta que el 1 de agosto se consigue conquistar la cima. El Puig de l’Àliga es rebautizado como la “cota de la muerte” por las bajas producidas.

Al no avanzarse más por el sector de Gandesa y con la XV división desangrada, el 6 de agosto es retirada para recomponerse. Volvió a las dos semanas para defender Pandols, donde el “Lincoln” se cubrió de gloria y de bajas en su obstinada y férrea defensa de la cota 666, según las crónicas republicanas. De nuevo en retaguardia, a los pocos días y sin apenas recuperar resuello, el 6 de septiembre, la XV es destinada al sector de la Venta de Camposines para parar la imponente ofensiva de los franquistas. La cota 343 cambió de manos en cuatro ocasiones y las pérdidas humanas fueron incalculables. El Batallón Lincoln fue diezmado por la artillería y por la aviación en los barrancos del Sur de Gandesa. El 22 de septiembre llega la orden de retirada de los internacionales, pero aun al día siguiente, el 23, la XV BI sigue combatiendo y vertiendo su última sangre en la cota 281, relatan las crónicas.

Cuando el ejército republicano fue finalmente derrotado, Valledor y los restos de la XV  Brigada cruzaron a Francia, donde fueron internados en campos de concentración . Durante la Segunda Guerra Mundial, junto con muchos de los internados republicanos , escapó y se unió a los partisanos franceses en la lucha contra las fuerzas nazis.

Valledor, mandaba en 1944 la primera división guerrillera, una de las nueve divisiones bajo la dirección política de Unión Liberal y agrupadas en la Agrupación de Guerrilleros Españoles, la cual tenía bajo sus órdenes a las que se batieron en los departamentos franceses de los Altos Pirineos, Bajos Pirineos y Gers.

Cabe destacar de las múltiples actividades de estas unidades la paralización de todas las industrias de los Altos Pirineos, en enero de 1944. El ataque, en marzo, de un campamento alemán que causó numerosas bajas entre soldados y oficiales. El jefe de la Gestapo de Tarbes abatido en plena calle. La ocupación, en julio, de la villa de Bagneres de Bigorré, emboscada de sesenta guerrilleros contra una columna alemana cuyo balance fue de 35 enemigos muertos  y todos los camiones destruidos. Todas las armas tomadas sirvieron para abastecer el maquis.

Al final de la guerra mundial regresó a España y participó en el movimiento de resistencia que luchó contra el régimen fascista. Él asturiano fue un invitado frecuente de los veteranos de las Brigadas Internacionales  en Gran Bretaña y Francia. Fue elogiado y honrado como un luchador de toda la vida por la libertad, por los derechos de los pobres, los hambrientos y la clase obrera, según se recoge en una nota necrológica aparecida en The Volunteer. Journal of the Veterans of the Abraham Lincoln Brigade. Vol. XVIII, Nº 1. ( 1996). Según le consta a Ludivina García, Valledor regresó a España con la democracia y falleció en Torrevieja.

Un asturiano que no logró sobrevivir a la ferocidad de la batalla del Ebro fue el marinero gijonés Manolín Álvarez, que formaba parte del XV Cuerpo de Ejército. Cuenta Antonio de Blas en su Historia General de Asturias que la sección especial de la división en la que combate Manolín, formada por dinamiteros y comandos, está compuesta casi exclusivamente por asturianos. En la artillería está Flórez, otro de los nombres famosos de la resistencia asturiana. En la madrugada del 25 de julio de 1938 el Ejército republicano cruza el río Ebro por medio de barcas y tres puentes flotantes que se van multiplicando en las horas de amanecida.

Para el Ejército nacional es una catástrofe, pues totalmente sorprendido se ve arrollado. Las tropas republicanas logran una cabeza de puente que en las semanas siguientes abrirá un frente, en arco, de unos 60 kilómetros de longitud, con Gandesa como centro. En las primeras horas de ataque, la División de Manolín pasa el río. Hicieron varios centenares de prisioneros y cogieron intacta una batería de obuses de 155 con los oficiales, artilleros y tractores al completo. La sorpresa de los asturianos resultó  jocosa cuando descubrieron que las piezas de artillería son de reciente fabricación en Trubia, escribe Antonio de Blas.

En la Orden Circular nº 928 de 9 de enero de 1939, publicada en el Diario Oficial de la República nº 13  de 13 de enero del mismo se da cuenta de la concesión de la Placa Laureada de Madrid al Mayor de Infantería Manuel Álvarez, caído en combate por  la actuación magnífica en todo momento de este prestigioso jefe, actuación que culminó durante la batalla del Ebro.

Hombre capaz y valiente, de gran moral e inteligencia, hizo posible con su dirección acertadísima la eficacia y precisión en las actuaciones magníficas de la División de su mando.

En la citada circular se recoge que el gijonés cumpliendo órdenes superiores, atravesó el río Ebro, entre Fayón y Mequinenza, cubriendo con su Unidad a la perfección los objetivos que les fueron señalados. El día 6 de agosto recibe órdenes de replegarse a la margen izquierda, realizando en circunstancias excepcionales y con precisión matemática, sin pérdida de material y con escasísimo número de bajas, la orden recibida, no obstante dominar el enemigo las alturas de la orilla derecha y emplear éste artillería y aviación en grandes masas; y es su jefe, el mayor Álvarez uno de los últimos en pisar la orilla izquierda.

Durante las siete contraofensivas enemigas, destaca la actuación de la 42 División comandada por Manolín. Su comportamiento es citado encomiásticamente varias veces en las órdenes generales del XV Cuerpo de Ejército. En la Orden por la que se le concede la Placa Laureada de Madrid al mayor asturiano, se señala que siempre estuvo en el centro del sector probable de ataque enemigo. Sus visitas diarias a las zonas de mayor peligro. Su presencia constante en las primeras líneas, permaneciendo a veces jornadas enteras cuando la situación era difícil. Manolín personalmente dirigió gran número de contraataques realizados por pequeñas Unidades a su mando. Y estos hechos fueron en él repetidos y constantes, y su actuación fue fundamental y decisiva en el comportamiento magnífico de su División.

Añade la citada orden que su valor fue norma y guía para los soldados a su mando. No tuvo nunca indecisiones; los momentos más difíciles los enfrentó siempre con serenidad  y energía.  Fue siempre ejemplo para sus subordinados, ofrendó su vida a la Patria, dando ejemplo de cómo se muere por España cuando está en juego la independencia de la Patria, concluyen.

El padre de Ludivina, el socialista Ismael García Lombardía era maestro y la guerra civil le pilló en Madrid adonde había acudido para presentarse a unas oposiciones. “Él no nos hablaba nunca de la guerra”, explica la exeurodiputada por lo que no puede atesorar ningún dato respecto a su presencia en la Batalla del Ebro, en la que participó tras haber combatido también en el frente del Guadarrama.  Ismael  fue fundador de la Asociación de Trabajadores de la Enseñanza de Asturias (ATEA) de la UGT. Militó en la Juventudes Socialistas, en el PCE y acabó siendo un destacado negrinista. Tras el fin de la guerra consiguió refugiarse unos meses en Francia y se exilió en México. Regresó brevemente a España en 1961 y en 1962. Falleció en México el 2 de octubre de 1968.

En México también acabó el mierense José Antonio García Suárez, Pipi el de Valdecuna. Miembro del SOMA-UGT desde 1929, fue presidente y secretario en varias ocasiones, estuvo detenido desde octubre de 1934 a febrero de 1936 por su participación en la revolución de octubre. Durante la guerra civil fue teniente del 10º Batallón de Puentes y Puertos, capitán de Transmisiones y capitán de Carabineros. Su hijo Arturo desde México y a través de correos electrónicos explica  un episodio que le relató en su niñez. “Era Capitán de Ingenieros en el batallón de puentes  donde idearon los puentes laminares que van sumergidos por debajo de la lámina de agua, mientras reconstruían para efectos de distracción el puente superior que la aviación enemiga bombardeaba todos los días. Los suministros y materiales se pasaban de noche por los puentes laminares. Fue herido en el último combate y  dado por muerto. Se nos unió después en Gerona . Yo había nacido el 6 de agosto de 1938 en La Farga de Bebbie y después de su llegada, nos fuimos Francia donde el gobierno pronazi de Petain nos retuvo en el campo de Argeres sur le mer, hasta que consiguió pasaje en el Sinaia”.

Para dar idea del carácter que tenía su padre y de su arrojo, Arturo García se refiere a un incidente ocurrido el 20 de octubre de 1937 cuando los jefes militares y los políticos huían por los puertos de Gijón y Avilés  con las fuerzas de Franco a las puertas, mientras los soldados morían en las trincheras del Sueve y del Puerto de Tarna intentando parar el avance.  Se cuenta en los anales de la historia que Pipi el de Valdecuna intentó dar caza a bordo de una motora a una de estas embarcaciones en la que por la Ría de Avilés se largaban destacados picatostes burlando los controles republicanos, ya que conocían el santo y seña de cada día. Llevaba en cubierta ametralladoras con las que pretendía disparar sobre el barco en el que viajaban unos altos personajes a quienes consideraba desertores. Pero no pudieron hacer blanco, porque en esos momentos apareció una embarcación enemiga de las que tenían su base en Tapia y tuvieron que escapar.

Explica Arturo que en su casa en México siempre se hablaba de su Asturias del alma. “Mi madre era de Gijón y yo  hablé bable antes de hablar español”, bromea. Cuenta el hijo de Pipi el de Cuna que su padre pensaba que Franco, al igual que Hitler y Mussolini, fueron apoyados por el Vaticano y  que, por  ello, España, antes de resarcirse los estragos de la guerra, debía pagar su deuda con Roma. Por otra parte, el de Cuna tenía el convencimiento de que  los Estados Unidos apoyaron posteriormente a los franquistas a cambio de las bases militares y los apoyos económicos que esto representaba.

“ Mi padre culpaba mucho también a los comunistas del fracaso de la República y de sus robos, durante y después de la guerra” explica Arturo García vía correo electrónico desde México, donde “Asturias siempre estuvo presente en nuestras vidas. El círculo de amistades  de mis padres y sus hijos, con los que crecí, eran todos, o casi todos, asturianos”. Pipi el de Cuna volvió a España después de la muerte de Franco y de recibir amnistía por los supuestos crímenes que había cometido desde su participación en la revolución del 34.

El abuelo paterno de Arturo y padre de Pipi fue de los fundadores del PSOE. Desterrado a la Argentina en 1921, donde fundó un periódico en Río Gallegos, escribió contra el gobierno local y murió en forma misteriosa.  “Jamás hemos podido lograr averiguar dónde y cómo murió y dónde quedó enterrado. A mayor abultamiento, en Valdecuna no hay ni siquiera registros de que alguna vez vivió ahí. Mi padre nunca existió por lo que a España respecta” se lamenta Arturo.

 

COMISARIOS POLÍTICOS

Los comisarios políticos jugaron un papel fundamental  no solo a la hora de fomentar y mantener una moral alta entre las tropas y milicias que luchaban frente a los nacionales, sino también en lo que respecta a la cohesión ideológica y a engrasar las correas de transmisión entre las fuerzas políticas que integraban el gobierno para que los mandos y soldados cumplieran a rajatabla sus directrices. Era precisamente esta realidad del comisario al servicio del partido lo que provocaba que también fueran denostados por los elementos menos politizados, ya que los veían como controladores político-ideológicos insertados en las tropas. En la Batalla del Ebro también hubo un puñado de asturianos entre esos oficiales militares designado por el gobierno para supervisar las unidades militar al servicio del régimen. Los archivos tiene registrados a:   Fernando Miranda Sánchez Comisario del 1º Batallón de la XII Brigada (45 Batallón) De 33 años, comerciante de Grado Frentes de Aragón, Extremadura y Ebro   José Sánchez Fernández Comisario de la 139ª Brigada De 37 años,  de Oviedo, afiliado al PC y a UGT Ingresó en el Ejército el 26 de julio de 1936 Frentes del Centro, Extremadura, Levante y Ebro Herido una vez   Teodoro Rodríguez Morris Comisario en la Jefatura de Transportes del XII Cuerpo del Ejército De 38 años, natural de Avilés y domiciliado en Barcelona Ingresó voluntario el 18 de julio de 1936 Frentes del Este y Segre   Joaquín García Vega Comisario del Batallón Especial de la 16ª División De 29 años, natural de Langreo, afiliado al PSOE y UGT Ingresó como voluntario Frentes del Segre y Ebro

 

http://astures.info/informacion/dossier/los-asturianos-del-ebro/

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