«El alcance de la corrupción tiene que ver con cómo fue la transición»

02/09/2013 por

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Gerardo Iglesias, Fundador de Izquierda Unida «El alcance de la corrupción tiene que ver con cómo fue la transición»

30.08.13 – 00:10 – ANA SALAS | OVIEDO.

El lunes inaugura en la plaza de Trascorrales una exposición sobre los guerrilleros antifascistas, con la que reivindica «justicia e impunidad» Gerardo Iglesias (La Cerezal, Mieres, 1945) fue secretario general del Partido Comunista y fundó Izquierda Unida. Militante comunista desde los 15 años, renunció a sus cargos en 1988. Guardó silencio durante más de 20 año y discretamente volvió a la vida pública el año pasado con la presentación de su libro ‘Por qué estorba la memoria’. Medalla de Plata del Principado, el lunes inaugura una exposición fotográfica en Trascorrales bajo el título ‘Guerrilleros antifranquistas. 1937-1952’.

-¿Cómo surge la exposición? -Se inscribe en el marco de lo conocido como la lucha por la recuperación de la memoria histórica que yo prefiero llamar recuperación de la memoria democrática. Es la continuación del libro ‘Por qué estorba la memoria’. Se trata de reivindicar, no solo justicia para las víctimas de la dictadura que han sido completamente ignoradas, sino que se acabe de una vez con la impunidad de todo lo que esta representó.

-¿La memoria histórica no se ha recuperado con la ley? -Fue un parche que no sirvió para nada. Hasta el punto de que ahora el gobierno dice que no la va aplicar respecto al Valle de los Caídos. Planteaba algo bastante lamentable: convertirlo en una especie de museo de homenaje a los muertos de los dos bandos. Me parece inaceptable al equiparar verdugos y víctimas. Dice el PP que es una forma de reabrir heridas. Pero es que las heridas no están cerradas y no se podrán cerrar mientras desde las cunetas y las fosas comunes nos sigan gritando justicia. ¿A quién molesta que hablemos de las víctimas de la dictadura? Molestará a los franquistas, a los herederos del franquismo, no a los demócratas.

-¿Pretende dar a conocer esa parte de la historia con su exposición? -Tenemos dos figuras en Asturias, Cristino García Granda y José Vitini Flórez, que son reconocidos en Francia como héroes nacionales, con innumerables calles con sus nombres, y que aquí son completamente desconocidos. En sus expedientes son forajidos o bandoleros. Es que ni siquiera, aunque parezca increíble, las instituciones del Estado han hecho una condena explícita del golpe militar del 18 de julio de 1936 ni de la propia dictadura. Es escandaloso, pero es así.

-¿La muestra es su homenaje a los guerrilleros? -No niego la carga afectiva, pero he escrito el libro y se me ocurrió sacar a la luz esta colección como un aspecto de la lucha política que se está librando hoy. -¿Hoy? -Creo que tiene mucha, relación aunque no sé si todo el mundo la ve. ¿Cómo se puede explicar el grado de descomposición del sistema político y sobre todo el grado de corrupción en este país? Hay corrupción en muchos países pero con las proporciones que alcanza aquí, no. Para mi, eso tiene mucho que ver con la forma en que se ha hecho la transición. Han permanecido los mismos hábitos, las mismas personas al frente de las mismas instituciones, de los aparatos del Estado. Era el caldo de cultivo propicio para que ocurriera lo que está ocurriendo. El Gil y Gil de los Ángeles de San Rafael era el mismo que el de Marbella. Todo el entramado del franquismo permaneció con las mismas prácticas. Se decretó impunidad y se intentó pasar página. El olvido de la memoria democrática trae consecuencias. Esteban González Pons decía sobre estos chicos que exhiben símbolos fascistas que no saben lo que dicen. Vamos a creerlo. Pero es que no pueden saberlo. La historia se secuestró, no se ha contado la verdad de lo ocurrido. Hay hechos tremendos, que no provocan un escándalo social. Hace unos meses la delegada del Gobierno de Cataluña, Llanos de Luna, en un acto de la Guardia Civil, rindió homenaje a un grupo de miembros de la División Azul. Eso no ocurriría en otro país europeo que haya sufrido el fascismo. Aquí no pasó nada. Hay un montón de personas que provienen del antiguo régimen. Tenemos un jefe del Estado designado por Franco y que en el año 1969 se comprometía ante las Cortes a recoger la legitimidad nacida de julio del 36.

-Usted no olvida. –El olvido nos ha traído donde estamos. La impunidad nos ha traído hasta aquí. Un país donde los partidos políticos gozan de un descrédito monumental, una desafección hacia la política y los políticos, una corrupción generalizada en la mayoría de las instituciones… ¿Cómo se explica si no todo eso?

-¿Tampoco olvida los conflictos políticos en los que se vio involucrado después, en el PCE y en Izquierda Unida? -Ni los olvido ni los recuerdo. Hace mucho que no pertenezco a ninguno de los dos. No he tenido ningún conflicto en el PCE. Me fui cuando vi que el recibimiento al llegar a Asturias no era grato y las cosas no circulaban por el carril que consideraba que era correcto. Los conflictos se crean cuando algunos parece que no les sirve que yo me retire silenciosamente de la política sino que siguen dándome caña. No ahora. -Los desencuentros con Santiago Carrillo fueron sonados. -Sí….

-¿No llegaron a reconciliarse? -La única forma de mostrar mi respeto a la figura de Carrillo fue no contestar a las andanadas que me lanzó a lo largo de los últimos años. Cada vez que venía por Asturias no perdía ocasión. La historia pone a cada uno en su sitio. Carrillo dejó de hablarme desde que lo echamos del PCE. Me lo encontraba en el Parlamento y me negaba el saludo.

-Dejó IU, pero ahora el partido organiza la exposición. -Me fui sin darme de baja porque nunca quise hacer noticia de eso. Me fui por motivos políticos y personales en la medida en que muchos antiguos compañeros me volvieron la espalda. Sigo donde siempre, pensando como pensaba hace 30 años pensaba: que los partidos de corte tradicional están acabados.

-¿Cuál es la situación de IU? -Yo no estoy en IU. -¿Cómo lo ve desde fuera? -Son conocidas mis discrepancias aunque no las haya manifestado. El silencio a veces también habla. En estos momentos creo que se están dando pasos en la dirección que creo, y que creía, correcta hace 30 años. IU fue definido como un movimiento político social, ni quiera como un partido. En un primer momento, cuando empiezan a tomar cuerpo el 15-M, la actitud de IU me parecía que era intentar instrumentalizarlos. Sin embargo, hoy está en la onda válida: no se trata de instrumentalizar sino ayudar a que la sociedad civil se organice y marchar a la par con esos movimientos sociales. También valoro que en algunas partes, en Andalucía y en Asturias, se hayan planteado iniciativas por la lucha por la recuperación de la memoria democrática. Aunque sigo sin estar en IU, con ese tipo de orientaciones nuevas me siento más cerca.

-¿Volverá a afiliarse? -Supongo que no. No lo sé. -En Oviedo también tiene sus problemas. -En Oviedo y en Asturias, pero ahí no quiero entrar.

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