Buscamos información sobre pelotón de mujeres en el frente de Asturias

11/12/2020 por

Buscamos más información. Si teneis algún dato adicional podeis enviarlo a famyr@memoriayrepublica.org

Os agradeceríamos difusión La sargento Maruja, miliciana que subfusil en mano dirigía un pelotón de mujeres en el frente de Asturias, allá por octubre de 1936. (AHN Causa General) (vía GEFREMA).


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Un lugar de la memoria para la partida de Caxigal

21/11/2020 por

caxigales

Benjamín Gutiérrez
01/11/2020 05:00 h

La Fundacion Juan Muñiz Zapico de la que soy director ha solicitado, como entidad memorialística y en desarrollo de la Ley de recuperación de la memoria democrática del Principado de Asturias, la declaración como Lugar de la Memoria Democrática de Asturias a la fosa de la partida de Manolo Caxigal en Laviana.

En febrero de 1950, más de diez años después de la caída del Frente Norte, en Asturias la lucha continuaba. Ya hace 70 años de su asesinato y la exposicion pública de sus cadáveres. La fosa de la partida de Manolo Caxigal se encuentra tal cual en aquel momento, con una placa con sus iniciales en el cementerio de San Esteban de El Condao (Laviana). Su ubicación y datos viene recogida en el Mapa de las Fosas Comunes realizado por la Universidad de Oviedo en colaboración con el Gobierno del Principado.

El ataque, aquel 7 de febrero, al campamento guerrillero ubicado en La Ferrera acabó con la vida de Manuel Díaz González (Caxigal), Eloy Álvarez Martínez El Ruso, Ángel Martínez Rodríguez, Ovidio González Morán, Roberto Montes Rodríguez Cantinflas, Vicente de Blas Almodóvar, Manuel Castaño y por último el que sólo tenemos su apodo Negrete. Supuso un duro golpe a la Agrupación Guerrillera y a la organización del Partido Comunista de España en Asturias

Mi primer contacto con la figura de Caxigal fue leyendo un boletín de la Federación Minera de CCOO que mi padre trajo a casa del pozo. La historia de los guerrilleros me llamó la atención, más a finales de los años 80. Entonces no se oía hablar de la Memoria Histórica, los jóvenes sabíamos más de la represión de la dictadura argentina que de la española. Al ser Caxigal de Laviana le llevé la revista a mi abuelo Jamín y le pregunté si le sonaba algo. Tal era mi ignorancia. Nunca vi a mi abuelo llorar como viendo aquella foto, claro que le sonaba, era su amigo y compañero. Me contó la última vez que lo vio con vida. Cómo una noche de fiesta le llamaron detrás de la iglesia del Condado y el abrazo que se dieron. Aquel día me di cuenta de mi desconocimiento, quizás eso me animó más a estudiar Historia y, hoy, a mi labor de recuperación de la memoria de aquellos y aquellas que dedicaron su vida en la lucha por la libertad.

Caxigal y sus compañeros, algunos venidos de fuera de Asturias a seguir la lucha antifascista, eran la expresión del movimiento obrero y la continuidad de la legalidad republicana. Como muy bien plantea Ramón García Piñeiro en su libro Represión, guerrilla y violencia política en la Asturias de posguerra (1937-1952). Nunca han tenido el reconocimiento debido. En una fecha como la de difuntos, es momento de pensar en los miles de desaparecidos aún existentes, enterrados y enterradas, en las cunetas y fosas comunes. En las familias y compañeros que aún tiene que oir eso de que no es momento de reabrir heridas. Reconocer a las víctimas, tratar como héroes a los que dieron su vida, no reabre nada, al contrario lo cierra y clarifica. Es una cuestión de dignidad y justicia. Por eso, con esta solicitud de la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias, pretendemos que en aplicación de la Ley, se adecúe la fosa y se complete la investigación de todos sus miembros, como el caso de Negrete del que solo se sabe su alias. Consiguiendo para los enterrados en la citada fosa el reconocimiento como héroes de la resistencia antifranquistas. En recuerdo de Caxigal y sus camaradas.

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/opinion/2020/10/31/lugar-memoria-partida-caxigal/00031604166979295952170.htm

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“En clase no me explicaban por qué tenía vecinos que habían estado presos”

21/11/2020 por

‘Vicente García Riestra, Guardián de Memoria’ es el último documental del mierense Alberto Vázquez García.

PorDiego Díaz Alonso

en 14 noviembre 2020

El documentalista y dibujante Alberto Vázquez.

Alberto Vázquez García se ha convertido en un especialista en el mundo del crowdfunding. Sin respaldo de la industria cultural, este ilustrador y documentalista de la cuenca minera del Caudal ha ido logrando así financiar sus diferentes proyectos destinados a la recuperación de la memoria obrera y antifascista asturiana. Viene de producir de este modo “Minas de Figareo 1978-1980”, un documental sobre una de las huelgas más salvajes de la Transición asturiana, en la que los mineros llegaron a secuestrar al patrón, abuelo del actual diputado de VOX por Asturias, y está ahora embarcado en el Verkami para terminar otro documental, este sobre la vida de Vicente García Riestra, uno de los asturianos que sobrevivió al holocausto nazi, y en el que Vázquez se abre a nuevas técnicas, como mezclar imágenes reales y animación de sus propios dibujos.

Vicente García en el la fosa común del cementerio de Uviéu, donde está enterrado su padre. Foto Pablo Lorenzana.

Nacido en algún momento indeterminado del siglo XX que no quiere revelar – “Juego a la confusión como Bob Dylan” – el polifacético artista mierense se interesó por la memoria histórica siendo todavía un crío, cuando aún ni siquiera el término “memoria histórica”, hoy tan de uso corriente, era de dominio público. Cuenta Vázquez que en la escuela y en el instituto le contaban una historia de España “en la que no me explicaban porqué algunos de mis vecinos habían estado presos”.

Trailer de “Mines de Figareo”

Cuando ya siendo un joven activista del colectivo Griesca y estudiante de la Escuela de Artes y Oficios de Uviéu se hizo insumiso al servicio militar, el tema de la represión aún le interesó más. Con 24 años, antes del boom de la memoria histórica, pero ya consciente de que aquella generación de luchadores a la que tanto admiraba no viviría eternamente, se compra una grabadora y comienza a hacer por su cuenta entrevistas en un casete. Se mete en sus casas y en sus recuerdos. Muchos se terminan convirtiendo en sus amigos. Casi no quedó viejo luchador o luchadora en Asturies al que Alberto no entrevistara. Su Facebook , lleno de fotos con veteranos antifascistas, da cuenta de ello.

Alberto con Ángeles Florez “Maricuela”, última miliciana asturiana viva.

El abaratamiento de los equipos audiovisuales con la revolución digital le permitirá ya en 2008 comprarse una cámara de vídeo e iniciar una carrera como cineasta independiente autoproduciendo sus propios documentales. Una carrera que arranca por lo más cercano, con “Poca Ropa“, un homenaje a sus paisanos de la cuenca del Caudal, en el que repasa la historia de la lucha antifranquista en su concejo, Mieres, y que llega hasta hoy con este “Vicente García Riestra, Guardián de Memoria”. Su primer contacto con el republicano poleso fue en 2009, en una visita de este a su tierra natal para asistir a unas jornadas sobre el exilio español. Se iniciaba así una relación de amistad que llevaría a Vázquez a ir grabándole en varias ocasiones a lo largo de los años, tanto en viajes a su casa en Francia, como en las visitas de Riestra a Asturies en busca de sus orígenes familiares, la fosa de su hermano o para asistir a homenajes, como los que le rindieron los ayuntamientos de Uviéu, Siero y Noreña en 2018.

Alberto Vázquez en la actualidad en Mieres, donde reside.

Riestra, nacido en Pola de Siero en 1925, fue este año Medalla de Oro de Asturies a título postumo. Su vida, marcada por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, el asesinato de su padre y de su hermano, y un largo exilio, también inspiró el libro de Xuan Santori 42.553: Después de Buchenwald” . Con 11 años fue evacuado con su madre y hermanos en 1937 desde el puerto gijonés de El Musel rumbo a Burdeos. De Budeos pasaría como otros muchos refugiados asturianos a Catalunya, aún en la España republicana. Tras la caída de Catalunya, él y su familia huirían a Francia, donde serían internados por las autoridades francesas. Cuando logra salir del campo de refugiados empieza a trabajar como leñador. La invasión nazi de Francia, en la primavera de 1940, le llevará con 15 años a buscar contacto con la Resistencia para unirse a ella. A pesar de su juventud colabora como informador de los guerrilleros hasta que un chivatazo le delata y le obliga a buscar refugio en el monte con los resistentes armados. Capturados él y sus compañeros del maquis, los alemanes le deportan en 1944 al campo de concentración de Buchenwald, cerca de Weimar. Allí la lucha sigue, participando con otros presos en la organización de la resistencia dentro del campo hasta el final de la guerra. Cuando las tropas norteamericanas llegan en abril de 1945 a Buchenwald descubren un campo en el que los prisioneros se han armado, han ejecutado a sus últimos carceleros y han tomado el control del presidio. Tras la liberación Riestra regresa a Francia, se asienta en Périgueux, se casa y forma una familia.

Fotograma de la última película de Alberto Vázquez.

Vázquez destaca de Riestra que no solo fue una víctima y un superviviente, sino también un hombre comprometido con su tiempo y un luchador antifascista hasta el final de sus días. “Iba a los institutos en Francia a dar charlas contando su experiencia y a advertir a la gente joven del peligro del racismo y la ultraderecha. Las últimas veces que hablamos me contó que estaba muy preocupado por el auge de VOX en España” recuerda Vázquez, que explica que a pesar de pasar la mayor parte de su vida en Francia, siguió conservando algunas palabras asturianas cuando hablaba en castellano, eso sí, con un marcado acento francés.

Fotograma de la última película de Alberto Vázquez.

En “Vicente García Riestra, Guardián de Memoria”, Váquez combina imagen real con animación a partir de sus propios dibujos. Y es que Alberto siempre ha sido ante todo un dibujante e ilustrador. Pocas organizaciones de la izquierda asturiana no han tirado alguna vez de sus servicios para carteles y campañas de todo tipo. Desde CCOO e IU, pasando por Lliberación, la CSI o Soldepaz-Pachakuti. Vázquez empezó dibujar en el colegio:“a pesar de estar en Mieres, tan minero y tan rojo, era el único guaje del colegio que no iba a religión, y como no había profesor de ética poníanme en un rincón a dibujar”. Le cogió tanto placer a dibujar que terminó queriendo hacer de eso su profesión y estudiando para ello en la Escuela de Artes y Oficios. También hizo un taller de cómic, y sobre todo se dejó aconsejar por compañeros y amigos como el músico y dibujante Ruma Barbero, con el que aprendió algunos trucos del oficio que le serían muy útiles. Los trabajos como ilustrador infantil le enseñaron “a simplificar y hacer coses más amables”. Descubrió que lo naif no estaba reñido con lo político. De ahí salió el personaje de Carla, una especie de Mafalda a la asturiana, que inventó para que fuera la mascota de las jornadas Las otras caras del planeta, que durante varios años se celebraron en Xixón promovidas por varias organizaciones sociales.

Portada de “Los Llazos Coloraos”.

Su último trabajo en el ámbito del cómic, este mismo año, es “El sol na escombrera”, una adaptación del libro de José Fernández Sánchez “Cuando el mundo era Ablaña”. Se trata de una colección de estampas de la vida cotidiana en un pequeño pueblo de la cuenca minera de los años 30, con la República, la Revolución del 34 y la Guerra Civil como telón de fondo. Con esta obra costumbrista ha ganado por segunda vez el Premio Alfonso Iglesias de Cómic, galardón que ya logró en 2019 con “Los Llazos Coloraos”, un album que recopila los momentos más destacados de la lucha minera entre 1957 y 1965, cuando el movimiento obrero comienza a reconstruirse aún bajo la clandestinidad. Considera que la historia de las cuencas mineras asturianas es una fuente casi inagotable de inspiración y ha consagrado su producción como dibujante y documentalista a darla a conocer.

Tras vivir algún tiempo en Xixón, cerca del mar, hace años que Alberto vuelve a residir en Mieres. Es un habitante orgulloso de la cuenca y saca pecho de su historia de lucha y de sus ayuntamientos de izquierdas, concretamente del suyo, con mayoría absoluta de IU. Le gusta la política cultural del gobierno local, que es una referencia a nivel asturiano, pero echa de menos el bullicio nocturno de aquel Mieres de los 80 y 90, menos cultureta pero más noctámbulo y folixero: “falta gente joven y un poco más de vidilla. Cuando salgo los fines de semana a las doce abúrrome y quiero tirar pa casa“. Hay algo de crepuscular y melancólico en la mirada de Alberto a su entorno. Como si hubiera en sus amadas cuencas más pasado que futuro. Y es que como su biografiado, Vicente García Riestra, también él ha decidido consagrar su vida a ser un “guardián de memoria”.

“En clase no me explicaban por qué tenía vecinos que habían estado presos”

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El poleso Vicente García Riestra, Medalla de Oro de Asturias póstuma

28/09/2020 por

El Gobierno regional homenajea al último superviviente español del campo de concentración de Buchenwald, fallecido en 2019

a. illescas 25.09.2020 | 01:01

El Consejo de Gobierno ha decidido hoy conceder la Medalla de Oro de Asturias, a título póstumo, al poleso Vicente García Riestra, fallecido en 2019, en reconocimiento a «su defensa de la democracia y sus valores». De esta manera el Principado reconoce al último superviviente español del campo de concentración nazi de Buchenwald, del que destacan su «lucha por la recuperación de la memoria histórica, ofreciendo charlas divulgativas en diversos centros educativos de España y Francia para que lo que vivió no cayera en el olvido». PUBLICIDAD

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Riestra llegó al campo de concentración alemán tras ser capturado por la Gestapo cuando espiaba para la resistencia francesa. Nacido en Pola de Siero, siendo un niño su familia se trasladó a vivir a Noreña y fue en la Villa Condal donde les golpeó la Guerra Civil. Su padre, Gregorio García Lavilla, fue fusilado el 4 de marzo de 1938. Dos años más tarde, con la entrada de las tropas franquistas en la Ciudad Condal, se vio obligado a cruzar la frontera con Francia, apenas con una manta para taparse que siempre conservó.

El poleso pasó más de un año en el campo de concentración, donde fue torturado junto al resto de sus compañeros. Finalmente, el 11 de abril de 1945 fue liberado y pasó el resto de su vida en Francia, donde impartió numerosas charlas en institutos relatando su historia.

En sus últimos tiempos, ya sabiéndose enfermo quiso regresar a España y en concreto a su Asturias natal acompañando a su biógrafo, Xuan Santori, quien contó sus vivencias en el libro «42.553: después de Buchenwald».

En enero de este año, el colegio Carmen Ruiz Tilve de La Corredoria (Oviedo) le concedió su III Premio por la Paz, un galardón que él agradeció posteriormente en una carta en la que escribía: «La juventud es primordial en mi lucha por la paz, son ellos los que tienen en sus manos el porvenir de las libertades y, sobre todo, de la paz. Que no se repita, que la juventud pueda disfrutar de amor y de libertad».

En su último regreso a Asturias visitó también Pola de Siero, su localidad natal, donde fue agasajado por vecinos y representantes políticos. Lo mismo que en Noreña: allí un adoquín recuerda la memoria de Riestra, fallecido en mayo de 2019. A estos homenajes se suma ahora la Medalla de Oro de Asturias de manera póstuma.

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Una jueza asturiana actúa de oficio por primera vez en una fosa de víctimas del franquismo

23/07/2020 por

La Asociación por la Memoria Histórica encontró restos de al menos tres cadáveres el primer día de prospecciones en la finca de El Rellán de Grado, que fueron trasladados al Anatómico Forense por orden judicial

Los trabajos de exhumación en una finca que fue zona de baile y granja de cerdos

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Trabajos de prospección en la fosa común de Grau
Los casquillos que aparecieron en la finca de El Rellán, en Grau, que apuntan a la existencia de una línea de fusilamiento
La finca de El Rellán, en donde se iniciaban la semana pasada los trabajos de prospección, hallando el primer día al menos restos de tres cadáveres de víctimas de la represión franquista

E. G. Bandera
Redaccion 23/07/2020 16:29 h

El primer día, el pasado 14 de julio, de prospecciones ya encontraron restos de al menos tres personas y 19 casquillos en una zona muy concreta cuya posición apunta a que allí mismo se formaba el pelotón de fusilamiento. Al día siguiente, a primera hora de la mañana, agentes del laboratorio de criminalística de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo se habían desplegado en el lugar de las prospecciones por orden de la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Grado, que aplicó el mismo protocolo judicial y policial que se establece en la investigación de un delito violento.

Los agentes, además de tomar declaración a varias personas que habían participado en la exhumación, recogieron restos óseos y de balística. Los restos humanos se llevaron al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Oviedo para ser analizados y la jueza ordenó que se detuviera la exhumación al menos mientras dure la investigación policial de todo lo recabado. «Estamos a la espera de que decida si sigue con la investigación o la archiva», explica el historiador David Fernández, de la ARMH, que señala que lo habitual es que el caso se archive en base a la Ley de Amnistía, que considera que los crímenes de la represión franquista han prescrito. Fuera de España, estarían considerados crímenes de lesa humanidad, los delitos de derecho internacional más graves.

Realmente es una incógnita en qué acabará este proceso judicial. Pero, en todo caso, si la jueza decidiera archivarlo, las labores de exhumación continuarían en esta finca, que el Ayuntamiento de Grado (gobernado por IU) compró en 2018 por unos 65.000 euros para proteger la fosa y dignificar el lugar en el que se desconoce cuántos soldados republicanos y civiles fueron asesinados y/o enterrados. Siempre se habló de cientos.

La investigación del equipo de la Universidad de Oviedo que elaboró el mapa de las fosas comunes de Asturias consiguió identificar a 25 con nombre y apellidos: siete mujeres y 18 hombres. El más joven tenía 13 años cuando se le dio por muerto el 12 de octubre de 1936. Se llamaba Jesús García Fernández y vivía en La Mata, de donde también era vecina la mujer más mayor de ese listado. Manuela Fernández González tenía 80 años y su fallecimiento consta en la misma fecha. Ese 12 de octubre fueron ocho las personas que, según el listado de los investigadores de la Universidad de Oviedo, fueron enterradas en esta fosa.

En Grado, un concejo en el que hay al menos 14 fosas comunes de víctimas del franquismo, la guerra se vivió desde 1936 hasta octubre de 1937. La primera fecha que consta en ese listado de fallecidos de esta fosa data del 5 de octubre de 1936 y, la última, del 20 de diciembre de 1938. El modus operandi de los asesinatos, al menos para quienes vivían en Grado, era casi siempre el mismo.

Los vecinos represaliados, incluido otro chaval de 15 años que se llamaba Ángel Álvarez Flórez y vivía en Bayo, eran capturados, les metían en el centro de detención en que habían convertido el chalé de Patallo y, casi siempre de la noche a la mañana, no se volvía a saber de ellos. El chalé de Patallo, en donde constan terribles interrogatorios con torturas y asesinatos, fue cárcel por lo menos entre octubre de 1937 y abril de 1938. También consta el terror que provocaba escuchar los disparos en la finca, situada a orillas del río Cubia, en la que se encuentra esta fosa de Grado, una de las mayores de Asturias. La casa Patallo está a cinco minutos de la finca, situada entre Llantrales y El Rellán.

A esa finca se la conoce por muchos nombres. Por el de estos dos pueblos, Llantranes y el Rellán, y por La Chabola. Por La Mata. Y también como El Bailache o La Gochera. Este último nombre se debe a que, en los años 50, se construyó una granja de cerdos que hoy está abandonada. Un agravio tan simbólico como el hecho de que en 2016, en Grado, se avanzara en la reparación de la memoria histórica del concejo inaugurando el parque de la Memoria Histórica con un monumento que se llama Memoria herida.

La finca, que había sido trinchera antes de convertirse en la última parada de aquellos camiones que llevaban a los condenados a muerte sin juicio alguno, hasta los años 60 tuvo una zona dedicada a un baile de salón y de ahí lo de El Bailache. «Siempre se supo lo que había pasado en esa finca y siempre estuvo mal visto lo de la granja de cerdos», indica David Fernández, que explica que, desde que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica empezó a investigar y a recopilar testimonios sobre lo ocurrido en esa finca, «las reacciones siempre han sido positivas y todo han sido muestras de apoyo».

En Asturias, no se sabe exactamente cuántas personas fueron represaliadas por defender la legalidad republicana, pero se calcula que al menos una de cada tres familias asturianas lo fue. «Como la fosa es tan grande, muchas familias se han puesto en contacto interesándose», dice Fernández, que explica que la ARMH hizo un llamamiento, y lo sigue haciendo, para encontrar a posibles familiares de las víctimas enterradas en esa finca. Al menos una docena de los que se han puesto en contacto lo son de las 25 personas identificadas con nombre y apellidos. Otros, aunque sus familiares no estén en ese listado, saben que los cadáveres fueron enterrados en la finca. Y otros piensan que pueden haber sido enterrados en ella.

En la de Grado, dan por hecho que una vez que retomen los trabajos encontrarán más de una fosa. Lo que no tienen tan claro es que acabará esta actuación judicial que, tras tantos años sin verdad, justicia ni reparación, cuando menos es atípica.

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2020/07/22/jueza-asturiana-actua-oficio-primera-vez-fosa-victimas-franquismo/00031595437968943227685.htm

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Mujeres y Represión franquista: Silenciadas pero no olvidadas

20/07/2020 por

Mujeres y Represión franquista: Silenciadas pero no olvidadas

La Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR) acabamos de concluir la primera parte del proyecto Silenciadas, pero no olvidadas. Mujeres y represión franquista en Asturies.

Dicha fase incluye el texto de un libro cuya autora es la historiadora Mónica García Fernández en el que, precisamente, se trata de sacar a la luz los casos de mujeres anónimas cuya libertad, autonomía y, en muchos casos, vida fue cercenada por el aparato represivo del franquismo. Una represión que no solo fue directa, de tipo político, sino que también se desarrolló de manera doméstica, en el día a día, institucionalizada.



Buscamos completar el trabajo con mas documentación: testimonios, fotografias, documentos… todo aquello que nos permita sacar a la luz este episodio negro de nuestra historia y poner en valor su compromiso y su lucha.

Puedes enviarnos toda la información que dispongas a famyr@memoriayrepublica

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Los 1.000 nombres femeninos de la represión franquista en Asturias

04/07/2020 por

La obra Silenciadas pero no olvidadas repasa la manera en la que la dictadura dirigió su maquinaria contra las mujeres y documenta cerca de un millar de casos de condenadas y ajusticiadas

Una miliciana apuntando su fusil en la avanzadilla de Villagermonde en el Frente de Luarca, el 13 de agosto de 1936

Marcos Gutiérrez
Asturias 04/07/2020 05:00 h

La Guerra Civil y el franquismo sumieron a España en cuatro décadas de oscuridad. Tanto de manera directa como de un modo más sutil y asumido como cotidiano, las mujeres padecieron doblemente esta opresión, muchas veces de manera anónima. También en Asturias. Una completa investigación busca, precisamente, saldar esta deuda o, al menos, intentarlo. No es sencillo expresar con una cifra la magnitud de la opresión de la dictadura sobre las mujeres en la región. Sin embargo dicho análisis cuantifica en 440 los casos de condenadas y en medio millar los de ejecutadas en Asturias. 

La Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR), con la colaboración, asesoramiento y ejecución de la entidad Covenant Servicios Audiovisuales, acaba de concluir la primera parte del proyecto Silenciadas, pero no olvidadas. Mujeres y represión franquista en Asturies. Dicha fase incluye el texto de un libro cuya autora es la historiadora Mónica García Fernández en el que, precisamente, se trata de sacar a la luz los casos de mujeres anónimas cuya libertad, autonomía y, en muchos casos, vida fue cercenada por el aparato represivo del franquismo. Una represión que no solo fue directa, de tipo político, sino que también se desarrolló de manera doméstica, en el día a día, institucionalizada. 

«Hace tiempo veníamos reflexionando del poco trabajo que se había dedicado en estudios memorialistas en Asturias al tema de la represión de las mujeres», explica Rafael Velasco, presidente de FAMYR (Federación Asturiana Memoria y República). La semilla de este proyecto surge «en torno a la discusión y aprobación de la Ley de Memoria Democrática. La ley contempla de forma específica la oportuna reparación y recuperación de la memoria de las mujeres» y en directa colaboración «con la dirección general de Emigración de Begoña Serrano».

«En las siguientes fases implica la publicación del libro, una exposición itinerante para llevar a diferentes lugares, así como algún tipo de material audiovisual para tener un fondo documental», añade. Para su elaboración se ha acudido a «archivos históricos, bibliotecas y fondos documentales de diversas entidades».

Opresión institucionalizada

Considera que uno de los aciertos de la obra es no haberse centrado en exclusiva «en la represión política, que es la que más llama la atención, sobre todo las más vinculadas con el movimiento obrero y la enseñanza, en particular maestras republicanas, mujeres vinculadas a huelgas mineras y, en el tardofranquismo, las vinculadas a la lucha feminista».

Cree que, asimismo, «era muy importante situar esa represión de género hacia las mujeres, por el hecho de serlo, que a veces queda oculta». En este contexto «la Iglesia católica jugó un papel a la hora de situar a la mujer en un papel doméstico y sumiso, en la línea que la sección femenina u otras entidades del franquismo defendían».

Persecución política

Uno de los aspectos más aterradores de la obra tiene que ver con el relato de la vida de las mujeres que se vieron encerradas durante la Guerra Civil y los años posteriores en «campos de concentración como el de Figueres», donde eran habituales el acoso sexual y prácticas como «raparle el pelo a las mujeres, una forma de humillación social, represión y visualización pública con la que se pretendía, humillar y estigmatizar a esa persona que no encajaba en el canon oficial».

«Muchas mujeres pasaron por ese campo y en muchos casos sus familias no lo supieron hasta mucho más tarde», resalta. Se dieron muchos casos de «hijos y nietos que no sabían que su madre o abuela había estado en un campo, porque había colaborado con el socorro internacional, por sus militancias políticas o afinidades con la república». Considera que «en algunos casos esa represión en silencio, sobre todo la que tenía un cariz político han tenido algún reconocimiento, aunque sea tardío, pero muchas otras nunca han podido conseguirlo»

En la obra «hay referenciadas 440 mujeres con condenas y medio millar ejecutadas. Hay por ejemplo varios nombres asociados a la fosa común de Oviedo, a las guerrilleras huídas y asesinadas por la represión franquista», sobre todo en los años «más duros, del 39 al 52».

Uno de los casos más conocidos que se tocan en el libro es el de Rosalía Zapico asesinada en El Cadavíu «cuando iba a dar de comer a su hermano Ramón», guerrillero al que se dio muerte en el barrio gijonés de La Camocha en 1953. No obstante, sus páginas están llenas de «muchas mujeres de las que solo se tiene un nombre y un apellido». Es por eso que otro de los objetivos a futuro de FAMYR es «avanzar hacia homenajes más completos y poner en valor la biografía de estas personas en fosas comunes».

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/asturias/2020/07/03/rostros-femeninos-opresion-franquista-asturias/00031593768051628150400.htm

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