La Justicia: el último «bunker» del franquismo
España lleva 30 años mirándose al ombligo y felicitándose por haber logrado realizar de forma pacífica la transición política. Tan encantados estábamos de habernos conocido que olvidamos que la transición y la Constitución no eran sino el inicio del camino hacia la democracia y no su techo…
La Transición dejó, por necesidad, temas sin resolver, algunos de gran calado. Aquí olvidamos con demasiada facilidad que el País Vasco votó NO a la Constitución, porque no se logró el necesario consenso, en su momento, con el PNV. Ahì tenemos el problema vasco, enquistado, como uno de los grandes problemas de la democracia. Y todo hace indicar que lo va a seguir siendo durante mucho tiempo aún…
En la Transición se dibujó, pero tan sólo con trazos débiles, casi balbuceantes, el Estado de las Autonomías. También se hizo lo propio con el tema de la autonomía municipal. Después de 30 años, el dibujo autonómico sigue sin cerrarse y la autonomía municipal tan sólo es un sueño de los Ayuntamientos.