Tiempos de sucesión o tiempos de democracia

26/11/2013 por

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Tiempos de sucesión o tiempos de democracia
Rafael Velasco Rodríguez

Presidente Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR)
24-11-2013

Los últimos tiempos vienen hacer coincidir un deterioro físico del Rey Juan Carlos I con un deterioro político, ético y económico del régimen del 78, del cual la corona es la clave de bóveda. Y a la par se lanzan desde el poder nuevas consignas y nuevas campañas propagandísticas tendentes a facilitar la operación de recambió por un nuevo Rey, el hoy Príncipe de Asturias, futuro (sino lo evitamos) Felipe VI. El camino de nueva “Segunda Transición”, para que todo cambie sin que nada cambie ha comenzado.

En 1978 no hubo ruptura democrática y a los pueblos de España se le impuso una operación política diseñada de los poderes que habían sustentado el Franquismo donde se nos permitía ciertos derechos, antes negados, tanto personales como colectivos, con ciertas dosis de participación política, a través de partidos y sindicatos coactados al nuevo régimen, pero manteniendo intactas las bases del poder salidas del golpe militar de 1936.

Con un Rey impuesto por el tirano Franco, todo quedaba “atado y bien atado” para que siguieran mandando los que siempre habían hecho de España su cortijo particular, cediendo parte del poder político e institucional a parte de lo que había sido la oposición a cambio de que no dijeran ni “Mu” al mantenimiento de un modelo económico capitalista, que pronto se torno ultraliberal; ni al poder de una iglesia que mantenía cotas de privilegio muy parecidas, y bien financiadas, a las que tenía cuando paseaban al dictador “bajo palio”; ni a un ejercito, garante y vigilante de la “corrección del proceso”; policía que pasaron de ser torturadores a demócratas de toda la vida; ni a una oligarquía económica que había amasado fortunas a cambio de la explotación de miles de trabajadores/as, que se vestía de moderna y europea, y nos ha llevado a donde ahora estamos, con la crisis más grave de la historia del Capitalismo español; y a una descentralización política, en forma de Estado de Autonomías, que generó una red caciquil, sin dar solución al problema de fondo de la plurinacionalidad del estado español.

Todo aquello funcionó para las viejas y nuevas oligarquías, pero el estallido de la crisis del Capitalismo de los últimos 5 años, y la perdida del miedo por parte de nuevas generaciones, que han ido cuestionando ciertos elementos que se imponían como sacrosantos, esta poniendo en jaque aquella obra de ingeniería política y jurídica llamada Transición, aquel régimen de poco para el pueblo y con escasa participación del mismo en los asuntos públicos, aquello que algunos han llamado democracia de poca intensidad o calidad.

Después de 40 años del nuevo régimen están diseñando una nueva operación política de análogas características, esta vez destinada a lograr la paz social que permita hacer posibles los objetivos de la Troika y de la Unión Europea que les permita salir de la crisis que ellos han generado, con un pueblo empobrecido, sumiso y con menos derechos políticos y aun menos económicos. Y en esa operación de nuevo un Rey a la cabeza, que como el que impuso Franco intentarán imponernos en un paquete único, sin que podamos decidir en las urnas ni quien va ser el Jefe del Estado.

Es hora de hablar claro y de que se empiece a cuestionar esta nueva operación cosmética para mantener el poder intacto. Es hora de la Democracia con mayúsculas, es hora que los pueblos de España puedan decidir, sin coacciones e imposiciones, como quieren que sea su estado, su sociedad, su economía, sus instituciones etc…Pero esa democracia no la regalará ningún Rey, ningún poder de los constituidos, es hora de abrir el proceso constituyente, que permita que seamos los pueblos de España los que decidamos nuestro presente y nuestro futuro. Pero ese proceso, o procesos, no los regalará nadie, es hora de volver a pelear por la Democracia, hoy cada vez más debilitada por un Capitalismo voraz al que cada vez le estorba más. Y eso sólo se gana con lucha en la calle y con organización del campo popular.

Es hora de volver a coger las riendas de nuestro destino, que no nos vuelvan a hurtar ningún debate y ninguna decisión.

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