Comandante Robert: “sigo siendo un enamorado de la República que nos robaron”

31/10/2010 por

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«Sigo enamorado de la República que nos robaron»

José Antonio Alonso, el asturiano que en 1944 liberó de los nazis la ciudad francesa de Foix, afirma que con la transición se cerró los ojos al pueblo español

El Comandante Robert, José Antonio Alonso Alcalde, ayer, antes de ser recibido por la presidenta del Parlamento asturiano. Pablo lorenzana El Comandante Robert, José Antonio Alonso Alcalde, ayer, antes de ser recibido por la presidenta del Parlamento asturiano. Pablo lorenzana

30/10/2010 00:00 /

Tuvo suerte. En 1942 logró huir cuando iba a ser enviado a Mauthausen, el campo de concentración nazi en el que perdieron la vida más de 5.000 republicanos españoles. Ese mismo año en territorio francés el asturiano José Antonio Alonso Alcalde se incorporó a los guerrilleros que combatían al invasor alemán. Dos años más tarde, y ya convertido en el Comandante Robert, jefe del Estado Mayor de la III brigada de republicanos españoles, encabezó la liberación de la localidad de Foix, ocupada por los nazis. “Los franceses nos abrazaban y besaban”. Así lo recuerda todavía ayer con lágrimas en los ojos José Antonio Alonso, durante una visita la Junta General del Principado. Tras ser recibido por su presidenta, María Jesús Álvarez, y mantener un encuentro con representantes de los grupos parlamentarios del PSOE, IU y grupo mixto, Robert firmó en el libro de honor del Parlamento asturiano.

A los pocos meses de aquel éxito militar, en octubre de 1944, Alonso participó en una operación que él mismo tacha de “fracaso”. Fue la denominada Reconquista de España , la invasión del Valle de Arán a cargo de unos 3.000 guerrilleros españoles republicanos, un hecho recogido en su última novela por Almudena Grandes. “Yo pasé con López Tovar, responsable de la operación, y me hice cargo de una brigada. Liberamos Bossost, pero aquello no se supo coordinar”, explica. Asegura que el objetivo “no era liberar España”. Se trataba, añade, de crear una cabeza de puente, llamar al Gobierno de la República en el exilio y a continuación pedir ayuda a los aliados.“No para invadir España, matiza, sino para que le dijeran a Franco: o te vas o te largamos. Esa era nuestra ilusión”.

Aquello fracasó. Y España siguió bajo una dictadura hasta que Franco “murió en su cama” en 1975. Pese al tiempo transcurrido, Alonso aseguró que contempla la España actual “con mucha decepción”. Y no ahorró críticas hacia la transición con la que, afirmó, “se cerró los ojos al pueblo español y hemos vuelto 70 y pico años atrás. Nos habíamos liberado de una monarquía y hemos heredado otra”. A su vez afirmó no entender cómo ahora se cuestiona el derecho de quienes tratan de recuperar los restos de las víctimas del franquismo “y en cambio hace 3 ó 4 años se acordaron 136.000 euros a la división azul para ir a buscar los huesos de los que murieron en Rusia. ¿De quién son esos huesos? ¿Eso es lógico y lo de las fosas españolas no? Es paradógico. No lo entiendo”. El Comandante Robert añadió que no habla de exhumar todas las fosas. “Yo apuesto por no moverlas y por que se hiciera un monumento en cada una de ellas con los nombres de todas las víctimas en vez de revolverlas”. Y fiel a sus ideales de toda la vida, confesó: “sigo siendo un enamorado de la República que nos robaron”.

http://www.lavozdeasturias.es/asturias/Sigo-enamorado-Republica-robaron_0_362963814.html

 

Nacional

«Hay una chapa de plomo sobre el pasado franquista»

El ‘comandante Robert’, veterano antifascista, afirma estar «decepcionado con el cariz que ha tomado España»

30.10.10 – 03:55

José Antonio Alonso Alcalde es el ‘comandante Robert’ (se rebautizó en homenaje a un compañero de la Resistencia francesa fallecido y nadie le llama por su nombre de pila), Jefe del Estado Mayor de la Tercera Brigada de Guerrilleros Españoles. Liberó la ciudad de Foix, en el sur de Francia, de los nazis en la II Guerra Mundial. Es un superviviente que a los 94 años recuerda como si fuera ayer sus años en el frente: «Pude tener frente a mi a la raza superior de rodillas», dice, y se emociona a pesar de que han pasado ya 66 años desde que en sólo cuatro horas logró que el ejército de Hitler dejara la ciudad francesa. Fue su aportación después de la derrota de la Guerra Civil.
El ‘comandante Robert’ estuvo ayer en Asturias, su tierra, donde nació en abril de 1919 en El Entrego. Visitó a la presidenta de la Junta General del Principado, María Jesús Álvarez, y a varios diputados de los distintos grupos parlamentarios; estuvo con sus compañeros del Partido Comunista, y con la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, y pronunció una conferencia en el Antiguo Instituto Jovellanos. Y tuvo tiempo para hablar de la actualidad.
Decepción
Aseguró que «los refugiados en Francia estamos decepcionados con el cariz que ha tomado España», y reprocho al Tribunal Internacional de La Haya que juzgue a dictadores como el chileno Augusto Pinochet y no haya hecho lo propio con Franco: «Hay una chapa de plomo sobre el pasado franquista y no se puede levantar», lamentó.
En vez de abrir fosas comunes propuso poner «un monumento con el nombre de todos, en vez de revolverlos». Según este «rojo», como él mismo se define, «hemos ido 70 años atrás porque estábamos liberados de una monarquía y ahora tenemos otra».
http://www.elcomerciodigital.com/v/20101030/nacional/chapa-plomo-sobre-pasado-20101030.html

El entreguín que venció a los nazis

El «comandante Robert» salió de España derrotado por Franco, pero lideró a 300 guerrilleros en la liberación de Francia

José Antonio Alonso, el «comandante Robert», ayer, en Oviedo. / ángela pulido

José Antonio Alonso, el «comandante Robert», ayer, en Oviedo. / ángela pulido
Raquel L. MURIAS

Fue uno de los derrotados en la Guerra Civil española, pero tuvo la oportunidad de seguir luchando en Francia contra los nazis, adonde había llegado como consecuencia del exilio. José Antonio Alonso (El Entrego, 1919), el «comandante Robert», sigue manteniendo, a sus 81 años, la elegancia y el buen discurso que no siempre fueron bazas a su favor para llegar a dirigir al XIV Cuerpo de guerrilleros en Francia.

Cuenta con gracia que tardó mucho en crecerle la barba y, a veces, parecía que no le tomaban en serio. Pero no le hizo falta afeitarse para llegar a liberar la ciudad de Foix, «para devolverla a sus ciudadanos». La II Guerra Mundial fue la oportunidad de resarcirse. «Nos permitió coger las armas de nuevo y luchar contra los mismos que nos habían echado de nuestra patria», explica. Y se emociona, porque pedirle que haga balance de aquella historia es «imposible en unos minutos». Ayer fue recibido por la presidenta de la Junta General del Principado y por la alcaldesa de Gijón, a la que agradeció la decisión adoptada esta misma semana por la Junta de Gobierno municipal de dar su nombre a un parque de Montevil. Por la tarde, también en Gijón, participó en una conferencia sobre la resistencia antifascista y republicana en Francia.

El «comandante Robert» sigue enamorado de la República y explica que hay muchas razones para echar de menos este modelo de Gobierno en España. «A nosotros nos robaron la República, que fue legalmente constituida, y con el golpe de Estado se metió a España a sangre y fuego entre hermanos. Durante la República, el pueblo español había tomado cariño a ese modelo, era un Gobierno moderado y se consiguieron muchos avances. Se hicieron muchas reformas, la enseñanza se desvinculó de la Iglesia y se crearon los jurados mixtos, que son tribunales compuestos de representantes patronales y obreros para juzgar despidos ilegales, y eso se creó con la República a partir de 1931. Ese Gobierno tenía la obsesión de la enseñanza y se crearon 9.000 escuelas y un cuerpo de milicianos de la cultura que enseñaban a leer y a escribir a la gente del frente para que pudieran dar noticias a la familia».

Sabe bien el comandante de lo que habla. De qué difícil se hacía dar noticias a la familia cuando, en tiempos en los que servía en las compañías de trabajo francesas, «sólo nos pagaban 50 céntimos al día, dos paquetes de tabaco al mes y dos sellos para escribir a la familia». Muchos de sus camaradas, cientos de compañeros que, como él, trabajaban a destajo en la construcción de trincheras, túneles y carreteras en la frontera, terminaron en el campo de concentración de Mauthausen. Murieron alrededor de siete mil. Pero Alonso, que estaba trabajando cerca de la frontera belga, tomó «carretera y manta» y volvió a iniciar su lucha, nunca apagada del todo, desde Toulouse. «Ahí empezó a organizarse una autodefensa. Por afinidades políticas se buscaban compañeros «para no sentirnos solos y abandonados».

Comenzaba la lucha clandestina, hasta que en 1942 se decidió reorganizar el XIV Cuerpo de guerrilleros, para luchar contra las fuerzas alemanas de ocupación. «Nuestra misión era pasar las líneas enemigas para hacer sabotajes en las líneas férreas, las carreteras y los puentes», asegura. Cada departamento, cada provincia francesa tenía su brigada y se consiguió contar con casi diez mil guerrilleros en el país. Así logró el «comandante Robert» pasar de siete guerrilleros a su cargo hasta más de 300 hombres. «No dependíamos de nadie», explica.

Embargado por la sensación de defender la República, convencido ahora y antes, ya fuera en Francia o en España, logró tomar Foix con sus hombres un 23 de agosto de 1944, localidad de la que ahora es ciudadano de honor. «Yo tenía 25 años, pero no había tiempo que perder. Entramos en Foix, a liberar la ciudad, porque estaba ocupada, y dejamos seis muertos. Los franceses no vinieron a ayudarnos y estoy orgulloso, porque si hubiesen venido seguro que nadie se acordaría de los españoles. Se rindieron a las nueve de la tarde y en el balcón de la Alcaldía le dije a la población: «Ciudadanos de Foix, os devolvemos la ciudad, es vuestra, sois libres»». Ser un hombre con historia marca de por vida y por eso el «comandante Robert», que sigue viviendo en Francia, clama por que se dignifique a las víctimas del franquismo. Que se identifique a los que están enterrados en las fosas comunes y, sin moverlos, «que se haga un monumento en cada una de ellas». Al «comandante Robert» no le gusta ponerse las condecoraciones que recibió, porque «hay gente de mi brigada que no las tiene; para ser buen jefe hay que tener buenos soldados». Y sobra barba.

http://www.lne.es/gijon/2010/10/30/entreguin-vencio-nazis/987477.html
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