Clara Campoamor según María Teresa

26/02/2010 por

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La condesa viuda de Latores disecciona a una de las figuras más comprometidas en la lucha por los derechos de la mujer






Clara Campoamor según María Teresa

Clara Campoamor según María Teresa

CUCA ALONSO María Teresa Alvarez, condesa viuda de Latores, no hace falta que manifieste su querencia de Gijón. Aquí la tenemos, dispuesta a deleitarnos con su presencia y saberes en cuanto se la requiere. En este caso han sido los responsables de la Cátedra Jovellanos de Extensión Universitaria, quienes la invitaron a pronunciar la conferencia celebrada ayer, sobre Clara Campoamor una de las mujeres más comprometidas en la lucha por los derechos de la mujer. Hizo la presentación Beatriz Junquera, directora de dicha Cátedra. María Teresa Álvarez, natural de Candás, está licenciada en Ciencias de la Información y ha sido la primera cronista deportiva femenina de Asturias, así como la primera presentadora de la televisión asturiana. Ha trabajado en varios periódicos y emisoras, hasta que en 1987 se trasladó a Madrid para ocupar la subdirección cultural de los telediarios de Televisión Española. Tras realizar varios documentales de divulgación histórica, presentó el programa «Mujeres en la Historia», considerado trascendental. Ha impartido varios cursos y seminarios en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, siempre adscritos al tema de las mujeres. Como escritora de éxito ha publicado ocho libros.

Con su sencillez habitual, y tocada con un gorrito de colegiala, María Teresa Álvarez ocupó la tribuna. Público abundante, mayoría femenina y en primera línea de audiencia, la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, acompañada del concejal de Cultura, Justo Vilabrille. «Estoy en casa, soy del Sporting y me siento feliz porque este año no vamos a sufrir», dijo a modo de introito. Su voz y su modulación siguen siendo perfectas. Reconoció que la serie «Mujeres en la Historia» la había marcado sentimental y profesionalmente. «Supe que las mujeres existieron siempre, y en cierto momento fueron ellas las que me indicaron el camino de la literatura. Una de las más cercanas a nosotros ha sido Clara Campoamor», dijo.

Clara Campoamor había nacido en Madrid (1888), en una familia humilde. Pronto quedó huérfana de padre y se vio obligada a trabajar como modista al lado de su madre. Tras un período como dependienta, hizo oposiciones para ingresar en el cuerpo auxiliar de Telégrafos; la destinaron a San Sebastián. Pero su ferviente deseo era hacerse abogada. Tras nuevas oposiciones y con un sueldo de 1.500 pesetas, en 1922 logró terminar el Bachillerato. Ese mismo año se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo y, en 1924, obtuvo la licenciatura en Madrid. Tenía 36 años. Su despacho, una vez colegiada, se inclina por la defensa de las mujeres: prueba de ello es que llevó las causas de divorcio de Concha Espina y de Josefina Blanco, casadas con Ramón de la Serna y Ramón del Valle-Inclán, respectivamente.

Intelectual, feminista, liberal, republicana… Sucesivamente aplaudió las caídas de Primo de Rivera y de Alfonso XIII, y en 1931, con el advenimiento de la II República, obtuvo acta de diputado. Y fue aquí, desde la tribuna de las Cortes, donde defendió el derecho de la mujer a votar, con la oposición de la socialista Victoria Kent. Sus alegatos a favor del sufragio femenino fueron tan brillantes que en votación parlamentaria, con cuarenta votos de diferencia, consiguió que las mujeres, por primera vez en la historia de España, concurrieran a las urnas. Era octubre de 1931. En 1936 se exilió en Suiza y posteriormente en la Argentina. De vuelta a Europa, murió en Lausana en 1972 sin ver cumplido su deseo de regresar a España. Sus cenizas reposan en San Sebastián.

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