Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.

29/10/2013 por

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Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.

 Acerca de la conservación del patrimonio material en Asturias.
La destrucción del cinturón de fortificaciones de Oviedo: la piqueta contra la Historia.
Una breve aproximación a los ejemplos francés e italiano.
“Para un Estado social y democrático de derecho el desarrollo de la cultura es un objetivo de primer orden, y por ello el deber de garantizar la conservación y promover el enriquecimiento del patrimonio cultural, cualquiera que sea su régimen y titularidad, se convierte en uno de los presupuestos más importantes de los principios superiores del ordenamiento jurídico”.
De este modo comienza el preámbulo de la Ley 1/2001 de 6 de marzo referente a las Normas reguladoras del Patrimonio Cultural que establece dos categorías superiores de protección, comunes a bienes muebles e inmuebles. Por un lado, la de los Bienes de Interés Cultural, la de mayor rango, coincidente con la definida por la Ley del Patrimonio Histórico Español, proporcionando el régimen jurídico de protección más intenso. Por otro lado, con un régimen de protección de menor intensidad se creaba la categoría de los bienes incluidos en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias. Así mismo, y con el objetivo de dar la necesaria publicidad, se crea el llamado Registro de Bienes de Interés Cultural de Asturias y el Inventario del Patrimonio.
En su artículo 1, se hace saber que la Ley tiene por objeto: “La conservación, protección, investigación, enriquecimiento, fomento y difusión del Patrimonio Cultural de Asturias, de manera que pueda ser disfrutado por los ciudadanos y transmitido en las mejores condiciones a las generaciones futuras”.
De igual modo, el artículo 1 señala que: “Integran el Patrimonio Cultural de Asturias todos los bienes muebles e inmuebles relacionados con la historia y la cultura de Asturias que por su interés histórico, artístico, arqueológico, etnográfico, documental, bibliográfico, o de cualquier otra naturaleza cultural, merecen conservación y defensa a través de su inclusión en alguna de las categorías de protección que al efecto se establecen en la presente Ley, o mediante la aplicación de otras normas de protección contempladas en la misma”.
Leyendo el preámbulo, sus 114 artículos y sus disposiciones adicionales, transitorias y finales, nos encontramos con un verdadero catálogo de buenas intenciones que a nuestro juicio queda viciado ya en su artículo 1 cuando se habla del interés histórico, arqueológico, etc., para incluir en el citado Patrimonio Cultural de Asturias un determinado bien mueble o inmueble. Porque la pregunta es evidente: ¿Son verdaderamente objetivos los criterios que siguen las distintas administraciones a la hora de considerar lo que se debe y lo que no se debe incluir?. No lo parece a tenor de lo sucedido en Asturias en los últimos años. Ya se ha hecho referencia en este Blog a la destrucción de las fortificaciones republicanas que se encontraban en el entorno del nuevo hospital de Oviedo, arrasadas por la piqueta de la ignorancia del concejal de urbanismo de turno. Para hacer aún más sangrante su demolición, en la actualidad, los terrenos donde se situaban son ocupados por un parque. ¿Nadie pensó en integrar el conjunto en dicho parque, y tener así, con los correspondientes paneles explicativos, una lección de historia al aire libre?
Fortificaciones republicanas en Oviedo actualmente destruidas. Fotografía tomada en junio de 2007 por Pedro Alonso.
Pese a los esfuerzos y el buen hacer de asociaciones como ARAMA, el nulo interés, en ocasiones, de las administraciones locales y regional, posibilitan estos desmanes. Más aún cuando el artículo 11 de la Ley indica claramente que existe la posibilidad de declarar de interés cultural un bien inmueble considerado como Sitio Histórico, entendiendo como tal los lugares vinculados a acontecimientos de interés histórico singular, a tradiciones populares o a creaciones culturales relevantes.
¿Cómo afrontan nuestros vecinos europeos todas estas cuestiones?. Cualquiera que haya atravesado Francia en automóvil se habrá dado cuenta del mimo con el que en este país se trata todo lo relacionado con su pasado, y de manera particular aquellos lugares en los que sus conciudadanos lucharon y perdieron la vida. Verdún es un ejemplo. Desde el fuerte Douaumont, capturado por los alemanes al comienzo de la batalla, hasta todo el sistema de trincheras que atravesaban los bosques, pasando por el osario de Douaumont y el cementerio militar, el pueblo destruido de Fleury y, por supuesto, el memorial de Verdún, un magnífico museo de la Primera Guerra Mundial. Puede consultarse al respecto la página www.en.verdun-tourisme.com.
También en Italia, país del que se suele tener una imagen de caos permanente debido a sus continuas crisis políticas, existe un grado de conservación y respeto hacia esos lugares de memoria colectiva. Pueden venirse abajo las ruinas de Pompeya y de Herculano, o encontrarse en un estado de abandono terminal el anfiteatro romano de Cagliari, pero el respeto hacia sus muertos es casi reverencial. Destacan aquí las construcciones existentes en el monte Grappa (http://www.montegrappa.org/mausolei/mausolei.php) con sus mausoleos, sagrarios y cementerios, acogiendo los restos de soldados italianos, austriacos y húngaros, en lo que fue una zona de intensos combates durante la Primera Guerra Mundial. Por supuesto, perdura en Italia el recuerdo y el respeto por aquellos lugares  en los que la Segunda Guerra Mundial dejó su rastro. Así sucede, por ejemplo, en la pequeña localidad de Marzabotto, al sur de Bolonia, que vio como entre los días 29 de septiembre y 5 de octubre de 1944 las tropas alemanas, en especial las Waffen-SS, masacraban a casi mil personas según los datos más recientes. Dar un paseo por Marzabotto supone encontrarse con el testimonio de lo sucedido y con el homenaje a sus vecinos asesinados, siendo de visita obligada el mausoleo allí existente. En la página web del municipio, www.comune.marzabotto.bo.it existe un apartado denominado La storia e la memoria, en el cual se explica al visitante lo sucedido en 1944.
Ni qué decir tiene que todas las ciudades y pueblos de Italia están salpicados por el recuerdo a sus muertos. Así, abundan las placas en recuerdo a los partisanos caídos durante la ocupación alemana o a los judíos asesinados o perseguidos por las leyes raciales del gobierno fascista italiano.
Homenaje de la ciudad de Módena a los partisanos caídos en la Segunda Guerra Mundial. Fotografía tomada en julio de 2008 por Pedro Alonso.
Incluso en los antiguos países del bloque soviético, como es el caso de Hungría, según nos cuenta el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, el ayuntamiento de Budapest decidió crear un parque de memoria, inaugurado en 1993, en el que se muestran algunos de los monumentos más representativos de la época comunista, proporcionando al visitante, en su opinión, “una excelente oportunidad, casi única en el mundo, de procesar visualmente una parte del pasado traumático más reciente y de analizarlo críticamente” [1]
Parece evidente, a través de estos ejemplos, que el concepto que algunos de nuestros países vecinos tienen respecto a la conservación del patrimonio histórico está varios pasos por delante del que se puede apreciar en España en general y en Asturias en particular, existiendo entre nosotros un retraso claro en el desarrollo de una conciencia colectiva de respeto, conservación y estudio de aquellos lugares de interés histórico en los que sucedieron acontecimientos destacados de nuestro pasado. Más aun si se habla de cuestiones relacionadas con la Guerra Civil, tema espinoso en el que se sigue utilizando, en ocasiones, la Historia como arma arrojadiza.
No quisiéramos finalizar este artículo sin mencionar un ejemplo sangrante, de los muchos que existen en Asturias, acerca de la dejadez de las instituciones con nuestro patrimonio cultural, y no sólo con el relacionado con la Guerra Civil. Cerca del pueblo de Naves, en el concejo de Llanes, se encuentra en un estado de calamitosa ruina lo que fue el monasterio de San Antolín de Bedón, siendo la iglesia lo único que queda en pie del antiguo monasterio benedictino construido a principios del siglo XIII. De poco ha servido que ya en 1931 fuese declarado Bien de Interés Cultural y Monumento, así como que la Ley actualmente en vigor lo proteja, si el legislador mira hacia otro lado y prefiere no invertir en conservar un patrimonio de todos los asturianos que está a punto de desaparecer comido por la vegetación.
San Antolín de Bedón. Fotografía tomada en octubre de 2013 por Pedro Alonso.
No es sencillo dar una explicación de por qué aquí la piqueta se suele imponer a la Historia. Puede que si los responsables políticos conocieran como gestionan en algunas zonas de Europa su pasado, entenderían que la conservación del patrimonio cultural, tanto si se trata de un templo románico o de una casamata de 1936, no es sólo una obligación moral, sino una necesidad vital para que las gentes de un determinado territorio no pierdan el recuerdo de aquello que una vez ocurrió, siendo capaces de entender mejor su presente.

[1]   Puede leerse el artículo completo en el diario El País de 25 de octubre de 2011
http://asociacionculturalclio.blogspot.com.es/2013/10/acerca-de-la-conservacion-del.html
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