La ley de la Memoria Histórica no ha resuelto el asunto del acceso a la información

26/05/2009 por

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«Sigue habiendo relatos de la Guerra Civil absolutamente caprichosos»

«La ley de la Memoria Histórica no ha resuelto el asunto del acceso a la información; han pasado 60 años y deberían abrirse los archivos»

 

Nicolás Sánchez-Albornoz, en el hotel Palacio de Prelo. tania cascudo

NICOLÁS SÁNCHEZ-ALBORNOZ Historiador y profesor universitario

Prelo (Boal),

T. CASCUDO

Historiador y profesor universitario, Nicolás Sánchez-Albornoz será recordado en la Historia por su fuga del Valle de los Caídos -al que él se refiere como Cuelgamuros-, donde cumplía condena a trabajos forzados, en 1948. Sánchez-Albornoz, quien vivió durante años en el exilio argentino, desgrana con paciencia aquel capítulo de la represión franquista que marcó su vida. Sostiene que, aunque le aburre un poco repetir lo mismo una y otra vez, «hablar mal de Franco no me molesta». En Boal, donde pasó unos días para asistir a la presentación del libro «Antología Periodística de Celestino Álvarez en el Progreso de Asturias de La Habana», vuelve a recordar esta aventura 61 años después. Anuncia, además, que pronto saldrá a la luz un libro con sus memorias y los recuerdos de aquel período.

-Las generaciones más jóvenes recordarán su historia gracias a la película «Los años bárbaros», de Fernando Colomo. ¿Le gusta que así sea?

-Estoy muy ufano de lo que hice y me agrada que la gente recuerde ese episodio de la resistencia contra el franquismo. Aunque también hay que decir que no es la única fuga que se produjo. Precisamente, acaba de publicarse un libro del periodista Fernando Olmeda que explica que antes y después de la mía hubo bastantes fugas. La diferencia es que todos los demás cayeron porque España entonces era una cárcel, aunque más amplia que las de hoy.

-¿Le ha gustado el libro de Olmeda?

-Aún faltan cosas por contar. De la historia de Cuelgamuros había un libro del año 1978, pero desde entonces hasta ahora no ha habido ni un solo libro. Fernando Olmeda ha trabajado mucho y ha encontrado muchas cosas. Lo extraño es que hayan tenido que pasar tantos años.

-¿Cree que sigue sin existir un libro completo que se refiera a todo lo acontecido en los años de la Guerra Civil y los inmediatamente posteriores?

-Sigue sin estar toda la documentación a disposición de los investigadores. Han pasado 60 años y aún no se facilita la documentación, por eso deben abrirse los archivos para que se puedan estudiar todos los aspectos de lo ocurrido.

-Se corre también el riesgo de que desaparezca por completo la última generación que vivió aquellos hechos sin que se esclarezca lo ocurrido…

-Pues de los que pasamos por Cuelgamuros, que es una experiencia singular, quedamos sólo tres personas y han pasado miles. Los testimonios están desapareciendo y, por eso, insisto en la importancia de la documentación. Es que, además, no se está aplicando una ley internacional que dice que, al cabo de 30 años, los documentos oficiales tienen que abrirse a consulta pública. Es algo que, por ejemplo, en Estados Unidos se lleva de una manera muy estricta.

-Esto trae a colación la ley de la Memoria Histórica ¿Qué le parece?

-Insuficiente. Para empezar no se ha resuelto el tema del acceso a la información y tampoco hay una instrucción clara ni un esfuerzo por parte de la legislación para dar satisfacción a las reclamaciones de muchas familias para disponer de los cuerpos de los asesinados. Eso no está resuelto y es algo fundamental. Todo el mundo debe poder saber lo que quiere saber.

-Volviendo a Cuelgamuros, usted ha manifestado en numerosas ocasiones que no regresará hasta que no trasladen los restos del dictador.

-Es una cosa elemental. Vamos a situarnos en la perspectiva de Europa, a la que presumimos de pertenecer. En ninguna parte vas a encontrar un monumento a un dictador. Forman parte de la historia, pero no hay un homenaje público y por eso no veo razón para que España sea una excepción. Hay que evitar el símbolo que representa Cuelgamuros y que a Franco le entierren con su familia. Vaciado el monumento de su valor simbólico, se verá lo que se hace.

-¿Volverá entonces?

-¿Por qué tengo que volver si salí corriendo hace mucho tiempo?

-Aquella huída, independientemente del contexto terrible que la rodea, ¿fue la gran aventura de su vida?

-Hay que partir de una cosa y es que la fuga salió bien, entonces no tengo malos recuerdos. El momento duro y de incertidumbre lo borra el éxito.

-¿Ha repetido la ruta de huída?

-La hago un año sí y otro no. La última fue en agosto del año pasado. Se tarda unas cuatro horas, aunque nosotros, en el 48, nos perdimos y tardamos tres días. Pero cuando empecé a hacerla, España ya había entrado en la Unión Europea y habían desaparecido la Guardia Civil y los gendarmes de las fronteras.

-¿Cree que el sistema educativo recoge y expone acertadamente el capítulo histórico de la Guerra Civil y la dictadura?

-Esa etapa falta y, además, falta voluntad de enseñanza y preparación para enseñarla de manera adecuada. Por otro lado, falta la información para que se ponga en claro lo que ocurrió. Mientras no se tenga esa información, todo lo que se enseña viene cargado de interpretaciones subjetivas. Espero que llegue un momento en el que las verdades sean incontrovertibles porque hoy aún sigue habiendo personas que hacen relatos de la Guerra Civil absolutamente caprichosos.

-Molestará especialmente a quien ha vivido en primera persona los hechos?

-Claro que molesta, pero es inevitable. Son libros que tienen su público y forman parte de un aparato de propaganda que tiene una vida muy frágil.

-De vuelta a la España actual, ¿cómo ve la situación política?

-La veo mejor porque tengo la memoria de una España infernal. Desde cualquier punto de vista es mejor, pero no doy una bendición universal a lo que está pasando.

-¿A qué se dedica ahora?

-Me toca descansar, aunque no lo haga. Tengo comprometidos cuatro libros que aún no estoy escribiendo y estoy trabajando en otros dos. Tengo cuerda para rato.

Hijo del también historiador Claudio Sánchez Albornoz, nació en Madrid en el año 1926. Catedrático de Historia desde 1972 y profesor emérito de la Universidad de Nueva York, desarrolló la mayor parte de su carrera en Nueva York y en Argentina. Es doctor honoris causa por las universidades de Oviedo y Jaume I de Castellón.

Nicolás Sánchez-Albornoz fue detenido en 1947 por el régimen de Franco, que le condenó a trabajos forzados en el Valle de Los Caídos. En el año 1948 se escapó y protagonizó, junto a Manuel Lamana, una de las fugas más conocidas de la represión franquista. Tras la huída, tuvo que exiliarse en Argentina.

A sus 83 años, ya jubilado, sigue manteniendo una notable actividad editorial.

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009052600_41_760409__Occidente-Sigue-habiendo-relatos-Guerra-Civil-absolutamente-caprichosos

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