El polvorín de Siero

31/01/2012 por

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El polvorín de Siero

El concejo conserva numerosos vestigios de la Guerra Civil, incluido el fortín de El Cueto, en Lugones, al que no se puede acceder porque está en terreno privado

Lugones (Siero),

Franco TORRE

El pico El Cueto, desde el cual se domina todo Lugones, alberga un antiguo monasterio cisterciense que ocupaba un edificio construido en la posguerra para la práctica de tiro al plato y al pichón. Abandonado hace más de un lustro, el monasterio permanece cerrado a cal y canto, pero, a través de la verja, en primer término se aprecia una prodigiosa mole, un recinto fortificado de hormigón, construido hace 75 años y que relata una historia de sangre y fuego: es el fortín de El Cueto, una de las piezas maestras del «cerco a Oviedo» y, sin duda, el vestigio de carácter militar y vinculado a la Guerra Civil más importante de cuantos se conservan en territorio sierense. Pero no el único.

Dentro de la estrategia de contención que las tropas republicanas ejecutaron entre abril y octubre de 1937, meses en los que se edificaron las cinco líneas del cerco a la capital, el control sobre los territorios que circundaban Oviedo y sus carreteras era esencial. Por ello, los nidos de ametralladoras proliferan en el concejo sierense, especialmente junto a las vías de comunicación.

Pese a que muchas de esas estructuras han desaparecido, aún se conservan nidos en buen estado en enclaves como Meres, Fozana, la sierra de Granda y La Belga, en los terrenos que ocupa el acuartelamiento Cabo Noval, además de San Miguel de la Barreda, donde se localiza un nido en muy buen estado de conservación que será respetado pese a que se encuentra en plena zona de desarrollo del macropolígono de Bobes. Pero los dos enclaves más espectaculares se localizan en zonas próximas a la capital: en Colloto, en plena frontera con Oviedo, donde se encuentra el complejo fortificado de Las Matas, y en Lugones, en el pico El Cueto.

«Es una pasada, puede que sea una fortificación en pequeño, como las que hicieron en la línea Maginot», afirma el historiador Luis Aurelio González con respecto al fortín de El Cueto. A su juicio, el de Lugones es, junto al fortín de La Arboleya, en el puerto de San Isidro, el más importante de cuantos se conservan en Asturias.

«Como no entró en combate, parece que tenía menos importancia, pero, precisamente, eso refleja su eficacia, ya que lo que se pretendía era proteger la retaguardia republicana y estas líneas contuvieron a una división entera, la 81, en Oviedo, sin que pudiera asistir a la 82 y a las Brigadas Navarras en el Sella», explica González, quien defiende que en Asturias se libró la gran batalla del norte, superior incluso a la del País Vasco: «Aquí se movilizaron 130 batallones, por los 75 que entraron en combate allí».

Pese a su importancia, estas estructuras cuentan con una escasa protección. El caso paradigmático del nido de San Miguel de la Barreda, donde confluyó el interés del Ayuntamiento de Siero con la receptividad de la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo (Sogepsa) para conservar la estructura, contrasta, por ejemplo, con la destrucción en Oviedo, hace poco más de un mes, de una casamata en la zona de La Ería durante las obras de demolición de un edificio.

Y es que, aparte de que la legislación vigente no contempla específicamente la protección de restos de carácter militar, muchos de estos inmuebles se localizan en terrenos privados, como pasa precisamente con el fortín de El Cueto, lo que, en numerosas ocasiones, dificulta su conservación.

http://www.lne.es/centro/2012/01/31/polvorin-siero/1192161.html

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