Jesús Iglesias: el «Torcuato» republicano

29/04/2009 por

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Abril convierte en republicanos hasta la médula a los que participan del servilismo cortesano

MIGUEL BERNARDO LÍDER DE IZQUIERDA REPUBLICANA Vivimos en una democracia perfectible producto de una transición no tan ejemplar como nos dijeron. En España ni hay un verdadero sistema representativo de los ciudadanos, ya que los representantes lo son de sus partidos, ni hay una separación real de los poderes, lo que hace que esta Monarquía ni sea verdaderamente liberal ni verdaderamente democrática como nos quieren hacer creer

La sociedad tiene derecho a que se le diga alto y claro que la actual Constitución no fue elaborada por mandato constituyente y que los españoles en las elecciones de junio del 77, en las que por cierto no dejaron participar a los partidos republicanos, no eligieron a unos diputados constituyentes, sino dos cámaras, Congreso y Senado, que ejercían ambas el poder legislativo por mandato de la llamada ley de Reforma Política aprobada por unas Cortes franquistas. En su contenido normativo no se incluía la elaboración de una Constitución ni siquiera hacía residir la soberanía en el pueblo. Los que lo vivieron y los que éramos aún infantes para darnos cuenta, pero lo hemos estudiado, recordamos aquella frase de «a la ley por la ley» dicha por don Torcuato Fernández-Miranda, arquitecto de todo este entramado, para resumir con buenas palabras lo que a grosso modo sería, que había que transitar hacia esta nuestra democracia, pero teniendo como punto de partida la legalidad de la dictadura. Nadie, en un análisis serio, puede negar que la Monarquía parlamentaria que tenemos en la actualidad, con sus virtudes y sus defectos, es heredera del régimen franquista y que en ese camino limitada participación tuvo la sociedad civil.

La lectura sobre un acto republicano, de los habituales de este mes de abril, hizo que me acordara de todo lo anterior. Abril convierte en republicanos hasta la médula a aquellos que participan del servilismo cortesano. Los unos se reúnen a cenar y a gritar entre viandas, pero bajito, ¡Viva la República! Y los otros salen a la calle, sin el pudor que ya perdieron, a decir que son republicanos por un día y a pasear su bandera. El acto al que me refiero tuvo lugar en Lena y como protagonista a Jesús Iglesias, coordinador de IU en Asturias, que supongo que con el «subidón» de izar la bandera en el balcón del Ayuntamiento durante el tiempo que duró el evento dijo que «su coalición aspira a que haya una III República, basándose en la Constitución española, cuyos mecanismos de reforma no son ningún obstáculo para que la Monarquía sea sustituida por un régimen republicano». O sea, para que nos entendamos: sólo basta reformar la actual Constitución para traer la República y así, como con el juego de la oca, otra vez «de la ley a la ley» y tiro porque me toca. No sé si el señor Iglesias conoce aquello que estudiábamos de la propiedad transitiva, espero que el día que lo explicaron acudiese a clase, pero, por si acaso no lo recuerda, le diré que decía aquello de que siempre que un elemento se relaciona con otro y este último con un tercero, entonces, el primero se relaciona con el tercero. Su idea no tiene desperdicio con la aplicación de la lógica transitiva: si la Constitución actual es producto a través de la ley de Reforma Política de las Cortes franquistas y el advenimiento de la República planteado por el señor Iglesias será producto de la actual Constitución en aplicación de sus propios mecanismos de reforma, entonces, podremos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que esta idea de la III República española anunciada por el dirigente de IU será producto de las Cortes franquistas. Patético, a mi juicio, pero nada sorprendente a estas alturas viniendo de donde viene. ¿Acaso el señor Iglesias con este planteamiento nos está queriendo decir que la ciudadanía española no está, después de 30 años de transición, preparada para tomar el rumbo de su propio destino? Porque yo, en ese caso, me preguntaría: «¿Qué ciudadanía han formado los políticos que como él llevan dos décadas o más en las instituciones? ¿De nuevo quieren quitarle a la sociedad civil el papel protagonista de un verdadero cambio constituyente? ¿De nuevo los mismos que dieron el visto bueno a los atajos quieren seguir practicándolos?».

Recientemente, el presidente del Ateneo Republicano, el señor Prendes Quirós, en un acto público en el que participó dijo que «estamos en una democracia consolidada, pero de poco fuste». La historia está ahí y no seré yo quien cuestione si en los años setenta la salida que se tomó fue la única posible o podría haber fructificado otra, lo que sí creo es que iniciativas como las que propone el señor Iglesias son más de lo mismo y por los mismos, y consolida la limitada sustancia democrática a la que se refería el señor Prendes. El proceso político que fragüe una República tendrá que venir de una convocatoria de elecciones con carácter de constituyentes y, entonces, así la República vendrá del verdadero ejercicio de la soberanía popular.

Quiero creer en lo disparatado de la conclusión del coordinador asturiano de IU, porque, si no, en aplicación del método tan usado de Aristóteles de «reducción al absurdo», tendríamos que dar por buenas las hipótesis de que o bien don Torcuato Fernández-Miranda Hevia tenía principios republicanos o que don Jesús Iglesias los tiene del franquismo. Y eso, créanme, que ya me supera.

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