Es una oligarquía neofranquista absoluta

25/02/2011 por

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«Ayudé al conde de Barcelona, pero fui siempre fiel a la República»

«Yo tenía un coche de carreras y dinero, y don Juan Carlos, cadete en Zaragoza, venía para divertirnos con las chicas»

Antonio García-Trevijano.

Antonio García-Trevijano. ricardo grobas

ANTONIO GARCÍA-TREVIJANO Fundador de la Junta Democrática de España

La Coruña, Isabel BUGALLAL

Antonio García-Trevijano, artífice de la Junta Democrática en 1974, se siente en el más absoluto ostracismo tras haber tenido un papel central en las postrimerías del régimen franquista y después de rechazar el pactismo de la transición.

-¿Cómo sería ahora España si hubiera triunfado la ruptura democrática?

-Sin duda, sería una República constitucional ¿Por qué se hizo la transición? Para evitar que se produjera la ruptura del franquismo.

-¿Sería la panacea?

-Solucionaría todos los problemas políticos, incluso la crisis económica. Volver a la II República no resolvería nada, pero sí la ruptura de este régimen partitocrático de corrupción. Si se instaurase la República constitucional, en 24 horas se ahorraría más del 10% del PIB.

-¿Qué gastos se suprimirían?.

-De un plumazo, las subvencionase a los partidos, sindicatos, ONG, a la cultura, a las diputaciones… Se suprimirían las pensiones de los presidentes y ministros: ¿por qué han de cobrar toda la vida? Es una monstruosidad moral.

-¿Cómo se tendrían que financiar partidos y sindicatos? ¿O no tendría que haber partidos?

-¡Qué locura insinúa, por Dios! Los partidos y los sindicatos deben estar financiados exclusivamente por sus militantes.

-¿Diría neofranquismo?

-Es una oligarquía neofranquista absoluta, no hay libertad política. La libertad o es colectiva o no hay libertad. ¿Cómo van a tener los partidos privilegios? Todo lo que se hizo en España es horroroso, falso y de catetos.

-¿Y en los otros países?

-Salvo Suiza, tampoco son democráticos porque no tienen separación de poderes. Por lo menos, los sistemas de Francia y Gran Bretaña son representativos, pero Montesquieu es un desconocido: la Revolución Francesa prefirió a Rousseau, un utópico, defensor de la igualdad a costa de la libertad.

-Naturalmente, usted no vota.

-No he votado nunca. En las elecciones pido la abstención, la única forma inteligente contra este sistema.

-¿Es antisistema?

-Soy antirrégimen, soy un radical revolucionario que quiere acabar con esta Monarquía y poner en su lugar una República constitucional.

-Sin embargo, usted ha prestado algún servicio a la Corona.

-Jamás. Fui amigo del conde de Barcelona [don Juan de Borbón], como republicano, y llegamos al acuerdo de que si él triunfara en un golpe de Estado contra Franco, convocaría un referéndum para que los españoles eligieran entre monarquía y república. Siempre fui fiel a la República y claro que ayudé al conde de Barcelona. Como fui amigo del Príncipe [don Juan Carlos] cuando era cadete en [la Academia Militar de] Zaragoza, pero eso no supone nada políticamente.

-¿Volvió a ver al Rey?

-La última vez fue en el Club 31: estaba con Sofía, su mujer, la que es reina, y con el marqués de Mondéjar. Me llevó allí, engañado, el periodista Salvador López de las Torres a los pocos días de que Franco lo designase sucesor de la Corona. Al llegar allí, Salvador me indicó que mirara a mi derecha, que me estaban saludando. Yo no los saludé pero, al salir, él [el Rey] me dijo: «Tono, ¿no quieres saludarme?» En voz alta para que todos lo oyeran: Le dije: «Al amigo, siempre; al sucesor, jamás».

-¿Ahí acabó su relación?

-Cuando fui encarcelado por Fraga, me mandó un mensaje de pesar diciéndome que no podía hacer nada. Le respondí lo que le había dicho en Zaragoza veinte años antes, cuando salíamos en coche con las chicas a divertirnos los fines de semana.

-¿Tan amigos eran?

-Yo tenía un coche de carreras, era casi verano, llevaba un sombrero de paja y él se acercó a mí. Me preguntó si era mexicano y corredor de coches, le dije que sí y a partir de ahí venía todos los fines de semana conmigo a divertirse. Y cuando, de vacaciones en Estoril, presumió ante su padre del amigo tan extraordinario que tenía, un mexicano con mucho dinero y un Pegaso gris, su padre le dijo: «Panoli, te están engañando, ése es Trevijano». -¡Anda!

-Y, cuando volvió de vacaciones a Zaragoza, quiso comer conmigo con una impaciencia enorme: «Ya que sé quién eres, me ha dicho mi padre que eres quien mejor conoce la política española: ¿voy a ser rey?». «Desde luego», le respondí». ¿Y qué tendría que hacer?». «Lo primero, meterme en la cárcel, porque si no seré yo quien te meta a ti», le dije. Ésa es la realidad de España que no conoce nadie.

-¿Es un proscrito?

-Estoy en el ostracismo total.

-¿Se forró en Guinea?

-Ni una peseta, no hice un solo negocio en Guinea en mi vida.

-¿Le costó dinero?

-Me costó dinero la independencia [de Guinea] porque yo pagué facturas del grupo independiente, que no subvencionaba Carrero Blanco. Finalmente, el Gobierno impuso la Constitución para la independencia que había hecho Herrero de Miñón y rechazó la que yo asesoré.

-En su despacho de la Castellana se firmó la «Platajunta».

-Sí, y por eso fui a la cárcel cuatro meses, mientras que al granuja de Javier Solana y a Raúl Morodo los soltaron inmediatamente.

-Prometía una carrera política rutilante…

-Yo era el jefe de toda la oposición y triunfé porque logré reunir a todos los partidos, y otros habían fracasado con el pacto de Múnich.

-Se debió gastar una fortuna.

-Para llevar a Tierno Galván a Estrasburgo tuve que fletar un avión porque tenía miedo y me hizo firmar que si le quitaban el pasaporte yo le pagaría 300.000 pesetas al mes. Ése era Tierno, ésa era la oposición que pactó con el franquismo: no tenían moralidad.

http://www.lne.es/espana/2011/02/25/ayude-conde-barcelona-fiel-republica/1038407.html

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