Los amigos de Pieycha recuerdan las voces «combativas» del artista militante

13/04/2016 por

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Conocedores de la vida y obra de Pedro Sanjurjo, que llegó a planear el asesinato de Franco, le reconocen como «espíritu libre, honesto y sincero»

12.04.2016 | 09:47

Por la izquierda, Eduardo Abad, José Antonio Samaniego y José Marín Barcaiztegui, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA .

Por la izquierda, Eduardo Abad, José Antonio Samaniego y José Marín Barcaiztegui, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA . JUAN PLAZA

I. P. La reciente muerte de Pedro Sanjurjo, «Pieycha», el pasado 25 de marzo, motivó que sus amigos prepararan una mesa de redonda para glosar su vida, obra y militancia política en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

Eduardo Abad, historiador y miembro de la Federación Asturiana de Memoria y República (FAMYR), se encargó de los orígenes de Pieycha, natural de Posada de Llanes, nacido en 1943, y al que calificó como «militante clandestino, combativo, que ponía la carne en el asador y aventurero». Un repaso a su infancia, hizo de Guardia Civil que gracia sus abuelos tuvo contacto con ideas de izquierdas que se tornaron en comunistas gracias a la incidencia en él de un profesor. Su lucha, según relató Abad, se encaminó entonces a combatir el franquismo, no sin antes cumplir con el servicio militar en el Sahara. «Repartió pasquines, formó la primera cooperativa de Asturias, intentó un magnicidio con el dictador Franco cuando visitó Gijón y estuvo preso en las cárceles de Oviedo y La Coruña. Era genuinamente auténtico», recordó, entre otras hazañas de Pieycha, el historiador Eduardo Abad antes de clausurar su parlamento explicando que «una espiral autodestructiva» de alcohol, voces y conatos de suicidio (e incluso se habló ayer de homosexualidad) le hicieran volcarse en su faceta artística, ya alejado, por disputas, de la primera línea de la militancia en el Partido Comunista de España (PCE).

José Antonio Samaniego, crítico de arte de LA NUEVA ESPAÑA, tomó entonces el testigo para relatar sus vivencias junto a Pieycha. Samaniego se nutrió de anécdotas para verificar todo lo dicho anteriormente acerca del carácter de Pieycha. «Un día, volviendo de cenar junto a otros matrimonios, nos lo encontramos por la calle y al preguntar a dónde vas, él respondió: a quemar el banco», rememoró Samaniego que también hizo referencia a la esquizofrenia que padecía el artista. «Estando en su estudio me dijo, coge esa figura y llévatela, está todo el día hablándome y ya no le aguanto más», desveló. Aun hay más. «¿Cómo has escrito tus memorias?, le pregunté. Me las dictan al oído, me respondió».

 «Espíritu libre, honesto y sincero». Con estas palabras inició su interlocución José Marín Barcaiztegui para describir al detalle el proceso por el que lograron escribir su biografía. «Traía papeles que eran trozos, partes de su vida, unos escritos a mano y otros a ordenador. Había partes que no se entendían, había que poner orden pero siempre se opuso a cualquier cambio», señaló Barcaiztegui que, con ejemplos, despidió la mesa redonda que defendió que Pieycha siempre decía «no soy esquizofrénico, oigo voces».

http://www.lne.es/gijon/2016/04/12/amigos-pieycha-recuerdan-voces-combativas/1910125.html

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