«No me arrepiento de nada, volvería a ser miliciana hoy»

16/11/2016 por

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  • Ángeles Flórez Peón ‘Maricuela’, Miliciana, histórica militante socialista

  • «Si en la Guerra Civil nos unimos todos, ¿por qué ahora no pueden?», se pregunta Maricuela, quien cumple mañana 98 años plena de vitalidad

 Una de las primeras cosas que hizo Ángeles Flórez Peón ‘Maricuela’ (Blimea, 1918) nada más regresar a España, tras 57 años de exilio en Francia, fue pelear para conseguir que socialistas y comunistas dejasen de celebrar por separado el homenaje anual a los Mártires de Carbayín (Siero), entre quienes se encuentra su hermano Antonio. Quizá sea el mejor ejemplo reciente de la energía de esta miliciana que se fue al frente en cuanto estalló la Guerra Civil y se ha mantenido fiel al PSOE durante más de ocho décadas. Mañana cumple 98 años plena de lucidez.

Felicidades adelantadas. ¿Cómo consigue conservar la energía?

Muchas gracias. Me quedan dos años para el siglo. Creo que voy a pedir permiso, a ver si me lo conceden (risas). ¿La energía? Debe ser de naturaleza, siempre fui así y pese a seguir cumpliendo años, mi corazón se quedó en los 17. El secreto quizás sea que soy feliz porque nunca odié, ni cuando estuve presa.

Su hermano fue uno de los Mártires de Carbayín homenajeados hace un mes.

Sí. En cuanto estalló la Revolución del 34 él se fue para Oviedo y al poco tiempo le hirieron en una pierna, por lo que tuvo que regresar a casa. Le detuvieron al acabar la revolución y no supimos dónde estaba hasta varios días después, cuando apareció enterrado, junto a otros 23 hombres, en Carbayín. Fue un crimen horrible: les cogieron de noche y como no querían que se oyesen tiros los mataron a bayoneta. Me marcó de por vida.

Este año se cumplieron 80 años del estallido de la Guerra Civil. ¿Cómo lo vivió?

El 18 de julio de 1936 yo estaba en Pola de Siero. Ensayábamos una obra de teatro con el partido cuando nos dijeron que hubo un golpe de estado. En seguida se formaron grupos para ir a defender la República y yo marché al frente de miliciana, donde estuve unos quince meses. Fue todo muy triste. A los pocos días el Batallón de los Mártires de Carbayín tuvo su primera baja, un chico joven, Marino, a quien pillaron por sorpresa mientras hacía guardia. También cayeron mujeres, como mi amiga Angelita. Una bala le atravesó la columna vertebral mientras cubría mi plaza por estar yo de servicio. Estuve con ella en el hospital, donde murió a los dos días, pero no pude ir a su entierro, pues debía volver al frente.

¿Cómo era la vida de una mujer en el frente?

Como la de cualquier otro militar. Nos movíamos entre tiroteos y bombas y dormíamos con la ropa puesta para salir corriendo cuando fuese necesario. Recuerdo que una de las cosas que más disfrutaba cuando volvía a casa de permiso era dormir en una cama con sábanas. Eso sí, nunca cogí un arma, no maté a nadie.

¿Se arrepiente de haber ido de voluntaria a la guerra?

No me arrepiento de nada de lo que hice en la vida, porque no hice mal a nadie. Es más, si hubiese otro conflicto, volvería a hacerlo, volvería a ser miliciana a mi edad. Cocinaría para los compañeros y ayudaría en lo que pudiese.

En 1948 tuvo que exiliarse a Francia. ¿Cómo fue su salida de España?

Muy angustiosa. Mi marido salió siete meses antes y a mí me empezaron a perseguir porque estuve en contacto con unos fugados entre quienes había un chivato. Estuvieron a punto de pillarme en casa de mi suegra, pero minutos antes había ido al piso de arriba a acostarme porque me dolía la cabeza y mi cuñada se libró de los guardias. Estuve varios días escondida en una habitación en Barakaldo y luego fui hasta San Sebastián, donde hui por mar en una barca con mi hija de nueve meses. Lo único que pude llevarme fueron tres vestidos que me puse uno encima de otro.

«Un desastre»

Volviendo a la actualidad, ¿cómo ve a su partido?

Es un desastre. El bochorno completo. No puedo perdonar que mi voto ayude a llegar al poder a Rajoy, una persona que llegó con un odio y una gana de venganza terribles. Que en cuatro años se llevó por delante todo aquello por lo que luchamos. Que le quitó todo a la clase obrera. A día de hoy no condenó ni reconoció los crímenes de Franco y yo no puedo olvidar a quienes dieron la vida en el frente o fueron fusilados. Respeto a todos mis compañeros, pero no olvidaré lo que hicieron.

¿Ve alguna solución?

Lo que hay que hacer ahora es luchar para tener más masa militante y que sea ésta quien mande. Ahora no se puede abandonar al partido, sino implicarse más, y que entre más gente, pues cuantos más entren más votan. Los socialistas deben pensar no solo en ellos, sino en el bienestar de España, y buscar la unión.

¿La unión con Podemos?

La unión de todas las izquierdas. Pero izquierdas de verdad, sin odio y sin rencor. Nuestras únicas armas son la unión y el voto. Si en la guerra se unieron socialistas, comunistas y anarquistas, ¿por qué no podemos unirnos ahora?

¿Qué les diría a los jóvenes de hoy?

Que se organicen para poder cambiar España. Yo pongo mi esperanza en ellos. Tienen que espabilar como lo hicimos nosotros, aprender a defenderse y unirse, pues sin unión no hay nada. Es muy duro ver cómo un país que sufrió tanto, que estuvo tantos años metido en un puño con la dictadura, no sepa defenderse y deje que tiren nuestra lucha por tierra.

¿Y a los mayores?

Que se acuerden de cuando pasaban hambre y recuerden que la libertad es lo más grande del mundo. Que luchen, que se defiendan.

http://www.elcomercio.es/gijon/201611/16/arrepiento-nada-volveria-miliciana-20161116002717-v.html

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