Avelino Pérez Fernández: «Hay que rehabilitar la memoria para que la historia no se repita»

02/05/2010 por

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El debate de la Memoria Histórica Los protagonistas (3)

Avelino Pérez Fernández: «Hay que rehabilitar la memoria para que la historia no se repita»

Entrevista con el ex diputado socialista, que llegó a ser secretario regional de la UGT.

29/04/2010 JAVIER G. CASO

Avelino Pérez, en su domicilio, muestra una foto de un mitin histórico de la UGT.

Aunque nacido en el concejo de Boal hace 77 años, Avelino Pérez Fernández, está vinculado a la Cuenca del Nalón desde 1950. Durante la década de los cincuenta comenzó a militar en el PSOE e inició su actividad sindical en las filas de UGT, organización de la que llegó a ser secretario regional durante la clandestinidad. Encarcelado en 1960, en agosto de 1962 huyó a París. Permaneció exiliado en Francia hasta 1975, aunque durante ese tiempo realizó viajes a Asturias dentro de su actividad clandestina contra el franquismo. Entre 1979 y 1982 fue diputado del PSOE por Asturias.

— ¿Cómo eran las minas asturianas cuando empezó a trabajar?

–Tendría unos 16 años. Recuerdo que había muchos ex presos que redimían pena mediante el trabajo en la mina. Era gente que había sufrido mucho, pero que eran verdaderos maestros a la hora de transmitir sus ideas políticas. Aprendías de ellos e ibas inclinándote, unos por el PSOE, otros por el PCE.

— ¿Cuando inicia su militancia socialista?

–A partir de 1954. Cuatro años después inicié mi actividad sindical desde la primavera de 1958. Ese año cayó la dirección y entramos en responsabilidades orgánicas personas que no tuvimos nada que ver con la Guerra Civil.

— ¿Por qué comenzaron aquellas protestas?

–La situación en las minas era muy penosa. Había unos salarios de miseria y por ahí empezó la contestación.

— ¿Cómo fue su ingreso en la cárcel?

–En agosto de 1960 hicieron una redada y cayó toda la dirección regional. Yo iba camino de Francia y me detuvieron en Irún. Estuve un año en prisión procesado por lo militar y luego fuí juzgado por lo civil. Pasé 16 meses en la cárcel. Sin embargo mi condena fue de un año y un día. Si fuera hoy, tendrían que indemnizarme por algo así.

— ¿Qué fue lo peor?

–Los interrogatorios y las torturas. A mi mujer un comisario le dijo que yo iba a la cárcel porque quería. Que para evitarla ya sabía lo que tenía que hacer. Me propusieron ser informador de la policía. El que colaboraba no iba a la cárcel.

–En 1962 casi lo detienen otra vez.

— Había salido de la cárcel en noviembre. Vino la huelga y había que ponerse manos a la obra. Me encargaron organizar el sistema de propaganda. Ya había cinco o seis detenidos y yo era el último eslabón. Lo que me preocupaban eran los interrogatorios.

— ¿Por qué?

–Tenía miedo de arrastrar a gente a la cárcel. Logré escapar porque me tiré al río Nalón. Primero me escondí en La Huera. Hicieron gestiones para que me presentara, pero me aplicaron la ley de Fugas.

–Y decidió huir.

–Me exilié en Francia. Estuve catorce años y no pude volver hasta la muerte de Franco. Vine tres o cuatro veces de forma clandestina sin saberlo la familia. En esos años murieron un hermano y mi abuelo y no pude venir. Hoy a un asesino lo dejan ir al funeral. Nada más morir Franco, pasé la frontera con la familia sin pasaporte ni nada.

— ¿Qué opina de la Transición?

–Se hizo lo que se pudo. La Guerra Civil seguía pesando. Nadie quería volver al pasado, sino pasar página. Ahora bien, eso no impide corregir errores y salvaguardar el honor de las víctimas del franquismo. Eso es una obligación moral para liquidar el asunto.

— ¿Cómo valora la causa abierta contra el juez Garzón?

–Que sean los herederos de los verdugos los que presenten una querella, es el colmo. En Alemania los partidos nazis están prohibidos.

–En Argentina han exigido investigar el franquismo.

–Me parece muy bien. Teníamos que sentir vergüenza de que sean otros los que traten de resolver nuestros problemas. España tiene que liquidar este asunto.

— ¿Cómo valora la ley de amnistía de 1977?

–Era una de las aspiraciones del PCE para que pudieran regresar los exiliados. La amnistía es un perdón. En la Guerra Civil hubo excesos de unos y de otros, pero tras la derrota los vencidos ya no mataron a nadie. Sin embargo los franquistas mataron a más gente que durante la guerra. Y esa gente fue enterrada de forma clandestina.

— ¿Impide la ley de amnistía investigar aquellos crímenes?

–Esa ley no puede ocultar que fue un genocidio. Por encima de nuestra legislación están las leyes internacionales y eso la Constitución lo reconoce. Que un juez haya intentado ayudar a las víctimas para exhumar a los muertos entra dentro de la lógica y del derecho internacional. Y otro juez no puede oponerse.

— ¿Hay que exhumar las fosas comunes que aún quedan?

— No llevaron a José Antonio Primo de Rivera a hombros desde Alicante al Valle de los Caídos? Hay que sacar a la gente que todavía tenemos por las cunetas, tenemos que ayudar a sus familias para que puedan enterrarlos. Y la Administración tiene que colaborar en las tareas de identificación de esos restos.

— ¿Es necesaria una reparación para las víctimas del franquismo?

–Hoy no se puede juzgar a nadie, los culpables están todos muertos, La reparación moral sigue pendiente. En mi caso sólo pedí que se anulase el juicio que tuve que sufrir por ser socialista. Y no hay nada anulado. Se trataba de eso, no de dar una limosna.

— ¿Apoyar al juez Garzón es guerracivilismo?

–Este país jamás en su historia tuvo una época de tanto sosiego y tranquilidad como la de ahora. En España ya no hay involución posible. El Ejército está en la Otan y ya no puede dar un golpe de estado. España está en la Unión Europea. Todo eso ha muerto. Rehabilitar la Memoria Histórica es rehabilitar la figura de España.

–Pues algunos lo ven como un acto revanchista.

–No hay nada de eso. Yo no tengo rencor a nadie. Hay gente harta de llevar flores a sitios dónde ni siquiera saben a ciencia cierta que allí está su abuelo. Tengo un conocido que acudía al cementerio de Ceares y luego descubrió que a su familiar lo habían tirado al mar. Es una cuestión de dignidad.

–Explíquese.

–A mí no se me ocurre decirle a nadie que su padre fue un asesino. Aquí tenemos que convivir en libertad y democracia. Eso es algo pasado, pero hay que rehabilitar la memoria, conocer la historia para que no se repita.

— ¿Qué quiere decir?

–La Historia de un país se aprende en la escuela. En Francia los chavales saben lo que es la República y lo qué significó la Revolución Francesa.

— Cárcel, exilio. ¿Valió la pena?

–Daba sonrojo cuando en Francia te decían que los españoles teníamos lo que nos merecíamos al ver que Franco llevaba tanto tiempo en el poder. Creo que la Democracia la trajo el pueblo español. Suárez y el Rey canalizaron una situación que estaba en la calle

http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=552028

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