Homenaje a un político de los de antes

28/01/2011 por

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Homenaje a un político de los de antes

Los socialistas reúnen a los presidentes autonómicos en torno a la figura del fallecido Rafael Fernández, reivindicado como «símbolo de consenso, compromiso y honorabilidad»

La viuda de Rafael Fernández, Belén Torrecillas, en primera fila en el centro de la foto, durante el homenaje.

La viuda de Rafael Fernández, Belén Torrecillas, en primera fila en el centro de la foto, durante el homenaje. miki lopez

Oviedo, Eduardo GARCÍA

Cuarenta años de socialismo se reunieron ayer en Oviedo en el homenaje que la Fundación José Barreiro tributó al ex presidente asturiano Rafael Fernández. En momentos especialmente difíciles para el PSOE regional, el acto que recordó a la figura que supo pilotar la transición asturiana con cordura, serenidad y enorme capacidad de diálogo fue toda una experiencia de autoafirmación como partido.

En el estrado, junto al presidente del Gobierno asturiano, Vicente Álvarez Areces, los ex presidentes Antonio Trevín, Juan Luis Rodríguez-Vigil y Sergio Marqués. Y con ellos, el ex consejero Manuel de la Cera, en representación de Pedro de Silva, ausente. El periodista Juan de Lillo y el presidente de la FSA, Javier Fernández, completaban el grupo. Hablaron todos. Y hablaron de Rafael Fernández desde esa unanimidad tan infrecuente en el mundo de la política. Con Rafael Fernández se puede.

La viuda del político, Belén Torrecillas, y su hijo Rafael estuvieron acompañados de consejeros, alcaldes y cargos directivos del socialismo astur. El presidente del PP en Asturias, Ovidio Sánchez, tampoco se quiso perder una convocatoria plagada de sentimiento.

Areces destacó el compromiso de Rafael Fernández «con una España plural y durante setenta años. Y el compromiso con su tierra, Asturias, desde su sentido de la realidad para construir un Estado nuevo que superase los desencuentros del pasado». «Los socialistas -añadió Areces- estamos orgullosos de trabajar con su legado, y lo queremos seguir haciendo en el futuro».

El ex presidente Sergio Marqués valoró la calidad humana de Fernández, fallecido en el mes de diciembre. «La calidad humana se nace con ella y después se perfecciona. La figura de Rafael Fernández rebasa ideologías por su grandeza de ánimo, por su generosidad y su capacidad para integrar ideas».

El patio del Palacio del Conde de Toreno, sede del RIDEA, estaba abarrotado. Entre el público, la presidenta de la Junta General, María Jesús Álvarez; los consejeros Ramón Quirós, Herminio Sastre, Ana Rosa Migoya, Jaime Rabanal, Graciano Torre y María José Ramos. También estaban la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, y la concejala socialista del Ayuntamiento de Oviedo Paloma Sainz, con el ex alcalde Antonio Masip. Presidía el acto una gran fotografía del primer presidente asturiano, con su sonrisa tímida y pipa en mano.

Antonio Trevín, delegado del Gobierno en Asturias, se quedó con la «visión abierta, magnánima, de quien nos enseñó que la reconciliación era posible, y lo hizo con mirada limpia, compromiso, tolerancia y sentido del humor, que son herramientas de la democracia».

Rodríguez-Vigil reivindicó a Rafael Fernández «en una época donde la mesura no es la tónica» y aludió a una característica del ex presidente abordada por algún otro compañero de intervención: el respeto institucional. «Su lucha contra el sectarismo definió su política. Fue exquisitamente temeroso con la utilización de los dineros públicos; fue modesto, sencillo, de honorabilidad cerrada y sin fisuras».

Manuel de la Cera leyó unas cuartillas de Pedro de Silva, que ayer estaba en Mallorca como jurado del premio «Jovellanos». «Lo que impresiona más de Rafael Fernández -reflexionaba De Silva- era su capacidad para comprender y ser comprendido, que da la medida de su talento, sensibilidad y ductilidad». Jugaba con ventaja porque «Rafael Fernández tenía una mirada con profundidad de campo muy superior a la de los políticos que estábamos en Asturias».

El periodista Juan de Lillo recordó los encuentros con el político que dieron lugar a su biografía: «Rafael Fernández, testigo de Asturias». «Fue el Tarradellas de los asturianos, supo dejar en México una posición acomodada para regresar a una España llena de incógnitas y a una Asturias nunca olvidada». Era inevitable, y de justicia, un tributo a la que fue primera esposa de Fernández, Pura Tomás.

Cerró el acto Javier Fernández, para quien «Rafael representa como nadie dos etapas del socialismo en Asturias y España, separadas por un desierto calcinador». «Nadie manejó la palabra consenso como lo hizo él, que había vivido una derrota y un exilio» y que pese a todo «nunca dejó de creer en la política como única forma de superar el conflicto».

http://www.lne.es/asturias/2011/01/28/homenaje-politico/1025939.html

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